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15 junio, 2023

El cuento de los Danzantes en el Periodico de Aragón - 2023

Noticia procedente del PERIÓDICO DE ARAGÓN: https://www.elperiodicodearagon.com/cultura/2023/06/14/libros-aragoneses-domingo-buesa-bailadores-88706775.html

Los libros aragoneses de Domingo Buesa: Los bailadores de Santa Orosia

Un nuevo libro infantil invita a los más pequeños a resolver 'El misterio del dance de Jaca'

Domingo Buesa

Zaragoza | 14·06·23 | 20:49

 

Un grupo de danzantes bailan en el centro de Jaca.

El mes de junio es el mes en el que la ciudad de Jaca celebra sus fiestas patronales, unas fiestas que hunden sus raíces en el pasado y que con el paso de los siglos se han convertido en toda una referencia para la cultura tradicional pirenaica. La razón de esta vocación festiva del mes es la festividad de Santa Orosia, que el calendario cristiano ha fijado desde hace siglos en el día 25, pasada la fiesta de San Juan y camino de la de San Pedro, que cierra el mes. 

El principio de esta celebración nos debe llevar a los orígenes de Jaca, cuando el rey Sancho Ramírez decide convertir la villa real (en la que vive la familia del monarca) en una ciudad abierta al mundo, que convoca a mercaderes y peregrinos en una clara apuesta por crear un espacio de modernidad en ese camino de Santiago que se está consolidando. En la Europa de las ciudades, Jaca se convierte en un centro clave para entender la historia de Aragón. Es su primera capital y en ella se fija la residencia del obispo, se levanta la catedral... y se entiende la conveniencia de traer unas reliquias que, como se hace siempre que se funda una ciudad, se convierten en las protectoras de sus gentes deteniendo los ataques de la naturaleza, los de los enemigos o los de la enfermedad.

El rey Sancho Ramírez trae a Jaca el cuerpo de una santa mártir que se conserva en la montaña sagrada de Yebra, pero dejando la cabeza en el lugar de su martirio y trayendo el cuerpo de esa Eurosia a un Veneratorio que se construye junto a la catedral y en el que estará durante siglos hasta que, avanzado el XV, sea depositado en el interior de la catedral. Y de la capilla funeraria a la catedral primero, después de la catedral a la capilla, la ciudad saca procesionalmente el cuerpo santo para que los ciudadanos puedan recibir sus bendiciones y puedan honrarla como es menester. En ese punto surge todo el escenario de la procesión con sus cantos y sus dances, que sabemos están documentados desde el año 1623 cuando el concejo jacetano gratifica a unos jóvenes mancebos que bailan ante la santa, una gran manifestación de devoción que, ayer y hoy, gestiona la Real Hermandad de Santa Orosia.

Ese es el punto en el que arranca una hermosa y bien diseñada celebración, gestionada por el Grupo Folclórico Alto Aragón de Jaca que nos han convocado a la fiesta de los 400 años de los bailadores de Santa Orosia de Jaca, de la que no les voy a hablar en extenso porque quiero centrarme en dos publicaciones que me parecen muy interesantes. 

Primero en el librito que acaban de editar explicando no solo la celebración sino lo que ha sido la devoción a la santa durante diez siglos. Es la recopilación de los paneles de la exposición que se muestra en la ciudad de Jaca, unos textos que lamento no conocer a sus autores porque merecen nuestro reconocimiento. Es una magistral síntesis que les recomiendo, pues le explican la historia y la devoción a la santa, la procesión, la indumentaria, la música, los bailes y el extraordinario mundo del paloteao.

Una vez que lean esta magnifica introducción, yo les invito a que sigan con el tema y, para ello, vuelvan a su infancia, convoquen a sus hijos, nietos o sobrinos, y se dispongan a leerles o a compartir la lectura con ellos de un libro infantil en el que se resuelve 'El misterio del dance de Jaca' y que es una forma sugerente de acercar a los más jóvenes a lo que es la hermosa tradición de los dances a la santa patrona de la diócesis de Jaca. 

Además de ser un libro de fácil lectura, deben saber que es divertido seguir las aventuras de Lucía y Guille en ese día de junio en el que todo suena a fiesta. Con ellos irán descubriendo otra forma de mirar la riqueza de la fiesta de santa Orosia, la propuesta que nos hacen Vanessa Gargallo Marco, que es la autora de los textos, sencillos, claros, precisos, y Juanjo Jiménez que es el creador de los dibujos directos, agradables y, sugerentes, que nos acercan a las escenas en las que, en clave amable. se suceden los momentos de la celebración. 

Van a vivir con ellos el descubrimiento de datos, la altura del sagrado monte Oroel, la búsqueda del gato, ese generoso animal que es clave para entender nuestra cultura, y la de las castañuelas que se necesitan para bailar. Conocerán todas las partes que configuran el vestido de los danzantes y… les asaltarán unas ganas enormes de acudir a la fiesta, a verla o a vivirla, a lo que sea, porque Jaca está ya preparándose para la fiesta del 25 de junio. Y subidos estos dos peldaños no podrán dejar de seguir aprendiendo sobre la devoción a Santa Orosia, a santa Eurosia, acudiendo a los libros que, como el de Alberto Gómez, nos hablan de ella. Es un buen comienzo este esfuerzo maravilloso del Grupo Folclórico del Alto Aragón, de Jaca, al que hay que felicitar muy sinceramente.

 

27 mayo, 2023

Cuento - Noticia en Diario del Alto Aragón - 2023

 Noticia en Diario Del Alto Aragón

Vanesa Gargallo: “Es una historia para conocer Jaca y sus tradiciones”

La autora habla en Huesca de su cuento ‘El misterio del dance de Jaca’, y es acompañada por uno de los bailadores, Gustavo Bretos

·         RICARDO GRASA

NOTICIA /ACTUALIZADA 22/5/2023 A LAS 10:16

 

Hace un cuarto de siglo, se embarcó con 13 años rumbo a Taiwán, como componente del Grupo Folklórico Alto Aragón de Jaca. “Fui sin padres, ni teléfono (móvil). Aún recuerdo el contraste cultural. Ese viaje me marcó mucho y mi primer cuento está ambientado en China, porque es una historia que soñé y que está vinculada a esa experiencia”.

Palabras de Vanessa Gargallo, escritora nacida en Zaragoza y conocida como ‘Salamanchesa’ por irse a vivir con 11 años a Hecho, estando también vinculada a Berdún por motivos familiares. De su imaginación brotaron cuatro historias infantiles, siendo la más reciente El misterio del dance de Jaca, que dio a conocer ayer en el Casino de Huesca.

La publicación “es un proyecto especial”, pues se enmarca en el programa de actos que organiza el Grupo Folklórico Alto Aragón por los 400 años de los Bailadores de Santa Orosia.

“Me hace mucha ilusión volver a trabajar con el grupo 25 años después de empezar a bailar con ellos”, explica la autora, que ahora vive en los Países Bajos y regresó unos días al Pirineo.

En Huesca le ha acompañado uno de los bailadores, Gustavo Bretos, vestido para la ocasión, de modo que “la gente podrá ver el traje, además de escuchar el salterio y el chiflo”.

Así, refuerza el objetivo que se marcó con el cuento, que “es una historia para conocer Jaca, sus tradiciones y sobre todo, el dance”, consiguiendo “que los niños se lo pasen bien”.

Vanessa Gargallo señala que “la historia de la santa no es muy infantil”, por lo que “adaptar la leyenda era complicado”. “Todo sucede el día de Santa Orosia, que es el hilo conductor”, señala, avanzando que “Lucía y Guille (dos niños inspirados en sus sobrinos de Jaca) van a la procesión y ven cómo se visten los bailadores”, que sufren un grave contratiempo al perder las castañuelas.

“El misterio es encontrar esas castañuelas para que salga la procesión, pueda haber el dance y no se pierda la tradición”, apuntó la autora, ensalzando la labor del grupo, que en 1979 “recuperó el dance”, que se decidió suprimir en 1922 y desapareció a comienzos de los años 40.

La autora se propone que el público infantil “descubra el dance, los instrumentos o las partes del traje”, al tiempo que “conoce rincones típicos de Jaca”, como la Catedral, la Ciudadela y “otros que tienen que adivinar a través de los enigmas que presenta el cuento”, que incluye una pegatina con un código QR, que se puede escanear y permite “escuchar la melodía”.

“Tengo muchas ganas de que llegue el día de Santa Orosia (el 25 de junio)”, admite Vanessa Gargallo, preparada ya con su billete de avión para volver al Pirineo y ver en acción a sus ex-compañeros del grupo.

“Está muy bien que hagan tantas actividades por este 400º aniversario y me parece genial que la gente conozca nuestras tradiciones”, concluyó la autora de este cuento, que tiene una tirada de 400 ejemplares que se pudo comprar ayer en el Casino, estando también a la venta en Másdelibros.

Las negritas del texto son del blog

04 octubre, 2020

De libros y viajes - 2020

Una experiencia de libro

Mi nombre es Vanessa Gargallo Marco y he bailado la jota desde que tengo uso de razón. Mi madre y mis abuelos vivieron en París muchos años y echaban mucho de menos sus raíces; creo que es por eso que cuando nací volvieron a casa. Decidieron disfrutar de la tierra y del folklore a través de mí, y allí estaba yo, con cuatro añitos bailando con una pandereta en un grupo de Zaragoza. Lo que no sabían, ni ellos ni yo, que esa afición sería el principio de algo superespecial que aun hoy en día forma parte de mí y me acompañará siempre.

Los veranos de mi infancia los pasé en Berdún, en el pueblo de mis abuelos, y allí Charis y Paco nos enseñaban danzas y jotas que luego bailábamos por los pueblos de alrededor. Ese fue mi primer contacto con el grupo Alto Aragón. Después me fui a vivir a Hecho y para que no perdiera mi afición por la jota, mi abuelo me llevó a la escuela del grupo en Jaca y allí ensayaba para actuar en el festival de la Cueva. Pero no duré mucho en la escuela, con 11 años ya pertenecía al grupo y junto con mi inseparable amiga Susana empezamos a viajar y a actuar por todos lados. Es más, con 11 años viajé a Dijón y ganamos la medalla de oro. Recuerdo cada momento de ese viaje y cada sensación, fue algo increíble. Y ese solo fue el principio de una larga lista de recuerdos y experiencias.

No sabría decir qué viaje me cambió más la vida pues todos fueron especiales y de todos aprendí algo, pero creo que el viaje a Taiwán me marcó especialmente por varios motivos: Tenía 13 años cuando fui, cogí mi primer avión, estuve 15 días fuera de casa sin mi familia (creo que nunca había estado tanto tiempo separada de ellos) y sobre todo el choque cultural que viví.

Ver aquellos templos inmensos por todos lados, gente y costumbres tan diferentes a las mías, el contraste entre ricos y pobres fue viajar a otro mundo, y siempre he sido muy consciente que esa vivencia me cambió la forma de ver las cosas y la vida. Si me lo permitís, me gustaría agradecer a Elsa y Fernando su paciencia infinita, que como “mis tutores del viaje” tuvieron que tener, porque el tema de la comida… ¡me daría para un libro aparte!

Y hablando de libros, hace tiempo quería escribir un cuento infantil y un día soñé Un dragón con suerte. Es la historia de Yong, un niño que con su coraje y su bondad nos enseñará la importancia de compartir y resolver los conflictos de una forma pacífica y sencilla. Cuando la aldea donde vive decide capturar al dragón de la suerte, él no duda en ayudarlo para que sea libre. Para ello tendrá que convencer a todos de que, si colaboran y son generosos, podrán tener al dragón de la suerte sin necesidad de encerrarlo.

Cuando la imagen del dragón y de la aldea china me vino a la mente, inconscientemente recordé mi viaje a Taiwán. El que el protagonista sea demasiado pequeño pero haga grandes cosas, los valores de respetar, compartir, solidaridad… creo que es algo que aprendí con el grupo folkórico Alto Aragón y de algún modo están reflejados en este cuento.

Mientras estaba en el grupo era para mí una forma de pasármelo bien, haciendo lo que me gustaba y viajando de aquí para allá. Con los años veo que fue mucho más que bailar la jota. Adquirí un sinfín de valores que hoy en día me definen y me encantan. Al fin y al cabo era una niña que pasó su adolescencia conviviendo con mucha gente de todas las edades y de lugares diferentes y eso enriquece a cualquiera. Además la permanencia en el grupo implicaba responsabilidad con mis compañeros, con los espectadores, con el vestuario…  Mi paso por el grupo fue intenso como un campamento de verano y aprendí muchísimas cosas que me han servido en mi vida personal y profesional y que ahora, de algún modo, también me lo recuerda “Un dragón con suerte”.

Pero, si hay alguien a quien le debo toda esta vivencia y experiencia no es otro que a mi abuelo Domingo. Si no hubiera sido por él todo habría sido diferente. Él me llevaba a los ensayos y se esperaba horas y horas a que terminará para llevarme al pueblo otra vez. Puede parecer algo normal, pero los que lo conocisteis sabéis que fueron muchas horas, muchos días y muchos años. Cuando nos dejó también se acabó la jota para mí. Ya cada vez iba menos pues con la universidad y el trabajo me era muy difícil, pero al faltar él se me hizo imposible.

Ahora veo al grupo y me trae recuerdos preciosos. Cuando os vi actuar en Berdún en el 2017 lo sentí muy cerca y me hizo muy feliz porque entendí lo feliz que él había sido todos esos años y el orgullo que sentía hacía el grupo y hacia mí. Por eso, espero volver algún día para hacerle un pequeño homenaje y para reencontrarme con aquella familia que me vio crecer y de la que tengo recuerdos maravillosos. Así que espero que nos veamos pronto y mientras tanto, os seguiré en vuestra andadura que espero que sea por muchos años más hasta que me pueda unir a ella de nuevo.


Vanessa Gargallo

Las negritas en el texto son del blog.

Publicado en la newsletter del Grupo "De Capazo", núm 6 (Segundo Trim. 2020)

25 agosto, 2020

Cuentos en aragonés - 2020

 Hoy traemos una faceta nueva a nuestro blog.

En el escenario, el canto, baile y paloteaos son los protagonistas y se van hilvanando por la persona que presenta, con informaciones o explicaciones adecuadas. En ocasiones tienen que estirar el relato si se produce algún contratiempo relacionado con las prendas o de otro tipo. Cada cual lo ha resuelto de diversas formas, con anécdotas, contando proyectos o como en el caso de Carlos con chascarrillos y cuentos que aprendió en su infancia. Como es buen comunicador y tiene su gracejo, no es raro a estas alturas que los haga como una pieza más, aunque no haya imprevistos. A continuación una muestra de su repertorio que salió publicada en nuestra newsletter “De Capazo nº 6”                   Álvaro

Cuentos d'antimás

 Quiquiriquiii, ¿Qué tiene el gallo? Mal en el papo, ¿quién se lo ha hecho? L’alfardacho, ¿Dónde está l’alfardacho? Detrás de la mata. ¿Dónde está la mata? El fuego la ha quemado. ¿Dónde está el fuego? El agua lo ha apagado. ¿Dónde está el agua? Los pollitos se la han bebido. ¿Dónde están los pollitos? Poniendo huevitos, ¿Para quién? Para el señor Retor que está cantando Misa mayor…  

  De los primeros recuerdos que tengo, los de más crío, uno de ellos, es el de mi padre contándonos a mi hermana y a mí, este cuento antes de dormir.

Recuerdo también a mi abuela, junto a la cocina de leña, repitiéndonos por enésima vez la historia de aquel hombre que marchaba al huerto “a buscar un calabazón pa hacelo frito con col, que ha venido o yerno de Fuencalderas pa fer un poco distinción”, y de mi tía Amparito haciéndonos rabiar con el interminable cuento de “bedebedé” que nunca lo acabaré.
Continuaban con una costumbre aprendida de sus padres, tíos y abuelos, en unos tiempos en los que no había distracciones electrónicas como ahora y en las casas se contaban historias, cuentos, chascarrillos, refranes, etc. que se iban transmitiendo de unas generaciones a otras, contadas muchas veces en “o canto d’o fogaril”.

El paso del tiempo, y la llegada de otros entretenimientos, han hecho que estas costumbres se vayan perdiendo. Afortunadamente, personas que lo vivieron, como Fernando Otal de Barbenuta, Antonio Oliván de Aso de Sobremonte o la señora María de Sinués, entre otros muchos, nos las han podido contar y, felizmente, se han podido grabar o plasmar por escrito en distintas publicaciones.

Personalmente, me ha parecido importante darles a estas sencillas manifestaciones de la cultura popular un pequeño espacio en las actuaciones del grupo. Así, entre jota y danza, entre bolero y palotiau, habéis conocido a Chenaro, a la rabosa, al lobo, a os de casa Ferrero, os he hablado del sastre de Gavín, de María y Chuan, de tía Nicolasa, a la que se le “fincaron” las farinetas, etc.

Son historias que nos hablan otros tiempos, ni mejores ni peores, simplemente diferentes. Y me parece que es interesante que las nuevas generaciones, los críos y chavales jóvenes, sepan de aquellas gentes de “antismás”, de su manera de entretenerse y divertirse en unos tiempos en los que el ocio no estaba tan valorado como ahora.

No me gustaría acabar este escrito sin contaros un par de sucedidos:
¿Cómo s’inventé a musica? Se chuntón en a plaza d’un lugar dos vecinas, una d’o cobaxo d’o lugar, que se clamaba Domitila y l’otra d’a cobaltera que se clamaba Milagros, una que subiba t’a casa Disparacepos a llevar a cochina t’o masto y l’otra que se’n baixaba t’o güerto a plantar unas esquerolas, total que se trovan allí en a plaza y dicié una:
            Domi, ¿fa sol?
Y contesté l’otra:
            Si fa sol si, Mila, fa resol.

Y asinas estié que s’inventoron as notas d’a musica.
 

Y, para terminar, mi favorito, seguro que os suena porque soy muy canso y la cuento  una “pilera” de veces, hasta una canción se me ocurrió con esta historia. Ahí va:

Eba una bez un gato en un lugar, que lo clamaban Chenaro, y toz os días, de mañanas, aquel animal, se’n baixaba a cagar y a pichar t’a femera, pero un güen día llega una rabosa y lo atrapa:


Me te vo a minchar porque tiengo muita fambre, dicié a rabosa.

Y contesté Chenaro: Mira, estoy mu flaco, no tiengo na más que os güesos, estoy aniquilau de todo, pero estos días van a fer en casa o matacochín y entre un siñal que me’n den y bella branca que les ne pille, m’engordare una miajeta y habrás más carne pa tú.


Conque, aquella rabosa, una le’n iba y otra l’en veniba, conque, al fin, se lo empecipié a pensar a pensar y le dicié:

Hala pues, veste-ne.

Conque, o gato se’n fue ascape … y pasa una semana, quince días, un mes, y o gato que no se’n veiba p’allí por a femera, y a rabosa iba carrañosa dando güelta y güelta por o lugar a vier si podeba pillar a Chenaro, y un día ya lo vié allí sentato en a branquilera d’a ventana de casa, y le dicié:
      
¡Chenaro!, ¿no baixas ahora t’a femera?

¡No!, ahora me cago y me picho en casa.


Texto: Carlos Franco Gil
Ilustraciones: Miguel Franco Escuer y David Pueyo Franco