Jaca canta a la primavera
con la ronda de los Mayos
E.P.A.-
La ronda de los mayos recorrerá las calles de Jaca durante la noche del 30 de
abril al 1 de mayo, cantando a la primavera, a las mujeres y a la vida, en una
tradición que vuelve cada año de La mano de la Escuela Municipal de Música y el
Grupo Folclórico Alto Aragón. En la comarca de la Jacetania, a diferencia de
otros territorios, las fiestas de mayo permanecen todavía vivas en el recuerdo
de sus gentes, aunque las celebraciones han disminuido paulatinamente. En el
caso de Jaca, gracias a la labor de recuperación del patrimonio folklórico que
se viene haciendo desde la década de los años 70, el Canto de los Mayos ha
renacido con fuerza y disfruta de un periodo de pujanza y vitalidad. De hecho,
y siempre que el tiempo acompaña, las calles del casco histórico recuperan
durante esa noche el ambiente familiar, recogido y alegre que siempre ha
caracterizado a esta celebración primaveral.
La ronda partirá de la casa consistorial a las once y media de la noche y discurrirá por las calles del centro de la ciudad hasta la plaza de San Pedro, donde finalizará con un pequeño baile popular y el acto de plantar el ‘mayo’ (mallo). En la capital jacetana no hay constancia fehaciente de la acción de plantar el ‘mayo’ ()mallo como en otros pueblos del entorno; si bien los mayores sí que recordaban la costumbre de realizar, en las primeras décadas del siglo pasado, cantos, rondas y enramadas. Durante la velada podrá disfrutarse precisamente, de las enramadas que los mozos realizarán encaramándose a verjas y balcones de diferentes casas del casco, mientras los músicos entonan sus cantos. En tiempos pasados eran los mozos solteros los que cantaban a las mozas casaderas, si bien actualmente la tradición se extiende a la mujer en general.
EL repertorio utilizado en
aquellas antiguas rondas era amplio y diverso, destacando especialmente en
estos días aquellos alegres cantos, con gran melodiosidad que recalcaban el
comienzo de la primavera. Un contenido textual que se entremezclaba hábilmente
con el de los encantos que se atribuía a las mozas o ‘mayas’ rondadas y en el
que, entre sus albadas y serenatas entraban a formar parte la interpretación de
todo ese conjunto de canciones amorosas, glosas y parodias de lo religioso,
como eran los llamados “Mandamientos” y “Sacramentos”, ejemplos etnomusicales
eclipsados durante décadas por costumbres musicales mas ‘modernas’ como las
jotas rasgadas o improvisadas.La ronda partirá de la casa consistorial a las once y media de la noche y discurrirá por las calles del centro de la ciudad hasta la plaza de San Pedro, donde finalizará con un pequeño baile popular y el acto de plantar el ‘mayo’ (mallo). En la capital jacetana no hay constancia fehaciente de la acción de plantar el ‘mayo’ ()mallo como en otros pueblos del entorno; si bien los mayores sí que recordaban la costumbre de realizar, en las primeras décadas del siglo pasado, cantos, rondas y enramadas. Durante la velada podrá disfrutarse precisamente, de las enramadas que los mozos realizarán encaramándose a verjas y balcones de diferentes casas del casco, mientras los músicos entonan sus cantos. En tiempos pasados eran los mozos solteros los que cantaban a las mozas casaderas, si bien actualmente la tradición se extiende a la mujer en general.
Así, entre los compromisos
a los que estaban sujetos los mozos o galanes (‘mayos’ en algunos lugares) se
encontraba el adornar con enramadas y regalos de distinta índole y doble
sentido en ocasiones, los balcones, rejas o ventanas de las mozas (damas o
‘mayas’). normalmente casaderas. aunque esta costumbre, según la localidad se
extendía también a la enramada del ayuntamiento, Virgen, patrona o patrono de
la misma. Aquellas mozas que habían recibido enramada correspondían con
diferentes regalos. Por último, era habitual, bien por la tarde o al entrar la
noche, que todos los mozos plantaran un 'mayo' (mallo) (árbol muy alto y pelado) en el
centro de la plaza, bajo el cual se celebraba el último baile obligatorio para
grupos y mozas, en cuyo encuentro según el lugar, variaba también la manera
de terminar o completarse el acto.
En el caso de que no
acompañara el tiempo se realizaría, un acto a la misma hora en el vestíbulo de
la casa consistorial.
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