En el disco “Calandrias”,
nuestro tercer disco grabado en 1999, se adjuntó amplia información sobre los
campaneros de la Catedral de Jaca, D. Agustín Lalaguna y Dª Concha del Cacho.
También sobre las campanas y sus toques.
En el Periódico “Ayer
y hoy”, que se publicó en Jaca en 1949 sólo durante unos meses, encontramos ya
un interesante artículo relacionado con el tema. Su director Francisco Dumas
Laclaustra, que habría de formar parte de Radio Jaca-La Voz del Pirineo (véase
el blog de Jorge Ochando http://recuerdosdejaca.blogspot.com/2012/12/pioneros-deradio-jaca-la-vozdel-pirineo.html)
escribe un artículo sobre el tema que aunque parece un poco largo lo hemos encontrado
de interés.
A cada
publicación la llamó fascículo y éste número 7 tenía 8 páginas, normalmente
fueron de cuatro. La numeración de las páginas se continuaba con cada número siendo la primera
de éste la 51.
Álvaro
Ayer y hoy 1949 Abril
Fasc 7 Págs. 51 (Portada) y 58
Suenan
las campanas
Cesó su ayuno. Se entonó el Aleluya, y volvieron
a ser volteadas diciendo al mundo católico, luego de su elocuente silencio de tres días, que el Señor hablía resucitado.
Y al ser así, al constituir un hecho
gratísimo, el más trascendente de la semana, me vi impulsado a escribir un
Sencillo reportaje sobre nuestras campanas catedralicias, labor un tanto
costosa, que es preciso, para llegar a ellas, ascender más que un piloto y por
escaleras en las que si uno da el resbalón que cualquiera da en la vida, ésta
acaba en aquel instante. Ya gané las alturas. Ya estoy frente a este buen
hombre que es el Campanero, Sacristán, Macero, marido de Concepción del Cacho,
padre de dos chiquillos, y que se llama Agustín Lalaguna, el que se dispone a
servirme de explicador.
Me asomo a la ventana quc da sobre la lonja
mayor y ante el fantástico panorama que se domina, pienso en una galería a la
que pudiendo subir con más seguridades y comodidad, se la podría explotar cual
a una Giralda o Torre Eiffel en pequeño.
Están allí de obras, aunque más que de Monumento
Naicional parecen de abadia de pueblo chico. Y eso que las paredes que forman
el ángulo a ambas plazas. están separadas hasta dejar paso a la luz y las
maderas, podridas y amenazadoras de hundimiento.
Comenzamos la conversación, presente la actual
campanera, que es hoy la encargada de los toques.
La familia de Agustín, se pierde en la noche de
los tiempos. Recuerda que, (agarrarse) la madre de su bisabuela, ya hablaba de
haber vivido allí su abuela (seis generaciones antes), según la abuela última
contaba. Vamos, algo así como de tiempos de Matusalén. Y eso, que los aires de
altura les probaron bien, ya que su bisabuela Babila Tabares, sobrina de un
Arcediano de esta Catedral murió a los 70 años; la abuela de 76; el abuelo de 81,
y la madre, de 80: total y entre cuatro, tres siglos y pico. Agustín, está
dispuesto a mejorar la marca. Asi sea.
Hay tres campanas. Se llaman, «Santa Agueda»; «Santa
Orosia» y «Santa Petra Josefa». La primera, lleva la fecha de 1790. La segunda.1894
y la tercera, l885. Esta que es la «de fuego», no se tañe ya, cuando hay
siniestro, por estar la de la cárcel (Torre de la
Cárcel) y las sirenas que lo avisan.
Hay que jugarse la vida, si quiere uno ver la de
«la agonía», llamada así, impropiamente, por que suena 1úgubre y pausada,
cuando alguien ha muerto. Y cuando veo por donde hay que pasar pura llegar a
ella, pienso que Agustín, no realizará su sueño de mejora de marcas como se
descuide.
Y si he dicho que impropiamente se llama de «la
agonía», he dicho mal, ya
que
agonía causa el paso de la muerte, hasta alcanzar aquella.
Otra escalera, pendiente sí, pero más segurita (sic),
conduce a otras tres campanas, habiendo de ir con gran precaución por el paso,
y por el piso; pues a poco peso, uno se pasa y para siempre reposa. Dos de
ellas, las que tocan «a mortijuelo», o muerte de un párvulo, y que, como los tiempos
andan tan mal, si antes daban los cuartos y las medias, ahora, no dan ni la
hora, aunque ésto lo hacía la tercera, que está como el reloj, más parada que un
sin trabajo. El cronómetro, del año de la abuela de la bisabuela de Agustín, lo
quiso arreglar un aficionado, pero, se le acabó la cuerda —un cable de
diferencial que hacía falta ser un Hércules para enrollarlo— y se acabó, a has
10,38, de un día o noche ya lejanos. Total, que, de dos relojes que lucen sus
esferas, en la fachada de la
Catedral, uno con sus saetas más vistosos que las que se
cantaron al paso de las procesiones, y otro de sol, nos quedamos a la luna de Valcncia.
Y vamos con la faena de los toques, que hay cuerda
abundante. Ellos se realizan desde un pasillo obscuro y pequeño. donde hay un
banco ms sólido que el de España, aunque con sus patas atacadas por la carcoma,
y con un pequeño respaldo; y ahí, sentado… al aire, él, ahora ella, la
campanera, cogiendo las siete cuerdas correspondientes a las citadas campanas,
unas, arrolladas en las manos y otras a manera de estribos en los piés, y así,
como tejiendo un encaje sin palillos, suenan las campanas, unas veces tocando a
Gloria, otras tocando a muerto; bien llamando a coro, o llamando a los perdidos,
en la mejor acepción de la palabra.
Los toques, comienzan a la salida del sol. Hay
toques de 1ª y 2ª clases; toques de claustro; de «Salvátor»; de la Consagración; de
mediodia; de «vexilla regis»; de llamada a coro, con repique de «campanetas».
Los toques tienen cambio de horas de Santa Cruz de Mayo, a Santa Cruz de Septiembre;
y el toque de «los perdidos» que antes se tocaba dando media vuelta a la campana,
y ahora, solo con la cuerda; en invierno, a las ocho, ocho y media y nueve. En fin,
los hay a maitines y a laudes; a muerto y a «mortijuelo», más el de la agonía,
tócanse para hombres y mujeres 10 y 11 campanadas por dos veces. Para los
sacerdotes tres, para los canónigos cuatro, y para el Dean cinco. Para las
monjas 10 campanadas tres veces. De ello, tal vez puedan hablar tanto o más los
vecinos, hasta que la costumbre se los haga indiferentes.
Y viendo que el empleo es de gran altura y de
muchas «campanillas», mc atrevo a preguntar: ¿y de sueldo? Agustín, con su
sonrisa habitual, me contesta: de 82 reales (20’5 pts= 0’12 €), hasta el año
1912, fecha que aún conoció mi abuelo así como el aumento a 50 pesetas (0’30 €)
mensuales. De Sacristán, percibe seis al día más derechos de arancel y propinas,
en entierros, bautizos, y bodas. Ello unido a un piso bien ventilado y con magníficas,
aunque no es para tener un «haiga» (popularmente, coche largo americano), si para ir
viviendo y tañendo, y corno los alimentos están por las nubes, el los podrá
alcanzar más fácilmente que los que nos «arrastramos» a sus piés. Lleva 28 años
de Sacristán y piensa serlo con las cifras al revés, en cuanto a los años, no,
en cuanto a las pesetas diarias… Me intereso por algo que ha llamado mi
atención alguna vez: la banderita blanca que ondea sola, próxima a la torre, y
me alegro de preguntar su significado, porque tiene un poquito de curiosa,
interesante historia.
El Romero mayor de Santa Orosia, compra el paño,
la víspera de Jueves Santo, y se deposita en el Sagrario del Monumento del
primer templo, sobre los corporales, y encima del paño, el Copón con la Sagrada Forma. Allí
permanece hasta el día siguiente, que, una vez vacío el sagrado lugar, se lleva
el Sacristán para guardarlo hasta el 3 de mayo, festividad (le la Santa Cruz.
Dicho paño, de lienzo recio, blanco, mide un
metro por setenta centímetros. aunque por la distancia que de él nos separa, lo
apreciamos bastante más pequeño. En el día antes señalado, al amanecer, acuden
con el Romero Mayor, otros cinco, junto con el albañil señor Piedrafita, los que,
en Unión del Sacristán, luego de cortar un trozo del paño para dejarle dos
puntas, suben al campanario, el albañil, cambia el del año anterior por el
nuevo, y del trozo sobrante, se hacen tantos como los presentes, repartiéndolos.
Y allá, arriba, viene el desayuno de anís y torta, dejando la nueva «veleta»
colocada para «ahuyentar las malas nubes».
Para lograr evitar ese peligro, se toca, también,
«a nuble». Antes, no hace mucho tiempo, luego del toque, si la tormenta descargaba
furiosa, se exponía a Santa Orosia en la lonja mayor, sacándola de su altar con
el Sacristán de la Hermandad,
el portero y los serenos, más el capellán de Santa Orosia; esto, si era de
noche. De día, además de los
fijos
e indispensables, algunos vecinos que se prestaban gustosos a 1a ayuda. Ahora,
sólo se dan los toques.
Y oído lo dicho, vuelvo a descender hasta la
normalidad, luego de un rato pasado más cerca del cielo, y junto a las campanas
cuyos sonidos al cielo llegan.
DUMAS
Los paréntesis son del blog
Documento PDF de la http://bibliotecavirtual.aragon.es