20 marzo, 2019

Entrevista a J.A. González - 2019


ENTREVISTA A JOSÉ ÁNGEL GONZÁLEZ ESCARTÍN, PRIMER PRESIDENTE DEL GRUPO FOLKLÓRICO ALTO ARAGÓN

¿Cómo se planteó formar un grupo folklórico independiente?
Influyeron “la vehemencia propia de la juventud” y el ambiente reivindicativo de la sociedad en los meses previos a la muerte de Franco: cantautores, manifestaciones pro-autonomía, etc. Efervescencia social evidente en un sentido muy claro. Se nos fue contagiando, a nuestros 18-20 años, un cierto interés por la “autogestión” o, como mínimo, por una participación en las decisiones de los dos grupos que nos “asociábamos” para las actuaciones: la Rondalla de Escolapios y el Grupo de Jota de la Sección Femenina.     

¿Notaste trabas u oposición por parte de Escuelas Pías o Sección Femenina?
No, no hubo ni trabas, ni oposición; “expectación atenta a los acontecimientos”…sí.
El “pistoletazo” de salida de la idea se gestó en un viaje de varios días a Oviedo en septiembre del 75. Estábamos mucho tiempo juntos y algunos de los más mayores (no superábamos los 20 años) teníamos ciertas inquietudes socio-políticas en torno a lecturas de publicaciones de la época, tales como Andalán, Cuadernos Para el Diálogo, Triunfo…  y a los discos y conciertos de Labordeta. Se unía el convencimiento, no exento de soberbia juvenil, de que éramos capaces de darle un “toque” a la agrupación más específico y adecuado a los tiempos.  
Naturalmente, eso podía sonar, a “rebelión de los chicos” por la influencia política del momento. Como  lo suponíamos, fuimos muy cuidadosos en la escalinata del Seminario de Oviedo al transmitir la idea inicial en presencia de los responsables de la rondalla y el grupo de jota. Pero además teníamos el sincero interés de “aportar”, “sugerir”, “sumar”; no de “romper”, “reprochar”,… y eso fue certeramente transmitido por el padre Pereda al padre rector Mariano Blas, y por las representantes de la Sección Femenina a sus superiores. No obstante,  un cierto “mosqueo” inicial sí hubo. La inmensa mayoría éramos adolescentes, pero quedó claro, respetuosamente, que teníamos el apoyo entusiasmado de todos los componentes del grupo (unos 50 de edades entre 12 y 20 años) y que si convencíamos a los responsables de que la idea era buena, no tenía por qué haber problema.  
Digamos que se estimó oportuno que yo fuera el portavoz o coordinador inicial, pero todo lo consensuábamos: poco menos que hacíamos votaciones para “ver si votábamos” -bromeábamos con Álvaro-, las reuniones eran frecuentes, de asistencia masiva y larga duración. 
Nos citaron a una reunión con el padre Mariano a la que tuvimos que acudir un máximo de tres representantes (digo yo, con sorna, que “para no caer en el delito de sedición”). Como era “un duro hueso de roer”, me preparé el “discurso argumental” a fondo en pro de la fundación del grupo. Lo sometí a la crítica y aportaciones de varios compañeros y lo grabé en una cinta de casete. Esto me permitió pulir al máximo la esencia de lo que queríamos transmitir con la mayor claridad posible. Con el respaldo del resto del grupo, planteé al padre Mariano la posibilidad de no entrar en materia hasta que escuchara la cinta (el discurso iba acompañado de una copia en papel). El padre Mariano tenía un rictus… digamos “tensamente expectante”. Poco a poco se fue relajando. Creo que se convenció de que no había el menor indicio de “rebelión de los muchachos”. Se quedó con las copias y nos dijo que nos darían respuesta (francamente no recuerdo si en la reunión estaba la representante de la Sección Femenina, Inmaculada Suárez, supongo que sí). A los pocos días  nos dieron el “placet” de que siguiéramos adelante: Hacer una asociación juvenil, legalizada-autorizada, con una junta directiva, en la que habría dos vocales permanentes por parte de Escolapios y de Sección Femenina… Y comenzamos a andar.

¿Veías receptivos a los futuros componentes del nuevo Grupo?

Absolutamente. Sin reservas. Con total entusiasmo. Lo que no deja de ser curioso, siendo la mayoría de las familias conservadoras (militares, profesiones liberales, comerciantes, pequeños empresarios). Cabe suponer que los gestores de la idea éramos merecedores de una cierta confianza inicial, como nos demostraron los compañeros y compañeras más jóvenes y sus familias desde el minuto cero y en viajes de cierta enjundia, dirigidos y controlados por nosotros mismos sin ninguna supervisión.
Echando la vista atrás en el tiempo y habiendo sido padre, es  muy de agradecer la confianza depositada en nosotros. 

¿Recibisteis apoyo moral o efectivo en el proceso de elaboración de estatutos, formación de la junta, etc.?
Por parte de Escolapios y Sección Femenina el apoyo fue total, pero sin inmiscuirse en nuestro proceso de arranque. Nos pusieron a disposición locales de ensayo en el Colegio y Sección Femenina nos facilitó una sede social que nos pareció el palacio de Versalles. Nos dieron apoyo logístico inicial básico de material de oficina y constituimos un “comité de trabajo”. Acudíamos a la sede, que se convirtió en nuestro “local juvenil”, todos los días a partir de las cinco de la tarde para colaborar en la elaboración de la documentación de la asociación e iniciamos la costumbre de darnos una vuelta al final. Estábamos pletóricos.
Todo esto suponía una gasolina moral impagable. Pero es que además nos lo pasábamos genial. En un otoño oscuro y frío en Jaca que no tenía especiales alicientes entre semana, era un buen motivo de esparcimiento.
En los primeros días de constitución oficial del Grupo mantuvimos una reunión con el Sr. Alcalde Armando Abadía, quien nos manifestó su buena disposición para apoyarnos, en lo posible, económicamente (fue testimonial y puntual) y desde luego institucionalmente como embajadores del nombre de Jaca en calidad de grupo unificado sobre la base de la etapa anterior.

¿Teníais objetivos claros para cuando estuviera formado el Grupo?
Habíamos hablado mucho. Al mismo tiempo que organizábamos la constitución oficial del Grupo como Asociación Juvenil, hacíamos asambleas para captar ideas y proyectos.
Había un objetivo sustancial: Mantener lo que se nos había enseñado y tender a “desuniformar” el concepto folklórico oficial de Aragón, lo cual se venía fraguando en diversas publicaciones y foros, como Andalán. Queríamos descubrir las singularidades del Alto Aragón en particular y de la región aragonesa, tanto en los bailes, como en el vestuario y tratar de rescatar, antes de que desaparecieran las personas mayores que lo conocían, todo aquello que estaba casi perdido. Eso lo tuvimos muy claro desde el principio.
El otro objetivo, según “el signo de los tiempos” era conseguir que toda decisión fuera colegiada, previamente debatida y aprobada por mayoría. Eso quitaba agilidad en las decisiones, pero nos daba un marchamo de “autenticidad democrática”.      

¿Te ocasionó mucho trabajo?
A partir de la primera asamblea “constituyente” para elegir junta directiva, en la que fui elegido presidente, dediqué gustosamente la mayor parte de mi tiempo libre, al igual que el resto de la Junta. No tenía mérito alguno, ni requería esfuerzo obligado,  porque la ilusión y la satisfacción eran continuas en cada pequeño logro que conseguíamos, sin olvidar que el ambiente era de puro divertimento. No puedo considerar “trabajo” aquellos meses del 75 y 76, sino más bien algo parecido a pasarse por “el club” a estar en buena compañía.

Tu situación personal, siendo miembro del ejército y queriendo entrar en la Academia General Militar, ¿te resultó compatible o fue un gran quebradero de cabeza?

Por las mañanas y algunos días completos, estaba en las dependencias militares, pero el resto de tiempo lo tenía libre y por tanto no me supuso el menor inconveniente dedicarme, junto con el resto de compañeros habituales, al proyecto. Es cierto, como apuntas, que  a partir de enero del 76 empecé a preparar la oposición a la AGM de oficiales y también a la de suboficiales y eso me requirió organizarme para compatibilizar ambas actividades, pero ya el Grupo empezaba a rodar. Habíamos obtenido la autorización administrativa y organizativamente ya estaba en marcha; pasarme al final de la  tarde o algún rato el fin de semana por las oficinas después de varias horas de “codos” resultaba justamente un relax.

Una vez formado el Grupo, fuiste lógicamente el primer presidente, ¿cómo viviste esos comienzos?
Yo no diría “lógicamente”. Es cierto que en todo proyecto puede haber alguien que lance la primera voz o sugiera un primer paso y que en este caso fui yo. Simplemente por razón de disponibilidad coordiné los primeras acciones organizativas. 
Probablemente también influyó en el apoyo recibido mi buena relación con el responsable de Juventud Local. También el  hecho de que una parte de los miembros del grupo procedía de familias de oficiales y suboficiales de la guarnición de Jaca, que me conocían a mí a y a los miembros más mayores de la agrupación.
Fueron momentos de ilusión y satisfacción continua por cada logro que conseguíamos.

¿Te lo pasaste bien?, ¿puedes citar alguna o varias anécdotas que recuerdes con cariño?
Hasta tal punto lo pasé bien ese curso 75-76 con dedicación particular preferente al Grupo que lo recuerdo como uno de los más felices de mi vida.
La cita en la tarde del viernes para ensayar en los locales de Escolapios y luego “dar una vuelta” y tomar algo “en cuadrilla” era habitual. El que se retrasaba, sabía que solo tenía que preguntar en los bares del circuito o a alguien por la calle y rápidamente averiguaba dónde se hallaba “el personal”: <<Sí, “los del Grupo” estaban hace un rato en el bar tal…>>.
Y… si tocaba asamblea, pues la tarde del viernes o el sábado ya sabíamos que nos juntaríamos en la sede. Un rato de charletas y bromas, anécdotas, sucedidos, celebraciones (cumpleaños o lo que tocara) y preparación de vestuario o lo que fuere. Así íbamos afianzando “espíritu de grupo” y amistad. Teníamos un proyecto de todos y todos nos implicábamos.
En cuanto a anécdotas, son muchas las que están recogidas en el blog de la web  del Grupo. Hay una anécdota que es casi desconocida:
Cuando ya teníamos todo el material impreso con el escudo oficial del grupo (observo con satisfacción que se ha mantenido intacto sin caer en ese afán por “actualizar” vía logotipo tan “al uso” hoy en día), recibí una llamada del dueño de la antigua tienda de Falcón en la calle Mayor. Me decía  que Fabri, el pintor, su cuñado, quería verme. Resulta que el escudo lo había confeccionado yo, en papel vegetal y tinta china basándome, en  un banderín de una de las primeras ediciones del Festival Folklórico de los Pirineos. El diseño era de Fabri. La pareja de baile era muy parecida, con los añadidos de los instrumentos, la Peña Oroel y otros.
Había visto el banderín por casa y me gustó la idea, eso era todo. Mi sorpresa fue que, cuando fui a hablar con él, me montó una comedia que me tragué y me empecé a preocupar seriamente. Sacó el cartel original enorme, me habló de propiedad intelectual, de plagio, de acciones legales, de prohibición absoluta de enviar sobres y folletos con ese escudo…   Le dije que había cogido la idea de un banderín viejo, pero que no había el menor interés de beneficio de marca ni nada parecido; que estaba modificado y con elementos añadidos que lo diferenciaban del cartel en cuestión y que si tenía que tomar medidas legales y estaba en su derecho, que lo hiciera. Insistí en que el Grupo nada tenía que ver, que yo desconocía tales asuntos de propiedad, que no teníamos fondos de ninguna clase, que ya habíamos enviado decenas de cartas “al mundo” y que el único objetivo era llevar el nombre de Jaca.  
Al final se interesó por el Grupo y me dijo “que era una broma”, que ya veía que era con buena finalidad.  Lo cierto es que probablemente un tribunal le hubiera dado la razón en cuanto a plagio no consentido…  pero me dio la tarde.
Y como anécdota personal muy especial que recuerdo con nostalgia, agradecimiento y cariño fue que en el verano del 76, superada la primera fase de ingreso en la AGM, debíamos pasar un campamento muy duro de tres meses. Un día del mes de Agosto recibí ¡21 cartas! (que conservo) absolutamente motivadoras; yo creo que como consecuencia de aquello (casi me arrestan por desmoralizar a los compañeros y marear al cartero repitiendo 21 veces mi nombre) debió de entrarme tal grado de adrenalina en el cuerpo que superé con creces la recta final de “aquella prueba”. Gracias de nuevo, allí donde estéis, después de casi 43 años.  

Tu actividad profesional y familiar, ¿te ha permitido seguir la trayectoria del Grupo?
En cuanto a participación, apenas no desde hace más de 25 años, pero gracias a la página web he podido seguir su trayectoria con gran satisfacción. Participé en el 25 aniversario, pero lamentablemente por razones de ocupación laboral, no pude hacerlo en el 40.  

A estas alturas, después de 43 años, ¿te gustaría refrescar las relaciones, colaborar en algo, o volver a participar?
Por supuesto que me encantaría refrescar esas relaciones a pesar de que ya no tengo vínculos con Jaca, desde el fallecimiento de mis padres, y colaborar en cuanto esté en mi mano. Volver a participar también me encantaría y ya supongo que con las nuevas tecnologías se puede ensayar teniendo partituras y soporte sonoro, con asistencia esporádica a ensayos. Con vistas a la próxima jubilación estaría encantado de retomar una relación más directa. Al fin y al cabo, Zaragoza y Ayerbe, mis lugares actuales de residencia, están muy cerca. Ojalá sea posible y de utilidad para el grupo mi pequeña aportación.

¿Tienes alguna idea que pueda enriquecer nuestro presente o futuro?
Sería de extrema dificultad en estos momentos y a estas alturas que se me pudiera ocurrir algo novedoso, con tanto compañero “metido en harina” en el día a día y contando con la experiencia cercana de buen número de veteranos de reconocida competencia. Me esforzaré gustosamente en aportar algo basado en mis vivencias o formación que pudiera ser de utilidad.
Hay algo que puede ser novedoso en el Grupo: el sonido de mi precioso bandurrín de palosanto de un palmo que, a pesar de su pequeñez, suena como “arpa de querubín”, más por mérito del luthier,  que de su tañedor. Me comprometo a que me acompañe en mi primer ensayo de reciclaje y “sus mercedes” juzgarán.  

Puedes añadir cualquier cosa que consideres oportuna. Siéntete libre de incorporar temas que no se plantean en esta entrevista.
Pues solo me queda añadir que aquellos primeros años 75-85, fue el Grupo Alto Aragón, por mérito compartido de todos los que tuvimos el placer de ver nacer y crecer aquel proyecto inicial, una escuela de convivencia,  amistad , de práctica real de democracia y respeto por la mujer y el más débil. Tenía el mismo peso y consideración la opinión y las sugerencias de un Mario de 12 años que las de un Javier de 23, las de una Susana de 13, o las de una Maribel de 22.
No deja de ser curioso que hoy es de extrema dificultad encontrar debates en televisión en donde se respeten las intervenciones sin interrumpir al que habla. Aquellas asambleas duraban, tal vez, demasiado, pero se respetaban los turnos y las intervenciones y todos sabíamos que acabaríamos exponiendo ante los demás aquello que nos interesaba exponer y que las decisiones se aprobarían por consenso.
Nacimos independientes de cualquier influencia empresarial de mecenazgo o dirección institucional, con nuestros propios medios. Tal vez ese haya sido el secreto de su permanencia en el tiempo.
Mi felicitación y mi compromiso de tratar de aportar en el futuro mi modesta contribución, con la seguridad de que recibiré infinitamente más de lo que pueda torpemente aportar. Gracias por seguir ahí, hijos y nietos del inicio. Un abrazo sincero y sentido. Gracias. Hasta pronto (D.V.)
         Álvaro

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