Viaje a Vladimir y comienzo del festival.
03/09/2018
Nos desplazamos a la ciudad de Vladimir, de unos 350 mil
habitantes en donde comienza oficialmente el festival Golden Ring. Esta
localidad es la capital del óblast del mismo nombre y sus monumentos blancos
junto con los de Suzdal, son patrimonio de la humanidad según la Unesco. Un
óblast equivaldría más o menos a nuestro concepto de departamento o provincia.
La Federación Rusa está compuesta por la suma de los óblast, los krais
(regiones), las repúblicas que son nueve y dos ciudades autónomas, sumando un
conjunto de ochenta y tres territorios federados. Nos muestran la zona
monumental con edificios religiosos e históricos, entre otros la catedral de
San Demetrio y la Puerta Dorada, una especie de arco de triunfo más compacto y
voluminoso que los nuestros, que fue en su momento una de las puertas de la
ciudad. Es Vladimir un nudo ferroviario de la zona. Cuando íbamos a empezar la
visita a la zona monumental llega nuestra compañera y directora de baile, Inma
L., que por motivos particulares no pudo partir de viaje con todos. A continuación un poco de tiempo libre para
tomar un refresco o comprar algún recuerdo antes de que nos recoja el autobús
para ir a comer. En una avenida próxima una gran estatua de Lenin observa el
escaso tráfico. Los símbolos de todo tipo relacionados con el régimen anterior
son habituales en edificios oficiales y plazas públicas.
Comida en restaurante y posterior desplazamiento al lugar
donde comienza el festival. El edificio es una escuela de música y danza que no
interrumpe su gran actividad, coincidiendo por el laberinto de pasillos,
alumnos con instrumentos, chiquillas en mallas o personas de los distintos
grupos que participamos en el festival con nuestros trajes típicos. A las
cuatro de la tarde, prueba de sonido con un tiempo rigurosamente medido, hizo
que las dudas y reajustes de espacio, distribución de micros y organización del
baile, acabara resultando un poco escaso para la meticulosidad de nuestros
directoras de baile y rondalla. A continuación a cambiarnos en una de las aulas
que se convierte en vestuario.
Los
responsables tienen reunión con la organización, entrevista con una televisión
y siempre atentos a que todo el mundo esté a punto. El espectáculo comienza a
las seis en punto, pero al ser el cuarto grupo nos hace salir casi a las siete.
Las esperas y la tensión previa hacen que se vaya acumulando el cansancio
aunque la actuación es de sólo diez minutos que se convierten en once. Un
público muy agradable, pedía un bis, pero el siguiente grupo esperaba ocupar el
escenario. Participamos grupos de Polonia, Croacia, Italia, Austria y el grupo
ruso que nos recibió además de nosotros.
Volvimos de Vladimir a Suzdal para la cena y el descanso.
Habían preparado para los grupos una fiesta de la amistad con música disco,
pero el cansancio del día invitaba más a tomar una cerveza de forma relajada en
la cafetería del complejo.
04/09/2018
Después de desayunar a las 9 como otros días, nos espera el
autobús para visitar Yuriyev-Polsky. Es una ciudad de aspecto más rural.
Nos
reciben en la plaza principal, junto al monumento del fundador de la ciudad dos
músicos de acordeón y balalaika y dos damas, todos con el traje típico, que nos
cantan una canción de bienvenida con mucha energía. Al finalizar nos ofrece
torta, que presenta en una bandeja para que pellizquemos un trocito y lo pongamos
en un pequeño recipiente que contiene sal. Nos dirigimos, pasando al lado del
monumento a los caídos en la Segunda Guerra Mundial,
a un grupo de edificios
históricos próximo, compuestos por iglesias de distintas épocas donde se
realiza una visita guiada. También forma parte del conjunto, un museo sobre la
invasión napoleónica donde hay mapas, planos de la época, armas, herramientas,
cuadros de dirigentes militares y donde se reflejan distintas hazañas
protagonizadas en el frente de Moscú por ciudadanos de la localidad. En una
zona ajardinada entre los edificios, nos explican la artesanía y recursos de la
zona. Los músicos de la recepción y otros colaboradores nos acompañan y cantan,
organizando juegos relacionados con las canciones.
Nos acompañan a un restaurante para tomar la comida del
mediodía. Está bien aunque hay quien le resulta chocante que se repita lo que
llamamos “ensaladilla rusa”, hoy nos lo sirven por tercer día consecutivo. Por
otra parte la comida es de calidad y bien de cantidad.
Nos llevan al lugar donde haremos la actuación; el edificio
por dentro se ve antiguo y parece que le falta un poco de pintura o
mantenimiento, pero en general limpio y sin mota de polvo. Hoy es de 45 minutos
y compartiendo escenario con un grupo local de niños, que a pesar de su
juventud realizan todas sus piezas con mucha desenvoltura y fluidez; se ve un
grupo muy disciplinado. El público nos recibe muy bien y nos transmiten su
agradecimiento por venir de tan lejos para mostrar nuestro folklore.
Después de cambiarnos y cargar el autobús, nos llevan a
cenar. Sólo entrar al restaurante se ven detalles que denotan una celebración.
Tres vasos con cada servicio, incluída una copita, flores y zumo y fruta.
Estamos acompañados por las autoridades locales y representantes de la
administración y de la cultura, dicen la
“Ministra de Cultura” de la provincia o equivalente.
Para redondear
música en vivo y un poco de vodka para los brindis de rigor. Con un tono un
poco más jovial que los otros días volvemos a Súzdal para descansar.
Álvaro