22 enero, 2015

Nuevo Académico de la R.A. de San Luis (2) - 2014

Semanario "El Pirineo Aragonés"  Núm 6.733 del 2 de Enero de 2015 Pág. 3

Javier Ferrer es el nuevo delegado en la ciudad de Jaca de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis
“Vengo a trabajar con lealtad y entrega por Jaca y todo este Pirineo”
EL PIRINEO ARAGONÉS. Javier Ferrer Bailo se convirtió el martes en el nuevo delegado en la ciudad de Jaca de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. La institución que preside Domingo J. Buesa se trasladó a la capital jacetana para celebrar la sesión de recepción del nuevo académico, al que le fue impuesta la medalla número 41 que , hasta su muerte, correspondió a Juan Alfaro. El acto solemne, en el que participaron las principales autoridades locales y de la Real Academia, tuvo lugar en el Salón de Ciento y fue un reconocimiento a la labor realizada por el Grupo Folclórico «Alto Aragón» en la recuperación del patrimonio musical y folclórico del Pirineo, actividad a la que Javier Ferrer ha contribuido a través de su voz y trabajo.
     “Vengo a ocupar el sillón de la primera capital aragonesa y con el honor de suceder al recordado Juan Alfaro, iniciador de esta nueva serie de académicos que se sucederán en el sillón de Jaca”, señaló Javier Ferrer, tras recordar sus años de infancia y juventud y sus inicios profesionales en Radio Jaca en el año 1982, “para ser la voz de la radio en lo más alto”.
     “Sin la pretensión de aportar más prestigio, cosa que es imposible, pero siguiendo su ejemplo [el de Juan Alfaro], vengo a trabajar con lealtad y entrega por Jaca y todo este Pirineo, y por la grandeza de Aragón”, dijo.
La intervención del nuevo académico fue un homenaje al Grupo Folclórico «Alto Aragón» y al folclore que ha sabido mantenerse fiel a la esencia de sus raíces. Destacó el trabajo de investigación y de campo realizado a mediados de los años 70, para recuperar los cantos y bailes de los valles pirenaicos. ‘Desde los comienzos de su andadura -recordó Ferrer-. el Grupo Alto Aragón huyó del trato que se le venía dando al folclore popular, impregnado de amaneramientos y alejado de su verdadera raíz, deformado por el paso de los tiempos y comercializado por avispados sujetos que vieron un negocio en el contexto de la música popular. Siempre ‘llevó a gala’ alejarse de la fantasía y buscó hasta donde pudo la pureza que anhelaba (...) El Grupo Alto Aragón pretendía ir más allá de la defensa de lo autóctono, salvaguardarlo, tal y como había nacido de los acordes y bailes, muy especialmente en los finales del siglo XIX y primeras décadas del XX”.
     Javier Ferrer, que formó parte de aquel proyecto de recuperación, hizo un relato detallado del mismo y aseguró sentir un “especial orgullo por la labor realizada en pro del rescate del folclore autóctono de los valles pirenaicos, que hoy ha quedado reflejado no solo en los escenarios donde se interpretan esas expresiones sino también en las grabaciones que el propio Grupo Alto Aragón tiene editadas”. Y dentro de esta labor, destacó el apoyo de los Padres Escolapios, sin los cuales “no hubiese sido posible desarrollar ese trabajo, o al menos hubiera sido más ingrato. De hecho, el embrión de la rondalla [del Alto Aragón] se había surtido de la Rondalla Calasancia, como el grupo de baile salió del seno de la Sección Femenina”. Surgió, entonces, “un auténtico movimiento que nos embriagó a todos, se formó un grupo que actuaba en auténtica democracia, consensuaba los pasos a seguir, se tenían en cuenta las opiniones de todos sus miembros y se aceptaban los acuerdos sin resquemores ni dudas”, comentó.
     “La labor fue magnífica —continuó diciendo—, y al tiempo que se crecía en la elaboración de los espectáculos, recorrimos los pueblos de la Jacetania, para inmediatamente salir por todo el territorio nacional, donde el público mostraba su grado de aceptación ante muestras poco habituales en esos tiempos. Incluimos en nuestros pasos por los escenarios paloteaos, albadas, cantos, mazurcas. . ., y eso nos llevó a trabajar con renovado tesón en busca de todo aquello que podríamos decir se hallaba atesorado en los arcones y en los recuerdos de los mayores”.
     Javier Ferrer reconoció que los esfuerzos de aquel grupo de jóvenes ha sido fundamental para que aquellos trabajos de recuperación hayan llegado hasta nuestros tiempos “limpios de excentricidades”. Tras recodar las características de los bailes y danzas de los valses pirenaicos, entre los que citó expresamente los de Ansó y Echo, habló de la festividad de Santa Orosia como otra de las grandes muestras del folclore y tradición alto aragonesa. ‘La flauta y el salterio que acompañan al son de las danzas, por sí solos ya merecen formar parte de las imágenes que del folclore de esta tierra guardamos”, señaló.
     En la parte final de su discurso, Ferrer detalló los trabajos discográficos realizados por el Grupo Alto Aragón, desde el primer disco «En recuerdo de unos vaIles», grabado en vinilo, hasta el más reciente, «Nueces y turrones, manzanas y peras», en el que se incluyen canciones navideñas.
“Mi agradeciiento y aplauso al Giupo Folclórico Alto Aragón, al que pido que acepte este trabajo como suyo”, señaló el académico.
EL VALOR DE LA PALABRA
     El académico numerario, delegado en la ciudad de Huesca, Antonio Angulo Araguás, al que le correspondió pronunciar el discurso de contestación, presentó a Javier Ferrer como una persona inquieta y comprometida con la ciudad de Jaca desde su niñez y juventud. “Al margen de su generosidad y afecto que tengo en alta estima, yo creo que la aportación del nuevo académico en este discurso sirve para que los aragoneses nos conozcamos mejor, bebamos de nuestras raíces más profundas, que por serlo están en lo más alto, en las montañas de nuestro Pirineo, y reforcemos nuestra identidad con unos valores y contenidos que el paso del tiempo ha ido cincelando y enriqueciendo formando un rico patrimonio”.
     Tras agradecer a la Academia su interés por las manifestaciones folclóricas y etnológicas, ensalzó la labor de Javier Ferrer como “jotero y cantante’. “Sin la aportación humana y profesional de Javier Ferrer, no sonaría igual la música y las jotas de Jaca y los valles pirenaicos. Sin esa voz y ese sentimiento y pasión por lo jaqués y jacetano, quizá nadie habría cantado a Candanchú, ni despedido con tanto intimismo a Canfranc, ni vibraría con tanta fuerza ese ‘Jaca libre sabe vivir’; obras en las que su autor, el músico y compositor Ortega Monasterio, tuvo como musa y referente una persona y una voz, con el sentimiento y la bravura de Javier”, subayó.
     Antonio Angulo destacó la doble vertiente, inseparable, de Ferrer como persona vinculada al folclore y a la labor periodística. “No hubiéramos tenido una voz y una palabra que nos cantara y contara tantas cosas de nuestra tierra, porque Javier ha sabido vivir con esa dualidad de cantador y contador de la actualidad”, señaló, para añadir a continuación que la de Javier es una larga y brillante trayectoria periodística que ha llegado al público preferentemente desde la radio en la que ha calado no solo su voz sino la palabra, ese elemento sustantivo y esencial que diferencia y hace grandes a las personas que la tienen: la suya ha sido siempre creíble y fiable ‘ ese es el gran valor en la vida profesional y humana de Javier: el valor de la palabra”.
LEALTAD A JACA
     La intervención de Antonio Angulo dio paso al acto de entrega de la medalla al nuevo académico numerario por parte del presidente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, Domingo J. Buesa. A continuación intervino el alcalde de Jaca, Víctor Barrio, quien agradeció a la Academia la organización de este acto en el Salón de Ciento de la casa consistorial, y cerró la ceremonia el propio Buesa El presidente d que la Academia “ha tenido claro desde hace siglos su deber de reconocimiento y de lealtad con esta ciudad”, y “esa es la razón por la que se creó en su seno un sillón para un académico numerario que ejerciera como Delegado en Jaca, depositando en su persona el interés de nuestra Real Corporación por cuidar y salvaguardar todos los valores que encierra ese topónimo —Jaca— que suena a héroes, reyes y obispos, sanos y comerciantes, agricultores y tejedores”.
     Tras recordar la figura del fallecido Juan Alfaro, que hace trece años, accedió al sillón de académico delegado en Jaca, en un acto similar al de este martes en el Salón de Ciento, dio la bienvenida a Javier Ferrer, “a un gran cantante, a un tenor reconvertido por pasión en jotero, que ha aportado su clara y potente voz al Orfeón Jacetano, que ha puesto su eco en muchas grabaciones desde la de aquel single que pregonaba, con aires de habanera, «¡Qué bonito es Candanchú con nieve!», y que ha salvado muchos escenarios desde aquel verano de 1976 cuando se incorpora al Grupo Folclórico Alto Aragón de Jaca (. . .)”
     Valorados los méritos de Ferrer, Domingo J. Buesa aseguró que la experiencia profesional erudición y criterio del nuevo académico “se orientarán al servicio” de la ciudad de Jaca.
     El presidente de la Academia hizo también una defensa de las ciudades históricas, y de la necesidad de trasmitir ese legado a las nuevas generaciones. “La ciudad de los sentimientos, de las experiencias aflora de esta manera para dejar claro que es el mejor tesoro que podemos tener. Por eso, la Academia quiere seguir teniendo a los representantes de las ciudades en sus sillones, quiere seguir apostando por la ciudad como el arca donde se guarda el tesoro de la identidad de todos nosotros”, afirmó.
     Domingo J. Buesa continuó ensalzando la historia y los valores humanos y patrimoniales de la ciudad de Jaca, “un tesoro que esta Real Academia ha venido a reverenciar, con emoción y con vocación de futuro”, y finalizó su intervención dando la bienvenida a Javier Ferrer como nuevo académico delegado en la capital jacetana. “Como decían las viejas crónicas: larga vida a la ciudad de Jaca, criterio de nuestro futuro y cuna de nuestras libertades’.

“El sillón de Jaca se queda en muy buenas manos”
EPA.- El alcalde de Jaca, Víctor Barrio, aseguró en el acto de recepción de Javier Ferrer como académico delegado de la ciudad, que “Jaca se siente muy agradecida de que la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis mantenga entre sus sillones el destinado a ser ocupado por un académico que represente a esta milenaria dudad”. Recordó que en los tres siglos de vida de esta institución creada por el rey Carlos IV, “la ciudad ha recibido con honores a las pocas personas que la han representado como Dámaso Sangorrín o Juan Alfaro”, y destacó el compromiso del actual presidente, Domingo J. Buesa, ya que desde su llegada al gobierno de la Academia, la medalla de Jaca no ha estado vacante nunca, algo que nos orgullece y que le quiero agradecer”.
     Barrió felicitó a la Real Academia la designación de Javier Ferrer con nuevo académico delegado de Jaca, porque con su nombramiento se ha logrado que todos Jos jacetanos se incorporen a la Academia y se sientan vinculados a ella.
     “Te doy mi más sincera enhorabuena por haber logrado este reconocimiento que sin duda te mereces y que estoy convencido de que lo recibes con un inmenso orgullo”, dijo dirigiéndose al académico. “Tu pasión por esta ciudad sigue intacta y muy viva y de alguna manera esta medalla que acabas de recibir deja palpable esta estrecha vinculación que existe entre ambos”, añadió Barrio, quien no dudó en afirmar que “el sillón de Jaca de esta institución se queda en muy buenas manos”.
     Tras recordar el compromiso de Jaca con sus historia, el patrimonio y sus tradiciones, finalizó la intervención diciendo que la Real Academia de Nobles y bellas Artes de San Luis “ya forma parte de la historia de Jaca”, un hecho que “nos llena de gozo”.

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