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22 febrero, 2021

6 componentes fundadores 45 años después - 2020

45 años

45 años dedicados al folclore y la cultura del Alto Aragón. 45 años en los pueblos, en las plazas, en teatros y escenarios de medio mundo. 45 años de trabajo incansable, de nervios, de ensayos y de largos viajes.

Podemos resumir estos años enumerando logros, o podemos resumirlo en momentos.

Hemos pedido a los 6 únicos componentes del grupo que trabajaron en su creación, y continúan en activo, que nos cuenten sus recuerdos más queridos de su vida en "el grupo".

El Grupo Folclórico Alto Aragón es sobretodo su gente. Trata de personas. De buenas personas unidas por el folclore y decididas a cuidarlo y enseñarlo. Trata de los recuerdos de Rafa, Fernando, Isabel, Paco, Guzmán, Álvaro... y de los de muchos más. De los de todos.

De los momentos duros, tristes, alegres o absolutamente felices, de la gran familia que forma el Grupo Folclórico Alto Aragón.

Por 45 años de éxitos, y un futuro lleno de ilusión.

Te invitamos a ver este vídeo realizado por Teresa Tomás y José Mari Palacio.

Publicado en la newsletter del Grupo "De Capazo", núm 8 
(Cuarto Trim. 2020)

22 abril, 2020

Historia de "Miércoles de Cecina" - 2020



Miércoles de Cecina:
disfrutando de la música popular

“Ya están otra vez estos cansinos…”, supongo, que pensaría alguno cuando allá en los años 90 sacábamos los instrumentos (“los trastes”, decíamos) y empezábamos a amenizar, por enésima vez, sobremesas, viajes en autobús, ratos de espera entre actuación y actuación… A veces con canciones del propio Grupo Alto Aragón, otras con las canciones de la tuna que nos habían enseñado David Betrán y Carlos Eíto, otras veces, con alguna canta del grupo Val d’Echo, o alguna ranchera… Lo que hiciera falta.

Al poco tiempo llegó al grupo Luis Salesa, con sus gaitas, chiflos y salterios, y se reincorporó, después de varios años, Guzmán Fernández, con su laúd y, más tarde, con el violín. Y con ellos ampliamos el repertorio de las “canciones del pacharán”, como las llamaba alguno.

Tanta afición teníamos que, hace casi 20 años, decidimos juntarnos cada miércoles a aprender y ensayar nuevas piezas fuera del repertorio habitual del Grupo, con el único objetivo de disfrutar de la música y de la buena compañía. Nos empezaron a llamar “Los Miércoles”, por razones obvias. Por estos ensayos, a parte de los habituales –Tebi, Carlos Franco, Guzmán, Luis y yo– pasaban muchos músicos de diferentes procedencias. Entre estos, destacar a María Casorrán, afamada bandurria del Grupo,  y que nos estuvo acompañando durante algunos años.

Después de tantos ensayos y de cenas con sobremesas musicales en La Cadiera o en Guasa, en cuyo centro social ensayábamos a menudo, nos lanzamos a hacer actuaciones de “pequeño formato” con público. La primera fue en Borau, en el invierno del 2004.  En esta primera actuación nos acompañó Rafa Pérez. Por cierto, Rafa siempre ha sido una pieza importante para “Los Miércoles”, al principio como músico y después como técnico de sonido en algunas actuaciones de más enjundia


Fue más o menos por entonces cuando le pusimos nombre al grupo y, sin pensarlo demasiado, decidimos llamarlo “Miércoles de Cecina”. De esta manera,  a nuestro día de ensayo habitual  le sumábamos nuestra afición gastronómica.

Al poco tiempo, se incorporó al Grupo Alto Aragón Lucía Guillén. No tardamos en convencerla para que se pasara por algún ensayo de los miércoles y cuando le oímos cantar su primera ranchera, casi nos caemos de la silla. ¡Qué maravilla! Ya no la dejamos marchar. Ampliamos el repertorio añadiendo más rancheras y alguna otra canción que se adaptara a su voz. Pronto Lucía convenció a su hermana Ana, otra prodigiosa voz, y los “Miércoles de Cecina” dimos un salto de calidad.  En esta época también se unen a los “Miércoles” Eduardo Gil, otra fantástica voz, y Alfredo Larraz, con su bajo, su paciencia y su buen hacer: ¡por fin teníamos partituras y las letras de las canciones ya no las apuntábamos en servilletas de bar…!


Desde entonces hasta hoy, los “Miércoles de Cecina” hemos sumado más de 100 actuaciones en Jaca y su redolada, hemos tocado varias veces en el Palacio de Congresos, colaboramos en el disco “Rancheras del Pirineo” y hemos actuado en Francia y en algún festival folk  y ¡hasta hemos ido a Teruel! Incluso nos hemos lanzado a componer: Luis y Carlos nos han vuelto a sorprender al crear bonitas músicas y  letras con “sabor popular”. Y hemos grabado un  disco, “No semos cosa” que salió a la luz en octubre del 2019. Creo que hemos sabido mantener la filosofía inicial: nuestra única pretensión es disfrutar de la música popular y hacerlo pasar bien a quien nos escucha.

Últimamente hemos tenido más incorporaciones: por un lado ese genio de la percusión y de la fiesta, también bailador en el Grupo, Miguel Albertín; por otro lado el cheso José Pérez, voz y guitarrico, una de las voces características del Grupo Val d’Echo,  y, finalmente, la gran flautista Ana Barrón (¡ya tenemos a alguien que sabe música!), cuyo padre enseñó a los primeros componentes de la rondalla de Grupo Alto Aragón… Las vueltas que da la vida…. Hasta tenemos algunos “fijos-discontinuos”, como Eloy Bordonaba, de Sinués, o Domingo Hernández - también del Grupo - que con su  estupenda voz nos echan una mano allí donde les pedimos.


Durante todo este tiempo lo hemos pasado muy bien, la verdad. Y yo creo que hemos hecho pasar buenos ratos a mucha gente también. No podemos pedir más. Y seguimos con la misma ilusión y con nuevos proyectos e ideas.

Somos conscientes de que el Grupo Alto Aragón ha sido y es un gran referente para “Miércoles de Cecina”.  Y no solo porque, tal y como queda constancia en este artículo,  el origen de “Miércoles de Cecina” esté en el Grupo o porque prácticamente todos sigamos vinculados a él de una manera u otra. También porque mucho del bagaje cultural o musical que transmitimos  lo hemos vivido y aprendido ahí.

Y si aún hay alguien que aun no nos ha escuchado, no será difícil encontrarnos tocando en Jaca o en algún pueblo cercano. Seguro que a alguno le gusta.

Óscar Tesa
Fotos: Guzmán Fernández

05 agosto, 2015

Participación en "EXPOFORGA" - Junio 2015



El Grupo Folclórico «Alto Aragón» celebra su 40 aniversario

Cuatro décadas amando la música y el folclore de la tierra


J.V.Ch.- El Grupo Folclórico «Alto Aragón» cumple cuatro décadas entre nosotros. Han sido 40 años muy fructíferos en cuanto a la labor de investigación y recuperación de las tradiciones, la música y las danzas populares del Pirineo aragonés, pero también en el ámbito social y ciudadano. Se puede afirmar que después de este tiempo, el grupo sigue siendo, ante todo, un grupo de amigos a los que les une su pasión por el folclore y sus raíces. El «Alto Aragón» tuvo la virtud de surgir en el momento y lugar oportunos para rescatar el rico patrimonio popular que había quedado en el olvido o que se estaba perdiendo en muchos pueblos de la montaña. El trabajo de investigación que se hizo en aquellos primeros años de la década de los 70, y que nunca se ha dejado de lado, ha permitido que las nuevas generaciones conozcan las canciones y bailes de antaño y, lo más importante, que las sientan como suyas. Gracias a su labor, y a la de otros grupos que también han trabajado en esa misma dirección, casi todo el mundo sabe identificar las jotas de Ansó y Echo, los dances de palos de Jaca y de Aragüés del Puerto o diferenciar las peculiaridades de los trajes de los diferentes valles pirenaicos, por citar algunos ejemplos.

El Grupo Folclórico «Alto Aragón» llega a este aniversario en plenitud de facultades, con la experiencia acumulada de tantos años, un patrimonio etnomusical de incalculable valor y un equipo humano que continúa con la ilusión intacta, disfrutando de lo que hace en cada actuación.

“Estamos en un buen momento y seguimos mirando hacia los mismos objetivos que cuando se fundó el grupo”, señalan María Brun y José Mari Palacio, presidenta y vicepresidente. respectivamente, y Rafa Pérez, tesorero y uno de los cinco fundadores que todavía siguen en la primera línea de acción junto a Fernando Estallo, Paco Betés, Isabel Moreno y Guzmán Fernández.


“Hemos creado un estilo y uina marca propia como grupo, y la prueba es que llevamos ya cuarenta años haciendo folclore y presentando espectáculos variados y dinámicos, tanto en piezas de baile como en vestuario, en los que participan más de cuarenta personas a la vez. Esto es algo que pocos grupos pueden decir”, subraya Rafa Pérez. Y gran parte de esa labor es fruto de la apuesta que siempre se ha hecho por la “gente de casa”, recuerdan Brun y Palacín. “Belén Artero, nuestra directora de baile, se ha formado en el grupo y todo lo que sabe ya lo está transmitiendo a las nuevas personas que llegan. Y lo mismo podemos decir de Óscar Tesa, nuestro director de rondalla”, relatan.

Uno de los principales logros del Grupo Folclórico «Alto Aragón», más allá de la importante labor de investigación y recuperación realizada, es que han sabido mantener viva la esencia y la pureza del folclore. Sus espectáculos se aferran a lo tradicional, sin licencias que puedan desvirtuar las raíces originales, pero son a la vez dinámicos, coloristas y visuales, es decir, convierten lo tradicional en una manifestación moderna y atractiva para el público.

Así lo pudieron comprobar los asistentes que presenciaron el espectáculo folclórico que con motivo del 40° aniversario brindaron el pasado 7 de junio en Expoforga. Fue una puesta en escena, presentada por Javier Ferrer —que puso su voz en off— en la que se dio a conocer la trayectoria del grupo, desde sus orígenes hasta nuestros días. Tomando como base la Jacetania, se hizo un recorrido por el folclore del Pirineo aragonés, a través de las jotas, bailes, cantos, danzas y palotiaus que son seña de identidad de cada una de las comarcas.

Este espectáculo se mantendrá en las actuaciones previstas esta temporada. Entre ellas, figuran la participación en el Festival de Música y Cultura Pirenaica (PIR), que se celebrará los días 4 y 5 de julio en Aragüés del Puerto. o la presencia en Eurofolk, un festival internacional auspiciado por el ClOFF y que tendrá lugar del 13 al 20 de ese mismo mes de julio en la ciudad polaca de Zamosc. El «Alto Aragón» tampoco faltará a la cita del Festival Folclórico de los Pirineos. y a finales de agosto, asistirán al Festival Internacional de Folclore de Torrelavega.

El programa de actuaciones se completa con el 38° Festival «Virgen de la Cueva», que tuvo lugar el pasado 24 de mayo y en el que participaron los alumnos de la Escuela de Folclore; el festival de fin de curso de la Escucla; la participación en las diferentes procesiones de santa Orosia; las Jornadas de Folclore que se celebrarán durante las fiestas y que contarán con la participación de la Agrupación de Danzas «Virgen de las Nieves» de Tanos (Torrelavega, Cantabria), y el concierto de música tradicional aragonesa previsto para mayo de 2016 en la localidad francesa de Rochechouart, en las inmediaciones de Limoges. Además, actuarán en las fiestas patronales de varias localidades en el día del Pilar y en otros eventos locales y de la comunidad autónoma.

REENCUENTRO Y DISCO

Y mirando más hacia el interior del grupo y a las más de 260 personas que han formado parte de él en estos 40 años de historia, el 25 de julio habrá un reencuentro en el que participarán los actuales y antiguos componentes. “Queremos que sea un acto para disfrutar de algo que nos une a todos, como es el grupo y el folclore”, indican Brun, Palacio y Pérez. Para ello realizarán una ronda por las calles de Jaca en la que tomarán parte los 65 componentes actuales con todos aquellos que en ese día quieran y puedan acercarse a Jaca a celebrar el 40° aniversario.

El Grupo Folclórico «Alto Aragón» continúa su labor investigadora. Sus últimos hallazgos. que se presenta este mes de junio, han sido publicados en esta edición de El Pirineo Aragonés en un artículo que firma Manuel Tomeo. Asimismo han iniciado una serie de talleres—encuentro con grupos folclóricos aragoneses que “tienen una concepción del folclore como nosotros”, explican los tres directivos del grupo. El primero de ellos, con el grupo Somerondón de Zaragoza, tuvo lugar en marzo. “Nos enseñaron la «Jota fandango de Rubielos de Mora» y nosotros la «Mazurca de Sinués» y la «Jota cruzada de Aso de Sobremonte»”, cuentan.

El grupo jacetano está pensando también en la grabación de un quinto disco. Para ello disponen ya de bastante material inédito de las comarcas de la Jacetania y Ribagorza, si bien lo más complicado es encontrar la financiación que permita que el proyecto se haga realidad. “Como mínimo se requieren 6.000 euros para pagar el estudio de grabación”. apunta Rafa Pérez, que recuerda que el último disco [«Nueces y turrones, manzanas y peras», 2004] supuso ya 10.000 euros. Aparte está el coste de las copias y el trabajo altruista que tienen que hacer los componentes del grupo para preparan y grabar los temas.

El vestuario es otro de los elementos relevantes del grupo, recuerda María Brun. El ropero se renueva y amplía constantemente y conlleva una de las partidas económicas más importantes del presupuesto anual. ‘En un actuación normal podemos llegar a utilizar un mínimo de siete trajes, en el caso de las mujeres, porque la indumentaria masculina es más básica y solo es necesario cambiar alguna pieza”, señalan.

Y si la renovación y ampliación del ropero se lleva una gran parte de los recursos disponibles, las otras partidas más relevantes a las que tienen que hacer frente son el mantenimiento y la adquisición de equipos de sonido, el coste de los viajes internacionales y la organización de las Jornadas de Folclore de «Santa Orosia». Los gastos se financian, principalmente, con las actuaciones, los convenios y las subvenciones que les conceden las diferentes instituciones ya que “ningún componente aporta ni obtiene ingresos del grupo”. Este año, con motivo del 40° aniversario, la Comarca de la Jacetania les ha concedido una ayuda para patrocinar las actividades que han programado durante todo el año. No es la primera vez que la institución comarcal colabora con ellos. Ya lo hizo con motivo de la grabación de «Nueces y turrones, manzanas y peras», razón por la que “estamos agradecidos’, aseguran, porque más allá de la ayuda económica, supone también un reconocimiento al trabajo que vienen realizando.

Semanario "El Pirineo Aragonés"  Núm 6.756 del 19 de Junio de 2015 Pág.15


23 junio, 2015

Los Danzantes de Huesca y Jaca - II (2010)



Más sobre el origen de nuestros dances (continuación)
Los Danzantes de Huesca y Jaca
Por Carlos GARCÉS MANAU
HISTORIADOR
El siglo XVIII es la época en la que, por lo que sabemos, nació realmente el dance oscense. Ello es perfectamente claro en las relaciones de fiestas celebradas en la ciudad, ya que mientras en las del siglo XVII, como hemos dicho, no hay una sola referencia a los danzantes, ahora, en las del siglo XVIII, el dance de espadas de los labradores forma ya parte importante de las mismas, y parece plenamente asumido por las autoridades.
Conservamos dos relatos impresos de fiestas en la Huesca del siglo XVIII, las dos por la proclamación de un nuevo rey. Y en ambas aparecen danzas de espadas de los labradores. El primero se titula Heroicas pruebas del fidelísimo celo con que la invencible ciudad de Huesca celebró los días 20, 21, 22 de noviembre de 1746 la real proclamación de su amadísimo monarca don Fernando el Sexto, que Dios guarde; de este impreso se conservan cinco ejemplares (dos en Aragón -en la Biblioteca Pública de Huesca y la Universitaria de Zaragoza-, dos en tierras catalanas —Biblioteca de Cataluña, en Barcelona, y monasterio de Poblet-, y Biblioteca Nacional, en Madrid). El otro texto es la Relación de las fiestas y regocijos públicos que en la real proclamación del rey nuestro señor don Carlos IV celebró la muy noble, muy leal y siempre vencedora ciudad de Huesca los días 10, 11 y 12 de agosto del año 1789, y de él hay únicamente dos ejemplares, en la Biblioteca de la Diputación Provincial de Zaragoza y en el Archivo Biblioteca de los Barones de Valdeolivos, en Fonz.
Durante las fiestas de 1746, leemos que, a la salida de la Catedral, donde se había celebrado un solemne Te Deum, “esperaban los labradores con un extraño dance de espadachines”, que interpretaron al son de una música parlera. Mucho más informativa es, por fortuna, la noticia de 1789: “seguía una danza de doce mozos, ágiles y esforzados, con su mayoral, zagal y música correspondiente, los que danzando sin cesar toda la carrera con espada y daga ejecutaban mil primores en diversas mudanzas y figuras, enlazando los compases de la danza con los de la esgrima. En algunos sitios recitaban los dichos, que eran agudos y conceptuosos, y tenían por objeto felicitar a sus majestades por su exaltación al trono, y a la monarquía por haber recibido de la mano de Dios tan amables soberanos”. Este texto es esencial, ya que es la primera vez que se menciona el número de danzantes (doce); los objetos con que bailaban (espada y daga); el nombre de sus bailes (mudanzas y figuras); la presencia del mayoral; y los dichos, que los danzantes oscenses alternaban con sus bailes, y que debían ser semejantes a las “liras” de los danzantes jacetanos que mencionaba en 1702, como hemos visto, el canónigo Alavés. La tradición de estos dichos, al igual que en Jaca, se perdió con posterioridad.

Esta actuación de los danzantes se celebró precisamente el 10 de agosto, ya que fue en esa fecha cuando se llevó a cabo la proclamación de Carlos IV. No es extraño, por ello, que sea en estas fiestas de 1789 cuando encontremos la primera mención expresa a “los danzantes de san Lorenzo”; figura concretamente en la documentación del colegio de Santiago, el más antiguo de los pertenecientes a la Universidad de Huesca, en la relación de gastos hechos por el colegio durante las fiestas de proclamación.
Los danzantes, el 10 de agosto de 1789, bailaron en una fiesta de carácter civil, la proclamación del nuevo rey. Pero sabemos, gracias a un documento que se conocía hace tiempo, que su presencia en la procesión de san Lorenzo era ya, en esta época, más o menos habitual. Esta noticia trascendental figura en el Ceremonial de la Catedral de Huesca que el canónigo Vicente Novella escribió hacia 1786 (son cinco tomos manuscritos que se pueden consultar, tras su digitalización, en la Biblioteca Virtual Lastanosa del Instituto de Estudios Altoaragoneses; las referencias a los danzantes están en el tomo III -pp. 432 y 439-441-). En una nota añadida a pie de página, Novella escribió: “algunos años suele haber lo que llaman dance, y van los danzantes en esta procesión, pero no turban su orden, pues se ponen detrás de la ciudad y Universidad. Lo he visto así, y lo advierto, porque alguna vez disputan ir delante de la peana de san Lorenzo y no es justo permitirlo”. Los danzantes eran, de hecho, quienes cerraban la procesión, bailando tras el Concejo y la Universidad. De las palabras de Novella, no obstante, se deduce que los danzantes no participaban todos los años en la procesión de San Lorenzo, sino solo algunos
Las noticias sobre los danzantes de Huesca en el siglo XIX son algo más abundantes, aunque no mucho. Una de las más importantes, y con ella terminamos, la dio a conocer Federico Balaguer. En 1823, para celebrar el final del Trienio Liberal y la restauración del gobierno absolutista de Fernando VII, labradores oscenses partidarios del rey ejecutaron por las calles de Huesca “la función de dance”. Iban “vestidos ricamente de blanco, y dirigidos por su mayoral y rapatán, Custodio Viñau y Martín Lanau, danzaron primorosamente en las plazas y calles, unas veces con espadas y dagas y otras con palos, al son de la gaita, que es su música favorita”. Se trata de un texto también fundamental, pues en él están documentados por primera vez los dances de palos, las vestimentas de los danzantes (ricas y de color blanco), los nombres de dos de ellos, y la gaita como instrumento musical de acompañamiento.
CONCLUSIONES
Un hecho muy importante relaciona a los danzantes de Huesca y Jaca: en los últimos años se han publicado sobre ambos noticias de los siglos XVII y XVIII, descubiertas en archivos y bibliotecas, que los convierte en dos de los dances aragoneses de orígenes históricos mejor conocidos. Sin embargo, más allá de ello lo que predominan son las diferencias.
En primer lugar, los danzantes de Jaca parecer ser más antiguos. Están bien documentados desde la primera mitad del siglo XVII, y ya entonces participan en la fiesta de santa Orosia y cuentan con el respaldo del Concejo. De los danzantes de Huesca, por el contrario, las primeras informaciones, de la segunda mitad del siglo XVII, lo que reflejan, justamente, es la reticencia de las autoridades municipales hacia los mismos; y para verles participar en las fiestas de san Lorenzo hay que esperar a fines del siglo XVIII.
Otras diferencias: los danzantes jacetanos llevaban castañuelas, mientras los dances oscenses eran de espadas. En Jaca había dos grupos de danzantes, uno de labradores y otro de artesanos; en Huesca, aunque en 1663 se menciona también a los “oficiales”, los dances fueron, sobre todo, cosa de labradores. Los gremios artesanales, de hecho, participaron en las fiestas de 1746 y 1789 imitando compañías militares, en algunos casos disfrazados de turcos.
Pero lo que separa, sin duda, la historia primitiva del dance en Huesca y Jaca es la actitud mostrada por el Concejo. En el caso jaqués, las autoridades municipales, desde un primer momento, pagan a los danzantes para que participen en las fiestas (durante mucho tiempo, la cantidad fue de doce libras), porque los consideraban parte consustancial de los festejos. En nuestra ciudad, sin embargo, la realidad es muy distinta: en la riquísima documentación municipal oscense de los siglos XVII y XVIII sólo hay dos noticias sobre danzantes, las de 1663 y 1686-87, y como hemos visto lo que se trasluce en ellas es el recelo del Concejo hacia los dances. Para encontrar las demás informaciones de estas centurias, tampoco muchas, sobre los danzantes de Huesca hay que acudir a los relatos impresos de las fiestas de 1746 y 1789, a la documentación del colegio universitario de Santiago y al Ceremonial de la Catedral. En la documentación del Concejo, por ejemplo, las noticias sí son frecuentes sobre la comparsa de gigantes y cabezudos, pues no en vano era, desde 1663, municipal (véase Carlos Garcés Manau, “El origen de la comparsa de gigantes y cabezudos de Huesca (siglos XVII y XVIII)”, Diario del AltoAragón, 10 de agosto de 2008). Pero sobre los danzantes, las referencias brillan casi totalmente por su ausencia.
San Lorenzo
Diario del Alto Aragón - Martes 10 de Agosto de 2010 - Pág 9


 

22 junio, 2015

Los Danzantes de Huesca y Jaca - I (2010)



Más sobre el origen de nuestros dances
Los Danzantes de Huesca y Jaca
Por Carlos GARCÉS MANAU
HISTORIADOR
EN 2OO7 Manuel Tomeo Turón y Guzmán Fernández Barrio publicaron un excepcional estudio sobre los danzantes de Jaca, fruto de diez años de trabajo. Entre otras aportaciones fundamentales presentaban gran número de referencias documentales, procedentes sobre todo del archivo municipal jaqués, que demostraban que los danzantes de Jaca existían ya en el siglo XVII. En los años 2001 y 2003 di a conocer, por mi parte, cinco noticias documentales sobre los danzantes de Huesca, que parecían indicar que la época de nacimiento de los dances oscenses fue, fundamentalmente, el siglo XVIII.
En este artículo pretendo contrastar las informaciones sobre los danzantes de Jaca y Huesca aparecidas en los últimos años. Y como veremos, las conclusiones que cabe extraer de ello son que los danzantes jaqueses son más antiguos que los de Huesca; y que el Concejo jacetano, a diferencia del oscense, apoyó desde un comienzo su presencia en las fiestas de Jaca.
JACA
            El libro de Manuel Tomeo Turón y Guzmán Fernández Barrio al que aludíamos se titula Danza montañés. Historia de los dances de Jaca (Jaca, Pirineum Editorial, 2007). La fascinante historia de los dances jacetanos que se dibuja en esta obra es la siguiente. En el siglo XVII -bastante antes que en Huesca-, los danzantes participaban ya plenamente en las fiestas de la ciudad, sobre todo en las de santa Orosia, la patrona de Jaca. Y lo hacían además con el apoyo directo, incluso económico, de las autoridades municipales.
La principal característica de los dances de Jaca es que los danzantes bailaban con castañuelas (no utilizaban pues, como sucedía en Huesca, espadas o palos). El acompañamiento musical se hacía con flauta y salterio; en nuestra ciudad, por el contrario, las noticias más antiguas a este respecto —del siglo XIX- hablan de la gaita como instrumento con el que se interpretaban los dances. Un rasgo que compartían los danzantes oscenses y jacetanos eran sus vestimentas, de color blanco. En Jaca, sin embargo, no existía la figura del mayoral.

Otra característica peculiar de Jaca es que contaba con dos grupos de danzantes —los dos de castañuelas-, uno formado por labradores y otro por pelaires (artesanos); mientras que en Huesca el dance fue sobre todo propio de los labradores. En el siglo XIX, los dos grupos de danzantes jaqueses quedaron reducidos a uno. Y en 1922, el dance de castañuelas fue sustituido por el paloteado, a imitación del que se interpretaba en Yebra de Basa en honor también de santa Orosia (danzantes de Yesa (querrá decir Yebra) acudieron de hecho a Jaca para enseñar a sus danzantes los nuevos bailes). Desde entonces, los dances de palos fueron los que caracterizaron las fiestas jaquesas. En 1979, sin embargo, se recuperó definitivamente el dance de castañuelas y la indumentaria blanca con que se bailaba. De esta forma, en la procesión de santa Orosia, cada 25 de junio, participan en la actualidad en Jaca tres grupos de danzantes: uno de castañuelas, que interpreta doce bailes o mudanzas distintos, y dos grupos de palos, cuyo repertorio comprende veintiuno (muchos más que en el caso oscense, que cuenta con cinco dances).
La documentación histórica sobre los danzantes jacetanos que figura en el libro de Tomeo Turón y Fernández Barrio resulta excepcional en el conjunto de los dances aragoneses. Pensemos, por ejemplo, que del dance de Yebra de Basa no existe información antes del siglo XIX. En Jaca, por el contrario, las primeras noticias son de la primera mitad del XVII; y proceden, sobre todo, de dos fuentes municipales: las Actas y las Cuentas del Concejo jaqués.
Aquí no vamos a reproducir todas ellas, sino sólo algunas de las que nos parecen más significativas, centradas sobre todo en la época más antigua, el siglo XVII (véanse las pp. 80, 82-90, 204, 234-235 y 286). En 1623, en lo que constituye el primer dato seguro sobre danzantes en Jaca, el Concejo pagó 40 reales a los “mancebos” que “el día de la fiesta de nuestra patrona señora santa Orosia hicieron fiesta y dances”. En el año 1627, a fines de junio, “a los danzadores se les da sendos pares de zapatos a cada uno por el trabajo que han tenido”. De 1638 es esta otra noticia: “para regocijar la fiesta de nuestra patrona santa Orosia se hizo un dance de ocho personas”. Y en 1650 se dice que “para las fiestas de nuestra patrona santa Orosia, para que pudieran danzar hubo de venir el músico de Rasal , al que el Concejo recompensó con 60 reales. Hemos dicho que en Jaca hubo, hasta el siglo XIX, dos grupos de danzantes.
Este dato se menciona ya en 1656, al hablar de “los dos dances y dos músicos” habidos en “las fiestas de san Juan y santa Orosia”, y en 1667 -“a los dos dances que van por cuenta de la ciudad se les da lo que el año pasado se les dio”-. La documentación municipal jaquesa, y ello es fundamental, testimonia además que en fechas tan tempranas como éstas la presencia de los danzantes se consideraba parte ineludible de las fiestas; véase, a este respecto, las expresiones que recoge la documentación en 1664 (“para el san Juan y santa Orosia se hagan las fiestas acostumbradas de fuegos, dances y toros con premios”) y 1687 (“para las fiestas de nuestra patrona santa Orosia se hagan las acostumbradas de dances, premios, fuegos, toros”).
De 1702, como colofón perfecto a estas noticias del siglo XVII, contamos con las que aparecen en un libro sobre santa Orosia del canónigo de la catedral de Jaca Salvador Alberto Alavés y La Sala, que lleva por título Compendio de la vida magna disputada de la gloriosa virgen, casada, mártir y reina de Aragón, y su antigua y primera patrona, y siempre de la ciudad de Jaca y sus montañas, santa Orosia (se conserva un ejemplar en la Biblioteca Pública de Huesca). Este clérigo confirma y amplía las noticias sobre los danzantes jaqueses que acabamos de ver. Especialmente importante es la mención que hace a su presencia en la procesión de santa Orosia, el 25 de junio: “Dan un realce entretenidamente alegre a la grandeza de la procesión, y muy gustoso a los concurrentes, las dos compañías de danzantes, de nueve cada una, con sus salterios, vestidos de blanco, y ceñidos con ricas bandas y vistosas ligas, y cubiertos con bonetes montañeses guarnecidos de curiosas lazadas y preciosas joyas, y calzados unos como borceguíes encascabelados, tañendo diestros sus pulgarillas [castañuelas], que incansables sin cesar corren danzando de arriba abajo la procesión”. Los danzantes, además de a otros actos de las fiestas de santa Orosia, acudían también a la veneración de sus reliquias, antes de la cual “las dos compañías de danzarines, con sus salterios [...] entretienen con primorosas mudanzas y sentenciosas liras que hacen y dicen a la santa”. Estas “liras”, que más adelante desaparecerían en Jaca —y veremos que algo similar ocurrió en Huesca-, debían ser parecidas a los dichos, en honor del patrón correspondiente, que aún hoy forman parte del dan- ce en distintos lugares de Aragón.
HUESCA
En Huesca, en llamativo contraste con lo que sucede en Jaca, las noticias de los siglos XVII y XVIII sobre danzantes son mucho más escasas. En 1985, Federico Balaguer reconocía ya que en las Actas del Concejo que llevo vistas correspondientes a los siglos XV al XVII no he encontrado, hasta este momento, mención alguna de nuestros danzantes”. Y añadía que Damián Iguacén y Antonio Durán tampoco habían hallado noticias anteriores a finales del siglo XVIII en la documentación de la iglesia de San Lorenzo y la Catedral. Por mi parte, tras consultar detalladamente las Actas municipales de los siglos XVI, XVII y XVIII, puedo corroborar que en la documentación del Concejo oscense no hay noticia alguna sobre danzantes excepto las de 1663 y 1686-87 que veremos enseguida, que muestran además reticencias muy claras de las autoridades municipales hacia el hecho de que los labradores bailaran en las fiestas de la ciudad.
Si en tierras jacetanas es el siglo XVII cuando el dance comienza a estar plenamente documentado — y, como hemos visto, es el Concejo el que paga a los danzantes y se preocupa por el mantenimiento de la tradición que representan-, en nuestra ciudad hay, por el contrario, una completa ausencia de noticias al respecto, tanto en la primera historia de Huesca —la publicada en 1619 por Francisco Diego de Aínsa- como en los relatos de las fiestas que se celebraron en Huesca en ese siglo (por ejemplo, en 1658 por el nacimiento del infante Felipe Próspero o 1662 en honor de la Inmaculada). Y ello a pesar de que en el siglo XVII se dieron hechos muy importantes para las tradiciones laurentinas, como la construcción de la actual basílica de San Lorenzo.

De las seis noticias sobre dances y danzantes en Huesca que se conocen de los siglos XVII y XVIII, cinco las dí a conocer en dos artículos que publiqué en el Diario del Alto Aragón el 28 de octubre de 2001 y 10 de agosto de 2003, titulados “Las menciones más antiguas de los danzantes” y “Los danzantes de Huesca. Nuevos datos sobre su origen”. La primera es de 1663. En marzo de ese año, el Concejo debatió los “inconvenientes que se están experimentando”, debido a que los labradores y los “oficiales” (es decir, los artesanos) hacían “bailes en las fiestas”. Las autoridades municipales prohibieron, de hecho, que continuaran haciéndolo a no ser que se les diera permiso expreso para ello. Las reticencias del Concejo eran igual de fuertes veinte años después. En octubre de 1686 se aludía a los problemas que ocasionaba “el cortejo que los labradores hacen a san Orencio con sus bailes” [se trata de san Orencio, obispo de Auch, hermano gemelo de san Lorenzo, según las tradiciones oscenses]. Dichos bailes de labradores, en opinión del Concejo, añadía “poco lucimiento” a las fiestas, “antes bien ocasionan una querella universal a resulta de la falta de criados y otras muchas circunstancias que aquel regocijo popular ocasiona en las familias”. El problema se debatió finalmente el 5 de julio de 1687, acordándose que, ante “los inconvenientes que se siguen en la presente ciudad en salir los mozos en los bailes que se hacen en la fiesta de san Orencio”, el justicia de Huesca y los cuatros jurados votaran en cada caso “si dichos labradores han de salir o no”.
No vuelve a haber noticias sobre danzantes en la documentación municipal durante ciento cincuenta años. Y además, estas noticias de 1663 y 1686 nos muestran, por un lado, que los dances eran entonces una novedad, vista con extrañeza, cuando no con rechazo; y por otro, nos revelan el abierto recelo de las autoridades concejiles hacia tales “bailes”, que traduce en el fondo la hostilidad de la oligarquía urbana hacia un “regocijo popular” que, entre otras cosas, le dejaba sin criados los días de fiesta. Nada que ver, como vemos, con la actitud del Concejo jaqués.
San Lorenzo
Diario del Alto Aragón - Martes 10 de Agosto de 2010 - Pág 8