Hemos traído en distintas ocasiones y espero que seguiremos
haciéndolo, a personas de nuestro grupo que destacan en otras facetas distintas del folklore. En esta ocasión el
Diario del Alto Aragón de Huesca, recoge un artículo a toda página del viaje que
José Mari y Susana realizaban y que tuvieron que dejar por la situación que nos
envuelve. José Mari era nuestro presidente hasta fechas próximas a la partida. En
estos tiempos en que viajar a lugares exóticos no parece raro en viajes de ocho
o diez días, esta pareja decidió hacerlo durante siete meses. Las
circunstancias les obligaron a volver sin acabar su periplo. Teniendo la suerte
de tenerlos muy cerca, no dudamos que disfrutaremos de sus vivencias y nos
enriquecerán con su anecdotario tan pronto como se suavice la situación. Nos
alegramos de que hayan vuelto y estén tan saludables y llenos de vitalidad como cuando partieron, o quizá más que
entonces. Les damos la bienvenida esperando abrazarlos, justo después de que consigan
hacerlo con su familia.
Álvaro
CONSECUENCIAS DE LA COVID 19
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Reportaje: José Mari Palacio y Susana Lacasa
"Lo más duro ha sido
y es no haber podido estar con los nuestros todavía"
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Esta pareja de turistas estaban en Laos cuando se
declaró la pandemia, tuvieron que volver a Jaca de forma precipitada y ella ha
retomado su trabajo como enfermera
CHUS SÁNCHEZ
27/04/2020
HUESCA.- José Mari Palacio tenía un proyecto en mente desde
hace una década, quería dar la vuelta al mundo como mochilero y conocer
otras realidades, distintos modos de vida y disfrutar de esos países y
sus paisajes, pero tardó diez años en convencer a su mujer, Susana Lacasa, para
que se sumara a la aventura y lo dejaran todo durante una larga temporada.
Su
recorrido comenzó el 29 de septiembre de 2019 y
partieron con la idea "de viajar durante varios meses -siempre cogiendo
los vuelos en la misma dirección- a tantos países como nos diera tiempo o hasta
que nos durara el dinero".
Desde
entonces han recorrido Sudáfrica, Namibia, Botswana, Zimbabwe, India, Sri
Lanka, Vietnam, Myanmar, Tailandia Camboya y Laos.
Inicialmente tenían
previsto volver para celebrar en Jaca el Viernes de Mayo, una fiesta
en la que ambos participan y tienen gran arraigo, pero, "una vez estando
allí decidimos apurar y alargar el viaje".
Sus
siguientes destinos iban a ser "Filipinas, Indonesia y la costa este de
Estados Unidos" y pensaban apurar la ruta hasta finales de mayo.
Pero en
la última fase de su aventura se declaró la alerta mundial por el coronavirus, una pandemia sobre la
que ya llevaban semanas pendientes . "Desde enero estábamos al tanto de
todo lo que pasaba en Wuhan y China, seguíamos las noticias locales y estaban
más preocupadas nuestras familias por lo que pudiera pasar que nosotros",
y añaden que "en el sureste asiático todo estaba tranquilo, apenas
había contagios".
Pero en
pocos días la situación se aceleró, como sucedió en España, y relatan: "comenzaron
a cerrar fronteras para extranjeros y ya descartamos ir a Singapur y
Hong Kong," y después todo fue muy rápido y surgió la idea de volver a
casa ya que -matizan- "nuestro objetivo era poder viajar, y si no nos
íbamos a poder mover, no tenía ningún sentido quedarnos". Aun
así, indican que por un momento, "llegamos a valorar la posibilidad de pasar
los quince días que iba a durar la cuarentena en un lugar paradisiaco,
descansando", algo que pronto descartaron.
Y
prácticamente en ese momento comenzaron a cerrar la mochila. "Empezamos a
barajar la idea el 13 o 14 de marzo", detallan, "hablamos con
la embajada de España en Tailandia, encargada de toda esa zona, que
se portó súper bien con nosotros y el 17 volábamos", y remarcan,
"tomamos la decisión en el momento oportuno, como además no teníamos
billete comprado como otras personas con las que coincidimos, nos era
indistinto coger un vuelo u otro".
Hasta
el momento del despegue, apostillan, "pasamos dos días de nervios e
incluso hasta que no vimos que ya íbamos a salir y que la vuelta era
definitiva, no avisamos a la familia". El vuelo que tomaron fue vía
Rusia, "fue el último que salió del aeropuerto de Bangkok con ese
destino" porque después se cerraron las fronteras.
Tras
horas de viaje, el día 18 por la mañana aterrizaron en Madrid, donde la
sensación fue muy extraña. "Casi daba miedo ver el aeropuerto tan
vacío, sólo se oía la megafonía y teníamos que respetar la separación de dos
metros y el resto de indicaciones", recuerdan.
Para la
última parte del retorno, recorrer los casi 500 kilómetros que los separaban de
Jaca, "cogimos un coche de alquiler y volvimos conduciendo", tras
hacer una gran compra para los quince días de confinamiento que les esperaban,
llegó lo más duro. "Fuimos a ver a nuestras familias, primero
pasamos por Guasillo a ver a la de Chemari, nos costó mucho a todos mantener la
distancia, no abrazarnos ni besarnos, nosotros somos del roce, y después nos
acercamos a Barós -añade Susana-, donde pasamos un buen rato hablando con mi
familia, mis padres y mi abuela, ellos desde el balcón de casa y nosotros en la
calle".
Luego
llegaron los quince días de confinamiento, que ambos valoran
como un trámite positivo. "Nuestra adrenalina estaba al máximo y nos
sirvieron para asentar emociones, recuperar la normalidad de hacernos la
comida, dormir en la misma cama cada noche..." e indican, "lo más
duro no fue volver dos meses antes, lo peor ha sido y es, no haber
podido estar con los nuestros todavía, pero al menos hablamos por
teléfono, hacemos videollamadas..., y sabemos que todos estamos bien".
Además
han aprovechado este encierro para "valorar todavía más lo que
tenemos aquí, y los medios con los que contamos y la cantidad de cosas de
las que disponemos", y remarcan: "en países como Laos sólo cuentan
con cuatro respiradores para toda la población".
Superadas
esas dos semanas de confinamiento, Susana, enfermera de profesión, no dudó en
volver. "No me lo pensé mucho, se necesitaba personal sanitario y
yo estaba disponible".
Y al respecto apunta: "yo no me considero una heroína, disfruto con
mi trabajo aunque ahora las condiciones sean muy distintas". Por contra,
se pone en la piel de los pacientes, a los que valora porque son ellos quienes
lo están pasando mal. "En pocos días han empezado a tratar con
personal nuevo, que además lleva un disfraz, ya que solo se nos ven los ojos y
casi todo es muy gestual, y además no pueden ver a sus familias".
EN FRASES
“La cuarentena nos ha
servido para asentar emociones”
“Pasamos dos días de nervios y hasta
que no ibamos a salir y que la vuelta era
definitiva, no avisamos a la familia”
“No me considero una heroína, disfruto
con mitrabajo aunque ahora las
condiciones sean muy distintas”
José Mari Palacio y Susana Lacasa
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