07 marzo, 2019

Festival Golden Ring (y 3) - Rusia 2018


05/09/2018


Ensayo después del desayuno y hoy la visita turística es en la propia ciudad de Súzdal. Ya comenté que los grandes espacios abiertos y los edificios en general de poca altura la hacían parecer mucho más grande de lo que a primera vista parece. La guía nos comenta como muestra de su pequeñez que la calle principal sólo tiene tres kms. Realmente tenemos conceptos distintos sobre las distancias entre ciudades y el tamaño de las mismas. La visita muy agradable con la guía que nos explica las cosas en español como el día anterior. Nos cuenta las características de varios monasterios, a los que no accedemos y vamos haciendo fotos de forma relajada, algunos han servido de cárceles en algunos momentos de su historia. Han tenido épocas más prósperas pues ahora parecen tener pocos monjes y algunos están cerrados. La localidad es atravesada por el rio Kamenka en cuyas orillas se
sitúan algunos de ellos y nuestro complejo turístico-deportivo. Ahora que vamos andando nos hacemos una idea más exacta de la ubicación de nuestra residencia y de su relación espacial con el resto. Nos está haciendo unos días luminosos y despejados y hasta calurosos, cosa que nos sorprende; esperábamos algo más de fresco.  Atravesando el río por una de las pasarelas que hay para peatones llegamos a un mercadillo no muy grande pero colorido. No todo es de fábrica, hay bastantes objetos pequeños que parecen hechos como trabajos
manuales. En uno de los puestos una señora más bien joven chapurrea el español, lo que nos da pistas de que no sólo chinos vienen por aquí.  Nos recoge el bus para ir a comer. Al acabar, a cambiarse y a la prueba de sonido; en esta ocasión entre la misma y la actuación hay poco tiempo y se ha visto la conveniencia de ir ya cambiados.


La actuación es de doce minutos, menos nervios y todo más engrasado. La actuación sale según lo previsto, bien. Como es la última, después de actuar todos los grupos, hay un pequeño acto oficial de agradecimiento a los participantes en el mismo escenario, reparto de recuerdos del festival que se entrega a cada director.


Para finalizar, por la noche gran cena de gala para todos los participantes, con música en vivo y baile.  La verdad que ha sido un gran festival, por el recibimiento, la comida, los recorridos turísticos y por qué no decirlo, por haber tenido poco trabajo.


06/09/2018


Mañana relajada visitando Súzdal pero a nuestro aire. En general hay quien ha
ido a comprar los últimos recuerdos para familia o amistades y quien se lo ha tomado más relajado, tomando una cerveza o simplemente paseando por la zona del mercado y adyacentes. Sigue haciendo un día luminoso y hasta un poco caluroso. Comida y a recoger el apartamento y concentrar las maletas e instrumentos en la cafetería que sirvió de recibimiento y ha sido nuestro lugar de expansión por la noche.


A la hora acordada con puntualidad milimétrica aparece el autobús para cargarlo y partir hacia Moscú. La circulación es relativamente lenta a pesar de ser por autopista, con muchos atascos, por obras y por mucho más flujo de vehículos. Parada estándar para ir al lavabo; entramos “a mogollón” sin ver que había que pagar. Una señora no sé si cuadrada o redonda, que sobresalía detrás de un pequeño mostrador camuflado en un rincón, dijo algo en ruso con voz autoritaria al tiempo que golpeaba el mostrador con un rollo de papel higiénico. La turva que
avanzábamos hacia los servicios se frenó en seco para volver sobre nuestros pasos y evaluar la situación. Como siempre José Mari, nuestro presi fue nuestra salvación, explicando el procedimiento y facilitándonos pequeñas monedas, unos céntimos de rublo que nos permitirían salvar la barrera invisible que la señora había establecido. Retomamos el viaje y cada pocos kms atasco, seguimos y lo mismo. Nuestro chófer decide salirse de la autopista y comienza una especie de recorrido algo surrealista, pasando de carreteras normales a estrechas y tortuosas para pasar por zonas sin pavimentar, tardando más de cinco horas desde la hora de partida a los alrededores del aeropuerto, ya anochecido. Al reconocer las luces y edificios exteriores del mismo, estalló un aplauso general al conductor, Anatoli, que consiguió  que en algún momento tuviéramos la mosca tras la oreja.


Pequeñas complicaciones al efectuar la facturación del equipaje, ya que en cada aeropuerto tiene sus normas,  y aquí ponían pegas con un gran bulto en el que llevábamos trajes de Hecho y Ansó y con subir dos acordeones a la zona de pasajeros, repitiendo lo que habíamos hecho a la ida. Estas complicaciones de razonar, negociar, conseguir se las comen como siempre los responsables de viaje y no siempre llegan a oídos del resto de participantes. Hay que agradecer a estas personas el trabajo extra que tienen en cada viaje, siempre pendientes de la organización del festival de  turno,  de los detalles del día a día  y del conjunto de componentes.


Una vez embarcados no hubo más imprevistos llegada a Barcelona, recogida de equipaje y ya estaba esperándonos el autobús que nos traería a Jaca. A cargar y comienza el regreso. Realizamos ya de día una parada en las afueras de Lérida para desayunar unos más frugales y otros más contundentes, iniciando el último tramo para llegar a Jaca cerca del mediodía


Un disfrute de festival.


Álvaro

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