Cristina
Puente Garós
Licenciada
en piano. Profesora de música en IES Pirineos de Jaca
Un
puente entre Jaca,
Barcelona
y Sevilla
A medida
que van pasando los años te das cuenta de que aquellas cosas que hacían “los
mayores” son lo que realmente te vinculan a una tierra, a unas raíces, a un
lugar que quieres. Creo que ese primer momento lo viví en 1992 cuando en pleno
desarrollo de la Exposición Universal de Sevilla vi bailar una jota en plena
plaza de San Francisco, sentí una emoción como jamás antes había experimentado.
Estaba escuchando y viendo una Jota aragonesa en tierras andaluzas, creo que
fue entonces cuando comencé a valorar eso que llamamos “tradicional” y que en
mi caso estaba vinculado al terreno musical.
Apenas unos
años después y durante el transcurso de una clase de la asignatura de Folclore,
mi profesor en el conservatorio municipal del Bruc de Barcelona, Josep Crivillé
i Bargalló expuso ante todo el alumnado allí presente esta premisa “en Yebra de
Basa se baila un palotiau acompañado de
chiflo y salterio...”; al escucharlo no pude evitar levantar la mano y decir
que en Jaca también se bailaba y que además existía un dance de castañuelas. Ese
fue el desencadenante que motivó el tema sobre el que versaría mi trabajo de
fin de curso “Dances para la festividad de Santa Orosia”.
Lo que voy a
tratar de transmitir a lo largo de estas líneas no pretende ser más que una
ilustración de la experiencia musical vivida, pues a lo largo de muchos años se
ha escrito mucho acerca de la música tradicional vinculada al culto religioso.
Sirvan como una muestra de esos detalles que en ocasiones no percibimos, pero
que contribuyen al resultado final que luego contemplamos.
Comenzó
entonces un arduo trabajo de consulta de los materiales que ya existían, la grabación
de las melodías que acompañan estos dances, la transcripción al papel... han
pasado unos pocos años, pero esa tarea se llevó a cabo con una grabadora de cassette
y un micro. Luego había que escuchar, comparar, rebobinar, anotar... para
plasmar sobre un pentagrama las notas y el ritmo lo más precisos posibles, ya
que la variabilidad en la música tradicional pasa por entender sus pequeñas
variaciones en cuanto a velocidad, ritmo, cansancio de los bailadores a lo
largo del recorrido de la procesión... Toda esa información en más de dos horas
de grabaciones al músico del paloteau y al del dance de castañuelas quienes, al son
del chiflo y salterio acompañan musicalmente a los danzantes. De este modo fui
transcribiendo al papel pautado las notas de las melodias del chiflo más el
ritmo percutido del salterio y de los
palos o castañuelas y nombrando a cada una de esas melodias con nombres como
“Sinués”, “Mantos”, “Romeros”… para los dances de castañuelas o “Viñetas”, “Pedro
Gil” o “La cruz”... para los dances de palotiau entre otras. Este recopilatorio
no habría sido posible sin la colaboración de Álvaro de la Torre y Enrique Tello,
quienes tuvieron la amabilidad de venir a casa de mí abuelo y allí tocaron
todas las melodías con su chiflo y salterio y que yo pude grabar. Por aquel
entonces mi abuelo, Jacinto Garós Escartín, aún vivía, era el año 1996, Fue una
persona amante de las costumbres y tradiciones de Jaca, pero además fue parte
integrante de todas ellas destacando la del Primer Viernes de Mayo, la Semana Santa
y la de haber sido danzante de palotiau. No en vano fue uno de los que bailaron
y actuaron en la Exposición Universal de Barcelona en 1929.
Una vez
recopilada toda la información, había que darle forma, clasificarla y plasmarla
en un documento que ilustrara las melodías del chiflo y los ritmos de los palos
y castañuelas en ese momento actual. Ese mismo verano y en una charla informal,
tuve la ocasión de comentarle a José Enrique Ayarra, jacetano y organista en la
catedral de Sevilla, en una de sus
visitas a su ciudad natal, el trabajo musical que me llevaba entre manos y para
mi sorpresa empezó a tararear una melodía que el recordaba de cuando era pequeño
y veía la Procesión de Santa Orosia… seguidamente me pidió un papel pautado y
allí esbozó una melodía, la cual incorporé también a mi trabajo musical. Al año
siguiente, de nuevo grabé durante la procesión del 25 de junio a ambas formaciones
para comparar con las del año anterior y confirmar o variar sensiblemente la recopilación
que ya había escrito.
Ahora quedaba maquetar toda esta información que no habría visto la luz sin el apoyo incondicional de José Ventura Chavarría. Ya sólo me quedaba entregar dos copias a Álvaro (de la Torre) y a Enrique (Tello) y otra copia similar al que fuera mi profesor en el conservatorio. Cuál sería mi alegría al encontrar en un periódico con fecha 26 de junio de 2002 la noticia que reflejaba el estreno de una nueva mudanza titulada “Ayarra”. Estoy convencida de que mi abuelo que falleció dos años antes, también se habría alegrado.
Este estudio
musical se centró en la ciudad de laca, pero no hay que dejar de mencionar
Yebra de Basa, que tiene también como patrona a Santa Orosia y a otros pueblos,
que sin estar vinculados a esta Santa, también tienen palotiau como es el caso de Jasa, Aragüés del Puerto o
Embún y los que tuvieron como Hecho e incluso Aso de Sobremonte, donde existió dance de castañuelas.
Y si
hablamos del momento presente, la cantera de nuevos y jóvenes bailadores de
palos y castañuelas hace que chicos y quién sabe si también pronto serán chicas,
se interesen por mantener viva esta tradición. Por ello es importante destacar
la colaboración de la Escuela Municipal de Música, el Ayuntamiento y el Grupo Folklórico
Alto Aragón para enseñar y motivar a estos futuros danzantes. En ocasiones el
destino es caprichoso, ya que Gustavo Bretos, a quien conozco desde hace ya algún
tiempo, es uno de los actuales intérpretes musicales que acompaña a los danzantes
de Santa Orosia, vinculado al grupo folklórico Alto Aragón desde 2017. Si bien
sus inicios no fueron como músico de chiflo y salterio, sino como danzante de
palotiau, ya que en una de sus múltiples facetas, la Escuela de Música, bajo la
dirección de Jesús Lacasta, motivó este aprendizaje. En aquel entonces Luis Salesa
era uno de los intérpretes musicales. Poco después serían Enrique Tello y Julio
Laín los que convencieron a Gustavo para que cogiera esta pareja de
instrumentos y aprendiera las melodías de las diferentes mudanzas. Gracias a
esta amistad y ser profesora de música en el LE.S. Pirineos de Jaca, ha accedido
a Presentar estas melodías y estos dos instrumentos al alumnado de 1* de ESO,
que previamente ha trabajado en torno a las músicas del Camino de Santiago en
el tramo aragonés, donde estos dos instrumentos tienen un merecido protagonismo.
Mostrar a los más jóvenes esta porción de nuestra historia musical puede
contribuir a dejar una pequeña huella que seguro recuerdan más adelante cuando
de nuevo vuelvan a escucharlos.
Hoy en día
disponemos de medios para escuchar, grabar y ver allá donde queramos cualquier
música, pero las sensaciones de ver y escuchar a los danzantes con el chasquido
de sus palos y castañuelas acompañados del chiflo y salterio, durante el recorrido
de las procesiones, no son en absoluto comparables, así que desde mitad de mayo
hasta casi final de junio tenemos la ocasión de hacerlo, por cierto, a los de
castañuelas, sólo dos días en junio, el 24 y el 25. Y este año desde el mes de
abril, el grupo folklórico Alto Aragón va a organizar una extensa muestra relacionada
con motivo de los “Cuatrocientos años de los bailadores de Santa Orosia de Jaca
(1623-2023)” con la que seguro disfrutamos y tenemos ocasión de comprobar cómo
nuestras tradiciones siguen aún muy vivas y atraen, seguro, el interés del
público de todas las edades.
En la revista LA
ESTELA núm 50 (págs 98-100) de la Asoc. Sancho Ramírez de Jaca
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