El Dance típico de Jaca
Era una demostración cívico-religiosa
de origen medieval. Servía para darle realce a las fiestas del Señor, de los
Santos y a los sucesos prósperos.
Alcanzó su mayor esplendor en los
días eucarísticos, en los del titular San Pedro, en algunos de la Virgen María
y sobre todo en los patronales de Santa Orosia; una Santa nacida en tierra muy
amante de la música, como fue Bohemia. Y como tribu más influyente de esta
región eslava era entonces la de los checos, parece que el folklore jacetano,
dedicado a la joven mártir, ha llegado a nosotros con el nombre privativo de
checotén o chicotén.
ACTORES Y SU
INDUMENTARIA
Los ejecutores del baile jacetano
fueron siempre hombres jóvenes. El grupo lo formaban 9, uno era el tañedor y
los otros, bailarines. El grupo completo tenía el nombre de compañía. Había a
veces dos compañías de danzarines, que alternaban en las largas demostraciones públicas.
Corrían las grandes procesiones, subían y bajaban, daban vueltas y revueltas.
Con sus saltos y cambios posicionales alegraban a las gentes, honraban a la
Santa y ellos se sentían satisfechos.
Vestían calzón blanco, llamado
gala blanca, que incluía zaragüelles, balones y jubón (blanco rebajado), todo
adornado por galones polícromos y con pasamanería de sedas y oro. Calzaban
medias blancas, lisas y bordadas de fino ganchillo. Camisa blanca o listada.
El calzado exterior fue la
sandalia de corregel; también, la esparteña. Adornaban las pantorrillas con una
especie de borceguíes de los que pendían varios y sonoros cascavillos. Había
asimismo cascavillos en los antebrazos del jubón.
Cubrían la cabeza con el clásico
bonete montañés (sombrero abovedado y de buenas alas), que iba adornado con
lazadas de cintas de colores, cristales, espejitos, joyas y flora, Ceñían su
cintura, con bandas azules, verdes y rojo carmesí etc. De todo este indumento se
conservan piezas auténticas.
Los instrumentos músicos fueron la
flauta rústica, el salterio de percusión y como meramente sonoros los citados
cacavillos y las pulgarcillas, que ahora decimos castañuelas porque se tañen.
La castañuela folklórica es muy antigua. Muchos autores creen que es el mismo
sistro tañido por David y sus gentes. La gran sonoridad armónica y acompasada,
que producían los huecos cascabeles y las cóncavas castañuelas, alegraban al
pueblo casi tanto como los movimientos de los danzarines. Las melodías de la
flauta eran breves y se repetían mucho. Variaban según los tiempos y el ritmo
del baile.
Los bailes se decían danzas y mudanzas,
porque mudaban las posiciones, los pasos y los altos. Se marcaban cruces,
diagonales, paralelas, círculos, espirales, según la inventiva de los ejecutantes.
Al baile precedía con frecuencia el canto o el recitado de una Lyra o graciosa
sentencia en verso sencillo y en lenguaje jaqués. A veces era corta, como la
cuarteta jotera: otras más largas, según la musa del danzarín. Con estas
poesías populares se hacían loas y requiebros a la Santa, pero no faltaban
otros breves recitales que eran dirigidos a jerarcas eclesiásticos, a los
ediles civiles y militares, a ministros y otras personas relevantes que más de
una vez, presenciaron nuestras jornadas festivas.
Para las grandes solemnidades había
actos de culto matutinos, vespertinos y nocturnos. Estos oficios se prolongaban
mucho debidos a la profusión de textos cantados en gregoriano y polifonía. Entonces,
se interrumpía el proceso litúrgico y se daba entrada a los seglares para tocar
y bailar en favor de Dios y de su madre, de San Juan y de San Pedro, santos
principales de la Catedral. Cuando le tocaba el turno a Santa Orosia podían
intervenir jóvenes mujeres que, colocándose en el crucero, dirigían trovas a su
joven virgen y mártir y tocaban el pandero.
Finalmente, los diestros
danzarines ocupaban el resto del día recorriendo calles y plazas donde ejecutaban
sus primorosas danzas y donde las lyras y dichos y sentencias de argumento
profano, jocoso y amatorio harían las delicias de personas relevantes, de damas
y doncellas asomadas a los halcones.
No hay que despreciar el palotiau
actual, que dicen importado de Yebra en este siglo. Se debe conservar y fomentar,
ya que es un folklore no solo orosiano, sino tambien jacetánico por historia.
por tradición y por geografía eclesiástica y civil. Pero el folklore típico, el
verdaderamente específico de Jaca es el otro, el expuesto en las precedentes
notas, sacadas de viejos papeles y libros. Como el del Dr. Alavés. Resucitarlo,
darle luz y vida, tras el eclipse que ha sufrido en este siglo, no es obra
imposible ni excesivamente difícil. Los entusiastas danzantes de hoy, que se
sientan vinculados a ese glorioso pasado de arte popular, están bien dispuestos
a tamaña restauración. Debemos ayudarles.
JUAN FRANCISCO AZNAREZ
Revista Jacetania - Año XIII - Número 79 – Abril de 1979 Págs 18, y 19