Javier
Ferrer es el nuevo delegado en la ciudad de Jaca de la Real Academia de Nobles
y Bellas Artes de San Luis
“Vengo a trabajar con lealtad y
entrega por Jaca y todo este Pirineo”
EL PIRINEO ARAGONÉS. Javier
Ferrer Bailo se convirtió el martes en el nuevo delegado en la ciudad de Jaca
de la Real Academia de Nobles y Bellas
Artes de San Luis. La institución que preside Domingo J. Buesa se trasladó a la capital jacetana para celebrar la
sesión de recepción del nuevo académico, al que le fue impuesta la medalla
número 41 que , hasta su muerte, correspondió a Juan Alfaro. El acto solemne,
en el que participaron las principales autoridades locales y de la Real
Academia, tuvo lugar en el Salón de Ciento y fue un reconocimiento a la labor realizada
por el Grupo Folclórico «Alto Aragón»
en la recuperación del patrimonio musical y folclórico del Pirineo, actividad a
la que Javier Ferrer ha contribuido a través de su voz y trabajo.
“Vengo a ocupar
el sillón de la primera capital aragonesa y con el honor de suceder al
recordado Juan Alfaro, iniciador de esta nueva serie de académicos que se
sucederán en el sillón de Jaca”, señaló Javier Ferrer, tras recordar sus años
de infancia y juventud y sus inicios profesionales en Radio Jaca en el año
1982, “para ser la voz de la radio en lo más alto”.
“Sin la pretensión de aportar más prestigio,
cosa que es imposible, pero siguiendo su ejemplo [el de Juan Alfaro], vengo a
trabajar con lealtad y entrega por Jaca y todo este Pirineo, y por la grandeza
de Aragón”, dijo.
La intervención del nuevo académico fue un homenaje al Grupo Folclórico «Alto Aragón» y al folclore
que ha sabido mantenerse fiel a la esencia de sus raíces. Destacó el trabajo de
investigación y de campo realizado a mediados de los años 70, para recuperar
los cantos y bailes de los valles pirenaicos. ‘Desde los comienzos de su
andadura -recordó Ferrer-. el Grupo Alto
Aragón huyó del trato que se le venía dando al folclore popular, impregnado
de amaneramientos y alejado de su verdadera raíz, deformado por el paso de los
tiempos y comercializado por avispados sujetos que vieron un negocio en el
contexto de la música popular. Siempre ‘llevó a gala’ alejarse de la fantasía y
buscó hasta donde pudo la pureza que anhelaba (...) El Grupo Alto Aragón pretendía ir más allá de la defensa de lo
autóctono, salvaguardarlo, tal y como había nacido de los acordes y bailes, muy
especialmente en los finales del siglo XIX y primeras décadas del XX”.
Javier Ferrer,
que formó parte de aquel proyecto de recuperación, hizo un relato detallado del
mismo y aseguró sentir un “especial orgullo por la labor realizada en pro del
rescate del folclore autóctono de los valles pirenaicos, que hoy ha quedado reflejado
no solo en los escenarios donde se interpretan esas expresiones sino también en
las grabaciones que el propio Grupo Alto
Aragón tiene editadas”. Y dentro de esta labor, destacó el apoyo de los
Padres Escolapios, sin los cuales “no hubiese sido posible desarrollar ese
trabajo, o al menos hubiera sido más ingrato. De hecho, el embrión de la
rondalla [del Alto Aragón] se había surtido de la Rondalla Calasancia, como el
grupo de baile salió del seno de la Sección Femenina”. Surgió, entonces, “un
auténtico movimiento que nos embriagó a todos, se formó un grupo que actuaba en
auténtica democracia, consensuaba los pasos a seguir, se tenían en cuenta las
opiniones de todos sus miembros y se aceptaban los acuerdos sin resquemores ni
dudas”, comentó.
“La labor fue
magnífica —continuó diciendo—, y al tiempo que se crecía en la elaboración de
los espectáculos, recorrimos los pueblos de la Jacetania, para inmediatamente
salir por todo el territorio nacional, donde el público mostraba su grado de
aceptación ante muestras poco habituales en esos tiempos. Incluimos en nuestros
pasos por los escenarios paloteaos, albadas, cantos, mazurcas. . ., y eso nos
llevó a trabajar con renovado tesón en busca de todo aquello que podríamos
decir se hallaba atesorado en los arcones y en los recuerdos de los mayores”.
Javier Ferrer
reconoció que los esfuerzos de aquel grupo de jóvenes ha sido fundamental para
que aquellos trabajos de recuperación hayan llegado hasta nuestros tiempos
“limpios de excentricidades”. Tras recodar las características de los bailes y
danzas de los valses pirenaicos, entre los que citó expresamente los de Ansó y
Echo, habló de la festividad de Santa Orosia como otra de las grandes muestras
del folclore y tradición alto aragonesa. ‘La flauta y el salterio que acompañan
al son de las danzas, por sí solos ya merecen formar parte de las imágenes que
del folclore de esta tierra guardamos”, señaló.
En la parte final
de su discurso, Ferrer detalló los trabajos discográficos realizados por el Grupo Alto Aragón, desde el primer
disco «En recuerdo de unos vaIles»,
grabado en vinilo, hasta el más reciente, «Nueces
y turrones, manzanas y peras», en el que se incluyen canciones navideñas.
“Mi agradeciiento y
aplauso al Giupo Folclórico Alto Aragón, al que pido que acepte este trabajo
como suyo”, señaló el académico.
EL VALOR DE LA
PALABRA
El académico
numerario, delegado en la ciudad de Huesca, Antonio Angulo Araguás, al que le correspondió pronunciar el
discurso de contestación, presentó a Javier Ferrer como una persona inquieta y
comprometida con la ciudad de Jaca desde su niñez y juventud. “Al margen de su
generosidad y afecto que tengo en alta estima, yo creo que la aportación del
nuevo académico en este discurso sirve para que los aragoneses nos conozcamos
mejor, bebamos de nuestras raíces más profundas, que por serlo están en lo más alto,
en las montañas de nuestro Pirineo, y reforcemos nuestra identidad con unos
valores y contenidos que el paso del tiempo ha ido cincelando y enriqueciendo
formando un rico patrimonio”.
Tras agradecer a
la Academia su interés por las manifestaciones folclóricas y etnológicas,
ensalzó la labor de Javier Ferrer
como “jotero y cantante’. “Sin la aportación humana y profesional de Javier
Ferrer, no sonaría igual la música y las jotas de Jaca y los valles pirenaicos.
Sin esa voz y ese sentimiento y pasión por lo jaqués y jacetano, quizá nadie
habría cantado a Candanchú, ni despedido con tanto intimismo a Canfranc, ni vibraría
con tanta fuerza ese ‘Jaca libre sabe vivir’; obras en las que su autor, el
músico y compositor Ortega Monasterio, tuvo como musa y referente una persona y
una voz, con el sentimiento y la bravura de Javier”, subayó.
Antonio Angulo destacó la doble
vertiente, inseparable, de Ferrer como persona vinculada al folclore y a la
labor periodística. “No hubiéramos tenido una voz y una palabra que nos cantara
y contara tantas cosas de nuestra tierra, porque Javier ha sabido vivir con esa
dualidad de cantador y contador de la actualidad”, señaló, para añadir a
continuación que la de Javier es una larga y brillante trayectoria periodística
que ha llegado al público preferentemente desde la radio en la que ha calado no
solo su voz sino la palabra, ese elemento sustantivo y esencial que diferencia
y hace grandes a las personas que la tienen: la suya ha sido siempre creíble y
fiable ‘ ese es el gran valor en la vida profesional y humana de Javier: el
valor de la palabra”.
LEALTAD A JACA
La intervención
de Antonio Angulo dio paso al acto de entrega de la medalla al nuevo académico
numerario por parte del presidente de la Real
Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, Domingo J. Buesa. A continuación
intervino el alcalde de Jaca, Víctor
Barrio, quien agradeció a la Academia la organización de este acto en el
Salón de Ciento de la casa consistorial, y cerró la ceremonia el propio Buesa
El presidente d que la Academia “ha tenido claro desde hace siglos su deber de
reconocimiento y de lealtad con esta ciudad”, y “esa es la razón por la que se
creó en su seno un sillón para un académico numerario que ejerciera como
Delegado en Jaca, depositando en su persona el interés de nuestra Real
Corporación por cuidar y salvaguardar todos los valores que encierra ese
topónimo —Jaca— que suena a héroes, reyes y obispos, sanos y comerciantes,
agricultores y tejedores”.
Tras recordar la
figura del fallecido Juan Alfaro, que hace trece años, accedió al sillón de
académico delegado en Jaca, en un acto similar al de este martes en el Salón de
Ciento, dio la bienvenida a Javier Ferrer, “a un gran cantante, a un tenor
reconvertido por pasión en jotero, que ha aportado su clara y potente voz al Orfeón Jacetano, que ha puesto su eco
en muchas grabaciones desde la de aquel single
que pregonaba, con aires de habanera, «¡Qué
bonito es Candanchú con nieve!», y que ha salvado muchos escenarios desde
aquel verano de 1976 cuando se incorpora al Grupo Folclórico Alto Aragón de Jaca (. . .)”
Valorados los méritos
de Ferrer, Domingo J. Buesa aseguró que la experiencia profesional erudición y
criterio del nuevo académico “se orientarán al servicio” de la ciudad de Jaca.
El presidente de
la Academia hizo también una defensa de las ciudades históricas, y de la
necesidad de trasmitir ese legado a las nuevas generaciones. “La ciudad de los
sentimientos, de las experiencias aflora de esta manera para dejar claro que es
el mejor tesoro que podemos tener. Por eso, la Academia quiere seguir teniendo
a los representantes de las ciudades en sus sillones, quiere seguir apostando
por la ciudad como el arca donde se guarda el tesoro de la identidad de todos
nosotros”, afirmó.
Domingo J. Buesa continuó ensalzando la
historia y los valores humanos y patrimoniales de la ciudad de Jaca, “un tesoro
que esta Real Academia ha venido a reverenciar, con emoción y con vocación de
futuro”, y finalizó su intervención dando la bienvenida a Javier Ferrer como nuevo académico delegado en la capital jacetana.
“Como decían las viejas crónicas: larga vida a la ciudad de Jaca, criterio de
nuestro futuro y cuna de nuestras libertades’.
“El sillón de Jaca se queda en muy
buenas manos”
EPA.- El alcalde de Jaca, Víctor Barrio, aseguró en el acto de recepción de Javier Ferrer como académico delegado
de la ciudad, que “Jaca se siente muy agradecida de que la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis mantenga entre
sus sillones el destinado a ser ocupado por un académico que represente a esta
milenaria dudad”. Recordó que en los tres siglos de vida de esta institución
creada por el rey Carlos IV, “la ciudad ha recibido con honores a las pocas
personas que la han representado como Dámaso Sangorrín o Juan Alfaro”, y destacó
el compromiso del actual presidente, Domingo J. Buesa, ya que desde su llegada
al gobierno de la Academia, la medalla de Jaca no ha estado vacante nunca, algo
que nos orgullece y que le quiero agradecer”.
Barrió felicitó a
la Real Academia la designación de Javier Ferrer con nuevo académico delegado
de Jaca, porque con su nombramiento se ha logrado que todos Jos jacetanos se
incorporen a la Academia y se sientan vinculados a ella.
“Te doy mi más
sincera enhorabuena por haber logrado este reconocimiento que sin duda te
mereces y que estoy convencido de que lo recibes con un inmenso orgullo”, dijo
dirigiéndose al académico. “Tu pasión por esta ciudad sigue intacta y muy viva
y de alguna manera esta medalla que acabas de recibir deja palpable esta
estrecha vinculación que existe entre ambos”, añadió Barrio, quien no dudó en
afirmar que “el sillón de Jaca de esta institución se queda en muy buenas manos”.
Tras recordar el
compromiso de Jaca con sus historia, el patrimonio y sus tradiciones, finalizó
la intervención diciendo que la Real
Academia de Nobles y bellas Artes de San Luis “ya forma parte de la
historia de Jaca”, un hecho que “nos llena de gozo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario