Intervención de
D. Domingo Buesa en la Real Academia de San Luis el pasado sábado 13 de mayo.
DISCVRSO
INSTITUCIONAL DEL
PRESIDENTE DE La
REAL ACADEMIA
EXCMO, SR. D.
DOMINGO BVESA CONDE
CON OCASIÓN DEL
NOMBRAMIENTO DE
SOCIOS DE MERITO
AL
GRVPO ALTO
ARAGÓN
Y A
DON LORENZO
ECHETO DE JACA.
[. C. DE
ZARAGOZA A 13 DE MAYO DE 2023
SALÓN DE
SESIONES DE LA REAL ACADEMIA
MVSEO DE
ZARAGOZA
Excelentísimos
señoras de la junta de Gobierno,
ilustrísimos
señores y señoras académicas
ilustrísimo
alcalde de la ciudad de Jaca, estimado Juan Manuel Señores y señoras
Permítanme
que salude en primer lugar a las personas que esta mañana han llegado desde la
querida ciudad de Jaca, dispuestos a representar en esta sesión solemne de la
Real Academia a la primera capital de Aragón, a la que siempre ha sido la
ciudad real por voluntad expresa de nuestros monarcas. Y, además verán que este
saludo entrañable lo haré distinguiendo dos campos de trabajo, el musical y el
gastronómico, que al final confluyen en un objetivo común: dotar a la ciudad de
una identidad que le define y la singulariza, que la hace inteligible para las
gentes que llegan a ella desde los cuatro puntos cardinales.
Yo na
tengo que descubrirles la importancia que ha tenido esta ciudad en la creación
de Aragón, pues es bien sabido que sin ella sería imposible entender nuestra
Historia. Y esto es así porque Jaca es el referente, el punto de partida de una
apasionante aventura en la que el objetivo fue crear un estado dotado de leyes,
qua hicieran posible vivir en libertad, y alentado por ilusiones que lo convirtieran
en un espacio imprescindible.
Y si
estos hechos están constatados por la documentación, en esta Real Corporación los
tenemos muy claros por la contundencia, pasión e insistencia, con las que nos
los recuerda el ilustrísimo señor académico delegado en Jaca don Javier Ferrer
que es el alma de este reconocimiento que hoy hacemos, por el que deja -una vez
más- clara esa pasión suya por esa ciudad, que en esta Real Academia nos gustaría
que fuera justamente reconocida con la concesión del título de Hijo Adoptivo
para don Javier Ferrer, aunque yo
creo que nadie se plantea que Ferrer no haya podido nacer en Jaca. Con su
interés hemos vuelto nuestros ojos a esa andadura cotidiana en la que Jaca y sus
gentes son conscientes de que están creando un proyecto de modernidad, con
rasgos que se convierten en señas de identidad que permiten singularizar la
milenaria ciudad real. El más importante e incuestionable es la vinculación de
la figura de santa Orosia con esta
ciudad Orosia o Eurosia se convirtió, allá por el siglo XI, en la reliquia que garantizaba la seguridad de los jacetanos
ante los castigos de la naturaleza y ante los destrozos que sufría el alma de
las personas.

Intervinientes y homenajeados en este acto
Jaca es
una ciudad orosiana, un espacio en el que adquiere dimensión universal esta
religiosidad que se convierta en la devoción más poderosa de las montañas del
Pirineo, en la devoción que acaba configurando una civilización montañesa. Y
toda cultura tiene un espacio de encuentro que se vive en común, en sociedad,
que no es otro que la fiesta y la celebración. Todo un mundo basado en ritos, pero
sobre todo en la música y en el baile, las primeras manifestaciones que realizó
el hombre prehistórico cuando decidió vivir en armonía con la naturaleza.
Por eso
cuando hablamos de música y de dance, hablamos de folklore y de tradición,
elementos necesarios para construir cualquier sociedad. Y es bueno recordar que
entendemos por folklore, desde que el arqueólogo inglés William John Thomas en
1846 definiera este término, el encuentro entre dos palabras antiguas que significan
pueblo y saber, gente y ciencia. Palabras hermosas que son clave en la
construcción de cualquier sociedad.
Por
ello es importante recibir a un grupo de gentes, enraizadas en la más pura esencia
jacetana, que han ocupado los últimos cincuenta años en la recuperación de su
cultura, identificando la tradición desde los modos de vestir a las creencias,
recuperando el conjunto de rasgos y costumbres que perduran de generación en
generación y que permiten reconocer a un grupo social como tal. Toda ello, ejecutado
con esa alegría de vivir que inunda el baile, el cortejo, el deseo y el amor.
Y con un sentido muy democrático e innovador
de la comunidad que ha evitado personalismos, aunque -como hemos escuchado- no quisieron
ocultar que nuestro delegado en Jaca fue su voz.
Hoy
queremos reconocer que todo este ingente e imprescindible trabajo lo han hecho
con notable calidad y seriedad, el Grupo
Alto Aragón de Jaca. Que ahora hace un alto en el camino para celebrar a
partir del 22 de mayo una exposición que lleva por título “Cuatrocientos años de los bailadores de santa Orosia de Jaca”, exposición
sugerente que nos explicará, como ha hecho su presidente don Fernando Estallo, que estamos
celebrando cuatro siglos de vida y de ritmo que arrancaron en 1623 cuando se documenta que el concejo
de la ciudad aprueba pagar 40 reales a unos mancebos por hacer bailes rituales
en los cultos festivos en honor a la patrona. Unos bailes que irán
evolucionando con el paso de los siglos, porque el folclore es algo vivo y que
se adapta a las modas. De esta manera, a los de castañuelas que caen en desuso en
la primera mitad del siglo XX- suceden los de palos que irrumpen en la
modernidad con un gran atractivo. A la pasión por vivir sucede la devoción por
vivir y a la devoción a la santa sucede la pasión por la santa. Pero esto es lo
de menos, porque lo que importa es la razón que inspira esta vocación por los
colores, los ritmos y los sonidos de Jaca. El asunto es que estamos constatando
la antigüedad de una forma de expresarse, de un modelo de conexión con el
mundo, que ya está documentado en la Jaca fronteriza del siglo XVII y que este
grupo nos lo va a explicar, mostrar y hacer vivir, durante un año más como nos
ha contado su danzante don José María
Palacio, amigo de esta Real Academia desde antiguo.
Por
ello, queremos incorporarlos a la nómina de socios de mérito de esta Real
Corporación con este reconocimiento que es un homenaje que vamos a entregarles
en la persona de su vicepresidenta, porque desde este momento el grupo se
vincula a la larga y fecunda historia aragonesa que albergamos en esta Real
casa y que nos honrará con cada una de sus actuaciones y de sus trabajos científicos.
Pero, hemos hablado de santa Orosia como fiesta principal de la ciudad y ello
nos lleva a recuperar los otros espacios de la celebración que van dando
sentido al calendario de la vida en la primera capital de Aragón.
Estamos
hablando de la fiesta del primer Viernes
de Mayo, de la consolidación de la ciudad como espacio de turismo y de
progreso o de la celebración del festival
de los Pirineos que convierte en una referencia universal a la centenaria
calle mayor, la que primero rondaban los chavales de la tierra, luego los
municipales del alcalde Abadía, y al final las gentes más diversas venidas de
todas las partes del mundo.
Si se
dan cuenta, estamos hablando de cómo se puede levantar del olvido una ciudad a
través de la capacidad de emocionar, de atraer, de cautivar. Y estamos hablando
de ese trabajo personal, callado y muchas veces contra corriente que hacen
algunas personas ejemplares que siempre son las que mantienen vivo el espíritu
de la ciudad en su corazón. Y aquí me tengo que referir a una persona excepcional
de Jaca, a don Lorenzo Echeto que
supo sentar las bases de un amplio proceso de recuperación de lo jacetano, de
lo jaqués, de lo aragonés. A un aragonés excepcional al que debemos muchas
batallas ganadas en esa conquista de la universalidad de Jaca, codo con codo
con gentes que no citaré para no cometer la injusticia de olvidarme de alguna
de ellas, pero entre las que no quiero dejar de recordar a su hermano Carlos.
Estamos
hablando de Lorenzo Echeto y al
hacerlo nos viene a la cabeza aquella frase que escribió Quevedo, señalando que
“el agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien”.
Por
eso, hoy, aprovechando ese espíritu jacetano que nos inunda y que esta Real Academia de Bellas Artes quiere
seguir haciendo suyo, tengo que poner nuestra llamada de atención en esta
personalidad que se incardina y cobra su grandeza profesional en una de las imágenes
más agradables de la historia de los últimos cien años. Me refiero a la famosa pastelería Echeto que, desde 1890, sigue vigilando la plaza de la
catedral, ¡no olviden que lo hace desde los tiempos en que la plaza la ocupaban
los puestos de verduras de la huerta!, hermanada al final con uno de los
edificios más notables y hermosos del renacimiento jaqués, testimonio de
aquellos tiempos en los que un jacetano, tan importante como discreto, sostenía
en solitario la banca del propio emperador Carlos V.
Y allí,
en esa vieja casa cargada de historia, ha desarrollado su generosa entrega a
los demás, allí ha soñado sus ilusiones para Jaca, allí ha construido su
promoción de Jaca, allí ha vivido y vive este hombre que la Real Academia
quiere incorporar a ese elenco excepcional de socios de Mérito que inauguró a
finales del siglo XVIII el propio don Francisco
de Goya.
Lorenzo Echeto es una
persona que ya ha recibido reconocimientos, como el homenaje que le hicieron en
1996 por sacar de la decadencia la gran fiesta histórica de la monarquía
aragonesa allá por 1970. Y yo creo que lo consiguió porque es una persona
convencida, como decía Eleanor Roossevit, que “el futuro pertenece a aquellos
que creen en la belleza de sus sueños”. En realidad, se podría decir que en el
caso de Lorenzo Echeto no hace falta esgrimir razones para reconocerle esa vida
intensa, al servicio de los demás, profundamente convencido de que la paz es el
valor más valioso y menos habitual, seguro de que al final lo que importa no
son los años de vida, sino la vida de los años.
Lorenzo, espíritu inquieto,
gran conversador, incansable trabajador convencido de que el entusiasmo mueve
al mundo, es un ejemplo a seguir por todos nosotros. Y un ejemplo digno de
admiración, que ha vivido esta pasión por Jaca compartida con su esposa, la
respetable y encantadora doña Angelines
Piedrafita, que como dice él es la mejor compañía que ha podido tener,
Poco
más hay que decir, acaso recordar los entrañables momentos que don Lorenzo Echeto nos ha regalado a los
señores y señoras académicos abriendo su santa sanctorum románico para
acogernos en momentos como el gratamente recordado ingreso del Ilmo. señor don Jesús Lizalde, canónigo de la catedral
de Jaca, o para poner escenario a la presentación de libros, como ha ocurrido
con el llmo. señor don José Melero,
y otras muchas actividades de los señores académicos. Si en esos momentos se ha
hecho realidad esa capacidad que siempre ha tenido don Lorenzo de endulzar la
vida a los demás, también hay que reconocer que su inteligencia hacía posible
la celebración de actividades que aportan una filosofía de la tolerancia, del
respeto, del afecto.
Y hoy,
una vez más, la familia Echeto representada magníficamente en esta solemne
sesión por sus tres hijas, doña María José, doña Marián y doña Teresa que ha
decidido seguir manteniendo la tradición y la historia más dulce y familiar de
Jaca con su hijo, vuelve a tendemos la mano del encuentro, de la generosidad, permitiéndonos
disfrutar de esas coronitas de santa Orosia que serán el broche ideal a un acto
en el que ha estado presente la santa de las montañas en cada gesto, en cada
actitud, en cada realidad, en cada uno de nuestros corazones. Y por todo eso,
representando a este aragonés de oro, jacetano de honor, vamos a pedir a sus
hijas que le lleven a don Lorenzo Echeto
el testimonio documental de que él se incorpora a la historia de esta Real Academia, que esta es su casa
desde este momento y que nos llena de alegría el poderlo recibir con todos los
honores a los que su humanidad y su cercanía le han hecho acreedor.
Muchas
gracias a todos, por tantas cosas y por ese compromiso y respeto hacia esta
real corporación fundada en 1792 por el conde de Aranda.
Componentes del Grupo F. Alto Aragón asistentes al acto.
Muchas
gracias al Grupo Alto Aragón que
hace posible que recuperemos nuestra identidad festiva.
Muchas
gracias a la familia Echeto que es un ejemplo en esta tierra del compromiso con
la historia del trabajo que ha construido el progreso. Y muchas gracias al alcalde de la ciudad, don Juan Manuel
Ramón por habernos acompañado en este momento, pero también por habernos
permitido sentir su cercanía y su afecto a lo largo de los años en los que ha
regido la historia de la primera capital de Aragón, Yo sé que no es necesario
decirle que esta es su casa, porque sabe que así lo sentimos y que, esté donde
esté en su nueva andadura ciudadana, siempre tendrá nuestras puertas abiertas y
nuestro afecto.
En la mesa: D. Juan Manuel Ramón, D. Domingo Buesa y D. Javier Ferrer
Y con
este espíritu de colaboración, porque no hay otra forma de recuperar los rasgos
que marcan nuestra identidad, les invito a disfrutar de la palabra, del encuentro
de los amigos y de esas coronitas que les mostrarán los sabores excelsos que
hablan de la historia de esa hermosa ciudad nuestra que se llama Jaca.
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