"YO TAMBIÉN IRÉ A JACA"
Con esta frase tan corta como conocida por muchas gentes de Jaca y la Comarca, tituló su conferencia Javier Ferrer Bailo, en un Salón de Ciento a rebosar. El acto estaba incluido en las actividades paralelas a la reunión anual que CIOFF España celebró en Jaca los días 6 al 9 de Diciembre de 2013.
Sus palabras fueron vivencias propias, que recordaron a muchos las suyas y que fueron seguidas con mucha atención por los asistentes, tanto de Jaca como de fuera, recorriendo juntos estos 51 años del Festival Folklórico de los Pirineos.
No desvelaré datos ya que el texto se adjunta íntegro, sin las improvisaciones lógicas de quienes conocemos a Javier y por lo tanto esperábamos.
Durante toda la conferencia, tuve el honor de colaborar con la proyección de fotografías, algunas de ellas con más de 100 años, con músicas de nuestro Grupo, con varios vídeos e incluso una filmación del NO-DO de Agosto de 1973 sobre nuestro Festival.
También se adjunta el "audio" integro de la conferencia, con la voz del conferenciante y las músicas de los vídeos del Grupo Folklórico Alto Aragón, que como he indicado, se escucharon durante todo el acto.
Rafa.
YO TAMBIÉN IRÉ A JACA.-
Hace un mes aproximadamente, asistí como Académico de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis a la apertura de curso de las Academia de Aragón, La de Jurisprudencia, la de Medicina, la de Farmacia, la de Ciencias y la de Bellas Artes. Desde hace algunas ediciones se tomó el acuerdo de unir esfuerzos y sinergias, propias de los tiempos que nos tocan vivir, para poder hacer con dignidad un comienzo de Curso que al menos permita a la Sociedad saber que las Academias siguen velando por la dignidad de las personas.
Este año quienes actuaron de anfitriones fueron los Científicos, y a fe que el comienzo no pudo ser más analítico y realista, verdaderamente asistimos a una lección inaugural propia de quienes la ofrecieron, es decir llena de referencias al mundo de la ciencia y al pragmatismo, pero realmente apocalíptica.
Salimos con cierto pesimismo, pues aunque la realidad se empecina en decirnos que habrá que estar atentos al cambio climático, al cuidado de las energías salidas de la tierra y que los tsunamis arrasarán las costas, que los terremotos asolarán enormes porciones de la tierra y que la “crisis” tardará en abandonarnos, no obstante me niego a asentarme en ese pesimismo y pienso que el “humanismo” hará que los hombres seamos mejores y que todavía queda gente que valora la estética, la moral, la convivencia...
Mis pensamientos abrieron mi memoria a los tiempos pasados, en los que mi juventud y las circunstancias que rodeaban el día a día, me habían permitido ser feliz, con pequeñas cosas, todas ellas cuajadas de un marchamo cultural, en su más amplia expresión.
Desde mi infancia he cultivado todo aquello que nos ha sido legado por generaciones anteriores: las tradiciones, la música, las historias literarias, el costumbrismo popular, todo aquello que ha sido capaz repito, de dignificar al ser humano.
Formé parte de los Infantes de la Catedral, del Coro del Instituto Domingo Miral, del Orfeón Jacetano, del Centro de Iniciativa y Turismo, de muchas actividades culturales y sobre todo como algunos recordarán del Grupo Folclórico Alto Aragón de Jaca.
Paralelo en el tiempo formé parte de la comisión artística del Festival Folclórico de los Pirineos y fui durante varios años el presentador en Jaca y en Olorón.
Mis recuerdos son imborrables, mis vivencias, gratificantes, didácticas, de las que entresaqué lo mejor para que posteriormente me acompañaran en el cotidiano vivir, muy especialmente en mi profesión periodística que durante tanto tiempo ha sido la de “contar cosas”, de ser testigo de la historia para contarla y ser notario de la actualidad, de la forma más digna posible.
En la década de los 70 y entrados los 80, fui especialmente feliz, pude en compañía de los miembros del Grupo Folclórico Alto Aragón, abrir arcones, desempolvar partituras, afinar instrumentos, emocionar ancianos, ilusionar a jóvenes, sondear en las tradiciones, rescatar valores...
Recorrimos las poblaciones y valles del Pirineo, desde Ansó hasta el último valle más oriental de la provincia de Huesca. Escudriñamos en su memoria y RESCATAMOS (con mayúsculas), las tradiciones “dormidas” por un falso rubor pueblerino. No había que asomar lo autóctono, no fuese que nos tachasen de “incultos”, pero no se correspondía con la realidad, ni con los intereses de los habitantes de todos y cada uno de esos pueblos, vivos, latentes, orgullosos...
Fueron muchos fines de semana en esos inviernos crudos, con carreteras a veces intransitables, intentando mostrar nuestra mejor voluntad, repitiendo una y mil veces, que nuestra intención era, “rescatar” para el mundo eso que las generaciones anteriores, habían creado y guardado celosamente como muestra de su identidad, de su personalidad.
Fuimos recibidos de todas las forma posibles, ora con ilusión, ora con reticencias, hoy con afecto, mañana con indiferencia, pero nosotros, jóvenes, cargados de buenas intenciones y tesón, desplegábamos nuestros cuadernos de notas, afinábamos las cuerdas de nuestros instrumentos, sacábamos los artilugios y grabadoras y alrededor de una chimenea o de una buena estufa de serrín o en el mejor de los casos de butano, empezábamos a tocar y cantar...; enseguida el ánimo se apoderaba de la reunión y cuanto menos el porrón, hacía su acto de presencia, con el mejor vino de tonel, a poder ser más rancio que el de la semana anterior. Nunca faltó el jamón, los embutidos, el queso y el mondongo por supuesto casero.
Jotas, canciones, mazurcas, danzas, boleros, albadas, auroras, sobremesas... en cada lugar íbamos descubriendo tal cantidad de variaciones artísticas que no dejábamos de sorprendernos e incluso de emocionarnos.
A nuestro regreso había que poner en valor todo el material registrado en sus numerosas variantes. Había que coordinar el trabajo y valorar cada “diamante en bruto”. Teníamos la música, las letras, el vestuario, las costumbres, los pasos de baile o las danzas de palos y espedos, había que “dibujar las jotas o danzas” había que analizar las letras para evitar errores y aun así no estábamos exentos como los cometidos en sendas grabaciones de la Albada de Embún y de la Jota de Echo, ahí han quedado para siempre, pero ha podido más la voluntad y firmeza de la interpretación que el error, en sendos discos (Pueblos y Gentes y en Recuerdo de unos Valles.
Ensayos y más ensayos, sin desaliento, siempre en el patio de recreo en el buen tiempo, o en las clases de nuestros amigos y benefactores, las Escuelas Pías, “los Escolapios”, en las noches del invierno. Sin ellos no hubiera sido posible haber llegado hasta aquí, de hecho el “embrión” de nuestro Grupo salió de la Rondalla de los Escolapios y del grupo de baile de la Sección Femenina a cuyo frente estaba Inmaculada Suarez con las hermanas Maribel y Mayta López.
Horas y horas de repeticiones, había que llegar al escenario y ofrecer con seguridad cualquier interpretación. Quizás no parezca tener mucho mérito, pues al fin y al cabo los artistas deben ofrecer lo mejor de sí, pero hay que pensar que éramos un grupo de amigos, ilusionados, que sacrificábamos nuestro tiempo de ocio para poder salir dignamente ante los espectadores, en un principio de nuestra tierra y quien nos lo iba a decir posteriormente por el mundo, si digo bien, por el mundo.
Hoy parece que esto tendría poco mérito, pero estamos hablando de unos tiempos en los que la cultura estaba en manos de un caciquismo tardío, al que molestaba el descaro de unos jóvenes cargados de un “progresismo” firme, ajeno a cualquier connotación política.
Nuestro folclore abrió los valles pirenaicos al llano, se presentó a la sociedad con las vestimentas salvadas de muchos arcones, con olor a rancio, que nos contaban muchas historias del costumbrismo de finales del siglo XIX y principios del XX. Historias vivas transmitidas de generación en generación, que nos hablaban de labores del campo, de jornadas festivas, de trashumancia, de amores, de amistad...
Ansó nos deparó algunos dolores de cabeza, había guardado celosamente sus vestidos, desde el bautismo hasta los últimos acontecimientos más significativos de la vida, pero no había nadie que nos asegurara que música podíamos interpretar, o las letras de sus jotas. Buscamos y rebuscamos, y al final, decidimos crear la letra de esa jota de Ansó que tuve el privilegio de grabar y de interpretar en escenarios, como La Romareda de Zaragoza, ante más de 12 mil espectadores, en el Royal Albert Hall de Londres, en la Sala Pleyel de Paris, en Nueva York, acompañados del mítico Pastor de Andorra o teniendo como telonero al mismísimo José Antonio Labordeta, también en las plazas de nuestros pueblos o en las playas de Las Landas en Francia, o en la Peña Oroel y ahora todavía se escucha su emisión desde la torre de la Iglesia de Ansó a modo de aviso de los acontecimientos de la Villa.
Interpretamos e interpreta en la actualidad el Grupo Alto Aragón “paloteaos” de Aragüés del Puerto, de Lanuza, Albadas como la de Embún, el dance de Santa Orosia, la señorial jota de Echo, los Boleros de Larrés, y de Sallent de Gállego, el Villano de Bielsa, las jotas de ronda, de San Lorenzo, la Aurora de Sinués o los Sacramentos de amor de Aso de Sobremonte... cuantas horas de trabajo, de esfuerzos continuados, de ilusiones juveniles; podemos decir con orgullo, que el legado continua vivo, gracias a las nuevas generaciones y al favor de un público que hoy, por mor de los medios de comunicación audiovisuales, tiene conocimiento y valora estos trabajos con la asistencia a los espectáculos y premia con generosos aplausos a los intérpretes.
El Grupo Alto Aragón, creció y alcanzó un notable prestigio gracias a que se implicó plenamente en el entorno de los festivales folclóricos, donde empezó a ser conocido, gracias a personas que creyeron en el esfuerzo y tesón de estos jóvenes de la Jacetania.
De entre estas personas debemos destacar a alguien que como afirma Fernando Estallo hay que reconocer por lo que supuso en la promoción a nivel internacional. M. Lassabe, hombre educado, cortés, culto, detallista... en términos ingleses un “gentleman” aficionado como nadie al folclore internacional, gran estudioso y conocedor del folclore aragonés. Director del Liceo Francés en lugares como Addis Abeba, Lisboa, Madrid, Rabat o Londres. Lassabe, fue cofundador del CIOFF junto con otros personajes como Henri Coursaget o PHIL Conroy.
Colaboró muy activamente con Festivales y con numerosos grupos, tanto de países del este como con franceses y españoles a los que podemos decir que “apadrinaba con su prestigio” para que fuesen llamados a actuaciones en escenarios de Francia, España, Reino Unido...
Nuestra relación con Lassabe desde 1976 fue decisiva, atendimos sus puntillosos consejos, fuimos escrupulosos en la aplicación de estos y eso produjo una relación personal, íntima, que nos abrió las puertas de numerosas localidades y festivales en Francia, como el mítico de Confolens cuyo director es Philippe Beaussant Secretario General del CIOFF y que nos sirvió de catapulta para “valga la expresión” cruzásemos el charco.
Nada sería igual ya en el Alto Aragón. Recorrimos y siguen recorriendo España y el mundo, por Europa, por oriente y por occidente, allende los mares, alcanzando siempre el favor de un público ávido de conocer otras culturas, otras costumbres, salidas desde lo más popular. En los últimos años el Grupo Alto Aragón ha visitado: Alemania, Francia, Holanda, Dinamarca, Bélgica, Gran Bretaña, Portugal, Italia, Puerto Rico, Estados unidos, Canadá, México, Marruecos Taiwan en China, Japón.
El Grupo Alto Aragón ha sido referencia de muchos colectivos que nacieron a la recopilación del costumbrismo y especialmente del folclore. Gracias a estos embriones “inseminados” en nuestra sociedad, nacieron nuevos grupos y colectivos que hoy exhiben con orgullo el folclore y aportan nuevas partituras y trabajos para una mayor riqueza cultural. La Val d´Hecho, Grupo Uruel, Danzantes de Sinués, de Aragüés del Puerto, de Lanuza etc……..
Paralelo en el tiempo, transcurría el Festival Folclórico de los Pirineos, los años pares en la hermana ciudad francesa de Olorón y los impares en Jaca.
Me remonto a mis recuerdos de pubertad y juventud, para reseñar que los primeros festivales, no nacieron única y exclusivamente para acoger el folclore universal.
Las actuaciones en el “Pabellón, que yo recuerde, ubicado en lo que hoy es acceso al Instituto Domingo Miral, daban cabida a lo que podemos contemplar como un “anacronismo” (he visto y oído a Tito Mora interpretar “Blanca y radiante va la novia”, he visto a Las Alegres Chicas del Can Can de Paris, o a Conchita Bautista cantando “¡Qué bueno, qué bueno!”). Vimos posteriormente a grandes orquestas sinfónicas, orfeones y coros, majorettes, impresionantes bandas de música y todo tipo de expresiones musicales.
Con el tiempo los jacetanos quisimos trabajar, colaborar, ser parte activa de algo que veíamos como “nuestro”. Había surgido el Festival, desde el seno del Centro de Iniciativa y Turismo, (unos visionarios), liderados por Armando Abadía por aquel entonces Presidente del CIT y posteriormente Alcalde de Jaca, junto a Luis Haure, alma mater del Festival en la hermana ciudad de Olorón, ambos dos desaparecidos, pero recordados entre otras muchas cosas por la creación en 1962 y por los años dorados del Festival, habían conseguido transmitir sus inquietudes a toda una ciudad, a los pueblos de la Jacetania, al Bearn y los Bajos Pirineos, consiguieron que Jaca y Olorón fuesen reconocidas en el ámbito cultural y turístico con extraordinario prestigio en los cinco continentes.
Jaca adquirió “vitola” de ciudad universal, abierta al mundo, innovando, ofreciendo una personalidad muy acusada; descubrimos como la imaginación era capaz de suplir algunos conocimientos, todos trabajábamos para que a finales de julio y comienzos de agosto, la calle mayor de Jaca, se convirtiese en la calle Mayor del Mundo como la bautizase el ilustre aragonés Jiménez Aznar.
Se innovó con un escenario que ayudó a eliminar los tiempos muertos de cualquier espectáculo, pues no era fácil sacar a un grupo después de su actuación y permitir que quienes le seguían ofreciesen su interpretación. Un empresario nómada, por aquello de ir de feria en feria con sus instalaciones como los populares “autos de choque” tuviese la feliz idea de hacer un escenario giratorio, algo tan sencillo, como genial.
Hubo un antes y un después, y yo, que formaba parte de la Comisión Artística que encabezaba Tomás Asiaín, junto a Jesús Dumall Badía, empecé a asomarme a la presentación, es decir, a ser la voz que ponía en ambiente al espectador, todo eso, después de haber asistido a los interminables ensayos a lo largo de la jornada, que nos permitía componer un espectáculo bien trenzado, atractivo y sin herir susceptibilidades, ajustado en los tiempos de interpretación y con la garantía de que ningún grupo se excedería del tiempo pactado y reflejado en el guión final.
Aprendimos lo mejor que pudimos a decir en numerosos idiomas alguna frase que personalizase a los grupos representativos de tantos y tantos países. Y aprendimos en sus idiomas a decir al final de su paso por el escenario GRACIAS, ZÉNKIU – DANKE – SPASIVA – ARIGATO - SUKRÁN – TODÁ – ShiE ShiE -
El Festival se asomó a la pequeña pantalla a través Televisión Española, cuando sólo existían dos cadenas la TVE 1 y UHF, y fue gracias a la altoaragonesa Maruja Callabed, que por aquel entonces era una autoridad en el Ente, consiguió que algunas sesiones fuesen emitidas para orgullo y gozo de Jaca. Los miembros de la Comisión Artística, trabajamos junto a los excelentes profesionales de TVE, siempre atendiendo sus indicaciones, pero preservando, que tanto la actuación en el escenario como el sonido de la sala cumpliesen con las expectativas que el público asistente esperaba del directo en aquel pabellón, que pese a ser desmontable cumplía con gran decoro el fin para el que se había designado. Que recuerdos, que improvisaciones, que resultados.
Fabri artista pictórico y diseñador excepcional, había dibujado con mimo, lo que todavía hoy es el símbolo que identifica al Festival Folclórico de los Pirineos.
Se fueron incorporando nuevos jacetanos a la organización, (voluntarios todos: comisión artística, intérpretes, acompañantes, montajes,), la brigada municipal que con su reconocida experiencia hacía que un pabellón desmontable, se convirtiese en una sala de actuaciones y conciertos, adornada con gran profusión de detalles.
Quiero reseñar algo que hoy llamaría la atención de cualquier organización, pero; ¿que hubiera sido de nuestros Festival, sin los colegios de la ciudad, sin la Escuela Militar de Montaña con su maravillosa cocina y comedor?. Quizás esto fue tan importante o más que los lugares en los que se celebraban las sesiones nocturnas.
Más tarde se incorporó el Palacio de Congresos, que acogería a los mejores grupos o a los más atractivos para el público. Las salas de exposiciones, y otros recintos hicieron que el Festival creciese en valores y aportaciones culturales, siempre paralelas a la esencia que no era otra cosa que el folclore.
No diré todos los nombres y no por ganas, sino por temor a olvidarme de muchos y no ser justo con otros, pero permítanme que en las (“chicas” de secretaría de aquellos tiempos ofrezca mi pequeño recuerdo a su extraordinaria labor “Mari Carmen Castán, Rosa Saganta, Magdalena Pérez, Blanca Tello y otras muchas que se incorporaron en tiempos pasados). También a Inmaculada Suarez y a Pili Rubio al frente de las “azafatas” y a Héctor Lacasta y su amplísimo equipo de voluntarios e intérpretes.
Realizamos notables esfuerzos por que cada momento programado, tuviese su protagonismo. El Festival se desarrollaba en el Pabellón, pero la esencia se asomaba a todos los rincones y cualquier hora del día. Quien de los muchos veteranos que nos encontramos hoy aquí no recuerda a las bandas por las calles y plazas de Jaca, quien no recuerda a los tiroleses con sus “yolder” acomapañando el acompasado golpe de piernas y tacones, quien no añora los corridos mejicanos, a los Húsares de Tarbes, a las Majoretttes de Nimes, a los polacos de Zacopane, a los Palacios de Olorón...
Cuantos enamoramientos en franco “jumelage”, cuantos corazones acelerados, cuantas amistades forjadas al calor de nuestros rincones. Cuantas amistades cultivadas y mantenidas pese al paso del tiempo.
Con especial recuerdo me referiré a los actos de hermanamiento y de participación popular, como el que se dio en denominar ACTO ECUMÉNICO, en el que tenían cabida todas las religiones y en el que se reflejaba claramente otra de las banderas de nuestro Festival, (no hay razas, no hay ideologías, es la hermandad universal).
Muchos de los que hoy estamos aquí nos emocionamos con el Himno del Festival, de esa magnífica partitura de Tomás Asiaín con letra compuesta por algunos jacetanos que en una noche de gratos recuerdos, se reunieron alrededor del piano en el Casino de Jaca.
Recuerdo con especial cariño y orgullo, el paso por Jaca de un Congresos de Esperanto, esa lengua artificial que creara el polaco de origen judío Lázaro Zamenhoh. En el citado Congresos participamos junto con los compañeros del Orefeón Jacetano interpretando el Himno del Festival en esa lengua y que decía: AN KAUMI IROS AL JACA AL FESTIVAL...
La ciudad de Jaca y las generaciones que nacimos en la segunda mitad del siglo XX, tenemos vivos nuestros recuerdos del Festival; El FESTIVAL FOLCLÓRICO DE LOS PIRINEOS, no de otro festival, es muy difícil para nosotros aceptar otro perfil, otras experiencias, otros conceptos.
Vemos con amargura el final de algo que dio a Jaca “vitola universal”, que hizo crecer y asentar el galardón de “Perla del Pirineo” acuñado en tiempos pasados y que se debe mantener para gozo de las generaciones actuales y las que están por venir.
Hoy la “maldita crisis” ha obligado a los responsables políticos a “cercenar” muchas actividades, por falta de presupuestos. Pero yo creo que además de las aportaciones económicas, en una actividad tan querida, tan asentada, hay otros valores muy estimados e importantes que pueden hacer que el futuro gire en torno a la recuperación de la esencia del FESTIVAL FOLCLÓRICO DE LOS PIRINEOS.
Ayudemos a que los habitantes de nuestros valles, las organizaciones empresariales, los colectivos culturales y populares, los comerciantes, la hostelería, las asociaciones, las instituciones, civiles, militares y religiosas, los medios de comunicación, las estaciones de inverno, los visitantes de fin de semana, los veraneantes, los esquiadores, nuestros mayores, los jóvenes, los ciudadanos... se unan en una lluvia de ideas, que puestas en común, ayuden a que volvamos a vivir un festival de todos, del mundo para Jaca y de Jaca para el mundo. A lo mejor volvemos a encontrarnos de nuevo en este Salón que nos acoge para seguir trabajando, aportando ideas, y quien sabe si no estaremos poniendo las bases para recuperar esa bella ilusión que todos llamamos el Festival FOLCLÓRICO DE LOS PIRINEOS.
¡YO TAMBIÉN IRE A JACA!