Jota de Echo
|
Continuamos mostrando piezas de nuestro repertorio para que las vayáis
conociendo más a fondo. Esta vez nos vamos hasta la villa de Echo.
En este artículo os hablamos de temas del folklore cheso, especialmente de su jota y sus características en cuanto a la música y el baile.
Pero hablar de Echo es hablar también de su indumentaria tradicional, tanto masculina como femenina. Conoceréis con más detalle esos trajes que lucimos en actuaciones y desfiles, que hemos llevado por cuatro continentes y que siempre sorprenden al público.
En este artículo os hablamos de temas del folklore cheso, especialmente de su jota y sus características en cuanto a la música y el baile.
Pero hablar de Echo es hablar también de su indumentaria tradicional, tanto masculina como femenina. Conoceréis con más detalle esos trajes que lucimos en actuaciones y desfiles, que hemos llevado por cuatro continentes y que siempre sorprenden al público.
Siempre que se nombra la jota
aragonesa, viene a la mente de todos (o de muchos), los ritmos, toques y ágiles
pasos de las jotas de Zaragoza o Teruel, o incluso de la oscense jota de San
Lorenzo. Pero precisamente por menos conocidas, queremos hoy destacar varias
piezas, unas cantadas y otras bailadas, de la pequeña pero hermosa Val d’Echo y
que el Grupo Folklórico “Alto Aragón” ha integrado en su repertorio, respetando
y admirando siempre sus orígenes chesos.
De sobras conocida es por todos los que se acercan al mundo del folklore aragonés la pieza “S’ha feito de nuei”, obra compuesta por el músico altoaragonés Pepe Lera en 1980, y editada un año más tarde por el grupo “Val d’Echo” en su álbum “Subordán”.
Pero no solo encontramos piezas cantadas, sino que también conocida por todos es la “Jota de Echo”. En esta jota, proveniente de la villa altoaragonesa, cabe destacar su ritmo, más lento, al tiempo que señorial, bien diferenciado. Esto se debe, sin duda, a las características de sus trajes. Estos son de origen medieval y se mantuvieron hasta el siglo XX, en el que sufrieron una serie de cambios, llegando hasta la actualidad.
La letra está en cheso, lengua propia del valle pirenaico donde se originó la jota y que sus habitantes han sabido conservar.
De sobras conocida es por todos los que se acercan al mundo del folklore aragonés la pieza “S’ha feito de nuei”, obra compuesta por el músico altoaragonés Pepe Lera en 1980, y editada un año más tarde por el grupo “Val d’Echo” en su álbum “Subordán”.
Pero no solo encontramos piezas cantadas, sino que también conocida por todos es la “Jota de Echo”. En esta jota, proveniente de la villa altoaragonesa, cabe destacar su ritmo, más lento, al tiempo que señorial, bien diferenciado. Esto se debe, sin duda, a las características de sus trajes. Estos son de origen medieval y se mantuvieron hasta el siglo XX, en el que sufrieron una serie de cambios, llegando hasta la actualidad.
La letra está en cheso, lengua propia del valle pirenaico donde se originó la jota y que sus habitantes han sabido conservar.
Si querez saber quí ronda,
cantando lo vos diré:
Secús, Picoya y Petralta,
Forcalá y Sancho Ferré.
D’aquí de lo Foratón,
vos daré la despedida,
pos s’está fendo de nuei,
ya s’ha retiráu lo sol.
cantando lo vos diré:
Secús, Picoya y Petralta,
Forcalá y Sancho Ferré.
D’aquí de lo Foratón,
vos daré la despedida,
pos s’está fendo de nuei,
ya s’ha retiráu lo sol.
La coreografía tiene menos de un
siglo, ya que antes la jota se bailaba los días de fiesta de manera aislada, las
parejas separadas, algunas con castañuelas y otras sin ellas. Automáticamente,
cuando el cantador cantaba, las parejas de agarraban y comenzaban a bailar,
hombre y mujer juntos. La jota se baila con tres variaciones: “Lo trenau”, “La
pateta” y “L’arrastrau”.
En la parte musical, presenta un
compás de 3/8. En la rondalla, en cuanto a percusión, destacan el pandero, la
pandereta y el triángulo (denominado “fierro”).
Aparte de sus letras en cheso, lo que más llama la atención del folklore de este valle es su indumentaria. Encontramos tanto traje de fiesta como traje de faena, para hombre y para mujer.
Aparte de sus letras en cheso, lo que más llama la atención del folklore de este valle es su indumentaria. Encontramos tanto traje de fiesta como traje de faena, para hombre y para mujer.
En el caso de la mujer, en el traje de fiesta predomina su camisa
almidonada, con mangas de farol y rizadas con pequeños pliegues. Sobre las enaguas,
una saya de estameña verde, y una basquiña del mismo color. Sobre la basquiña,
un cuerpo negro rematado en rojo. Quizás lo más llamativo del traje sea el
recogido de la basquiña en la espalda de la mujer, dándole forma de alas de
mariposa.
El pelo está recogido con una trenza
alta y sobre ella adorna una cinta lazada. En los brazos lucen dos manguitos
negros, de terciopelo, unido uno al otro con una cinta de seda por la espalda.
Para esta ocasión, la mujer viste con medias blancas y zapatos negros, y adorna su cuerpo con distintas joyas.
Para esta ocasión, la mujer viste con medias blancas y zapatos negros, y adorna su cuerpo con distintas joyas.
Si nos centramos en el traje de
faena, vemos cómo el almidonado desaparece para favorecer la comodidad del día
a día en el trabajo. Desaparecen también los manguitos, la saya interior pasa a
ser de percal y, en lugar de zapatos, la mujer utiliza alpargatas.
El traje de hombre presenta algunas diferencias con respecto al traje que estamos acostumbrados a ver. Utiliza camisa de lino o de hilo, marinetas de piqué blanco, calzón y chaleco de paño fino, adornado este último con trenzaderas y botones. Resaltar la prenda del jubón, que visten entre la camisa y el chaleco, y es de color crudo, la faja ancha de color morado y el sombrero. Para el traje de faena, el hombre no viste jubón, sino una blusa de color negro, al igual que la faja y las medias.
El traje de hombre presenta algunas diferencias con respecto al traje que estamos acostumbrados a ver. Utiliza camisa de lino o de hilo, marinetas de piqué blanco, calzón y chaleco de paño fino, adornado este último con trenzaderas y botones. Resaltar la prenda del jubón, que visten entre la camisa y el chaleco, y es de color crudo, la faja ancha de color morado y el sombrero. Para el traje de faena, el hombre no viste jubón, sino una blusa de color negro, al igual que la faja y las medias.
Lucía Betés
No hay comentarios:
Publicar un comentario