Madrugón! y los ojos adormilados de nuestros chicos, quedaron nuevamente cerrados apenas en marcha el autocar. Rodaba silencioso a través de Burdeos, Poitiers y Tours... y, como música de fondo, la acompasada y tranquila respiración joven ocultando los mil sueños que vivieron despiertos en este importante jalón de sus vidas ilusionadas.
CHARTRES y ROUEN quedan atrás. Avistamos la bella ciudad de DIEPPE, segunda etapa de nuestro viaje. Aposentados en dos residencias y unidos por el yantar, la gente está cansada y pronto reinará el silencio.
Podía entretenerme en contaros de las excelencias d esta turística villa, pero me limitaré a relatos, el por qué de nuestra, presencia aquí.
A DIEPPE, se le llamó el pequeño París, por sus fiestas cortesanas, por sus galas sociales la fama de sus salubres baños… remontémonos al año 1823.
En esta fecha se construye el primer casino, al que se le conocía con el nombre de nuevo establecimiento. Separados hombree y mujeres, por medio de un edificio central al que se le conocía con el nombre de Arco del Triunfo.
En 1824, exactamente el 7 de Agosto, hoy hace 150 años, viene su Alteza Real María Carolina de Nápoles, Duquesa de Berry, acompañada de un séquito noble de más de veinte personas. A ella se debe, como diríamos ahora, la gran promoción de la ciudad de Dieppe.
Su primer baño fue ceremonial, con asistencia del Alcalde y todas las autoridades. Todos van de etiqueta y ella va acompañada de su fiel bañador jurado Courseaux, portaba pantalón azul sombrero de cuero negro y echarpe rojo guarnecido de franjas amarillas.
Y por eso estamos aquí. Hemos venido de más de 1.000 kms., invitados especialmente por los dieppeses para tomar parte en el 150 Aniversario de este simpático acontecimiento,
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La Jota se escucha en el alto Dieppe y las “Castañetas y Guitarras” son aplaudidas.
Pero algo Importante merece detacarse. En el barrio del puerto, las buenas gentes aplauden a rabiar, y para demostrar su admiración por nuestros chavales, lanzan monedas al asfalto, que nuestros muchachos, con dignidad rechazan. No es de extrañar pues por la mañana estuvieron aquí los pedigüeños belgas y, quizás por ello, contagiaron a sus asombrados habitantes. Se me acerca una representación del barrio y me piden, por favor, que las recojamos como signo de admiración y no de limosna. Los chicos, tranquilamente las toman, entre los aplausos cerrados de la muchedumbre.
Tras una exhibición en la Plaza principal, se inicia el magno desfile. Delante llevamos a los estridentes plumíferos belgas, siempre con sus cepillos limosneros y su granítica cara. Uno de ellos se coloca entre nosotros y yo le hago saber, que pida entre sus compañeros, pero que no mezcle sus peticiones, cual si fuéramos participes de sus malganados cuartos.
Tras nosotros, los zancos de las Landas, despiertan admiración Con sus cabriolas y equilibrios. Estos muchachos eran estupendos.
Llegamos a la Piscina de la Rotonde, donde se va a celebrar un magno desfile de maillota do baño desde 1824 a nuestros df as, presentados por las maniquís parisienses Top-Models, con bañadores de la casa Warner de Dieppe.
El desfile comienza al compás de la música. Charlestón, vals, bugy, rock... música de ayer y de hoy. Destaca enseguida una modelo pelirroja,. Simpatía, gracia y belleza de Anne France Bodin, nacida, oh! casualidad, en Viry Chatillón.
Aumenta el ritmo, mientras la tela disminuye. Apoteosis final con música Pop y fin de la exhibición. Las nubes empiezan a llorar protestando de su final.
Cuando me encamino al Ayuntamiento, donde tendremos un vino de honor, llega a mis manos la Guía del Bañista, escrita en 1826; en ella, graciosamente, se habla de la protección del Guía-Bañador, de la prohibición de los baños mixtos, del salvamento…
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El Gran Salón de Recepciones se anima. El Alcalde de la. ciudad abre el acto, nos da la bienvenida y brinda por nuestros pueblos. Están presentes el Concejo en pleno, la comisión de festejos, el presidente del Sindicato de Iniciativa, Delegados y representaciones de los grupos franceses de Dieppe y Las Landas, de los belgas, de los españoles, modelos y moditas de París, medios de información y otras muchas personalidades de la ciudad.
Existe verdadero interés por conocer el Festival de Jaca. Hablo con Anne France Bodin y charlamos de la posibilidad de llevar a Jaca la luminosidad de París en espectacular apoteosis. El Alcalde me entrega unos llaveros de recuerdo, que yo haré llegar al Padre Rector de los Escolapios y a la Delegada de la Sección Femenina, como firmes puntales y artífices de la creación de la Rondalla y del Grupo de Jota; a Barrón, director de la Rondalla, a Maribel como directora del cuadro de Jota y al Alcalde de Jaca, con especial salutación del Alcalde de Dieppe.
Al llegar la noche y ya en el Auditorium, una tromba impresionante de agua, acompañada de gran aparato eléctrico, se convierte en desordenada y masiva retirada buscando refugio en el hall del Hotel de Ville. Los belgas no se mojan, porque sin decir palabra han abandonado, ante la sorpresa de los franceses. Pero se celebra en el mismo recinto del Ayuntamiento, (improvisado ante la inesperada tormenta) el Fin de Fiesta programado y los cuadros franceses y el nuestro, en esforzada y entusiasta actuación reciben los aplausos de los dieppeses, consiguiendo un auténtico éxito que termina con un agradable refrigerio ofrecido por las autoridades.
Al día siguiente, gozarán de Un merecido descanso, aprovechado para recorrer la villa y efectuar algunas compras.
En la Residencia, trabamos amistad con un grupo alemán de estudiantes de Floricultura. El profesor, estuvo en Jaca, en la Universidad de Verano y guardaba de nuestra ciudad y sus habitantes un imperecedero recuerdo. Me sentí satisfecho por aquella de nuestra proyección cultura universal. Canciones de Alemania y España fiesta improvisada que nos dejó huella. Digan lo que digan por allí, la verdad es que ser español, es ser mucho.
Despedidas de franceses y alemanes, despedidas de los encargados de la Residencia, precisamente él, un exiliado español, nos habla con nostalgia de su tierra y de la satisfacción que tuvo al poder llevar a su padre a la tierra que los vio nacer. Fue el último adiós en Dieppe, el de este compatriota que agitaba su mano emocionado.
La tercera etapa ha comenzado. Desde Angers tomamos la ruta de Cholet, desviándonos seguidamente por una carreterita muy estrecha que enmarcada por banderas de España, Polonia y Francia, nos jalonaba la ruta de Chanceaux. A la entrada un Castillo nos recuerda que estamos en la zona del Loira frente a él, un hermoso prado rodeado de frondosos árboles. Llama nuestra atención. Será lugar y escenario de nuestra actuación. Más banderas a nuestro paso, camino de la plaza donde el Ayuntamiento y la Iglesia son edificios principales,
Es muy temprano y el pueblo duerme... mejor dicho, dormía, porque cual resorte invisible, todos, todos, se levantan y acuden a recibirnos.
Este pueblo pequeñito, de apenas mil habitantes, nos resultó muy grande, grandísimo de corazón ¡Gracias Chanceaux!
Pronto conoceré a dos personas, auténticos fuera de serie. Se trata de Mr. Charboner, alma de este Festival, que en su XX manifestación, vamos a inaugurar, y Mr. Cimon, que se convertirá. en mi mesonero y que, con su familia, dejará en ml un recuerdo memorable.
Alojados en casas particulares, en el pueblo, y en fincas de los alrededores, nuestra gente se sintió pronto hermanada con sus simpáticos y humanos habitantes. Todos comentaban la hospitalidad de este pueblecito, hasta el punto, de que nuestros chicos agradecidos, compraron recuerdos Para los que durante tres días fueron sus anfitriones.
Orgullosos de sus Festivales, tienen también su himno de hermandad. Orgullosos de sus vinos, dimos fe de su calidad. Todos nos invitan. Las botellas se vacían transmitiendo optimismo y alegría, mientras los cascos vacíos lloran buscando savia que los alimente. Todo el mundo quiere invitarte y los contenidos se pasean por nuestros cuerpos mientras los continentes se amontonan incescendo entre gemidos de cristales.
Es tarde, pero la familia Cimon en pleno me espera. Charlamos de nuestros Festivales, del fondo humano que ambos encierran. Buena velada que cierra con broche de oro esta emotiva jornada.
Qué bien hemos descansado y con qué optimismo se levanta uno, madruga uno, desayuna uno y respira uno estos sanos pueblecitos. Mis pasos esta vez se encaminan a la Iglesia. Bellos frescos nos recuerdan la «Vendeta»; la revolución deja huella en este pueblo en el que un 50 % de la población es ajusticiada. Sobre las paredes, figuras y nombres recuerdan la efemérides.
La iglesia, bella, esbelta, limpia será escenario del acto de exaltación y amistad entre los pueblos, celebrándose la Santa Misa. Su canción del Festival, con fondo idóneo al nuestro, suena en su atrio al recibir los grupos participantes. Esta vez junto a los franceses están otros viejos conocidos amigos nuestros, los polacos de Zacopane. “Dobre dam” buenos días, amigos de Polonia, que por tercera vez os hermanáis con los jacetanos.
La ceremonia comienza y una coral de Chanceaux canta la misa, pero también participan los Polacos y la Rondalla, dando un especial colorido a la celebración. Presiden las autoridades. El templo está rebosante. Hay representaciones de Angers y Choet, así como corresponsales y periodistas de Le Courrier de l’Ouest y de la L’Ouest de France.
Concluida ésta, tres representantes de cada uno de los grupos participantes, reciben de manos de las bellas chanceuxes ataviadas con su traje típico del pais, vinos embotellados y preciosos racimos de uvas.
Comienza el desfile, que nos lleva hasta el monumento a los muertos- En el figuran los nombres de los patriotas locales, caídos en la Gran guerra, en la Guerra Mundial y en la Guerra de Indochina. Francia, Polonia y España, depositan al píe del monumento sendos ramos de flores con los colores nacionales de cada país. En este momento de júbilo, los tres países, católicos por excelencia, dedican un recuerdo y una oración a los muertos. Digno broche de los actos de la mañana.
La comida de fraternidad nos recuerda las celebradas durante nuestros Festivales. Los muchachos y muchachas de Zacopane inician su danza de amor y amistad a la que todos nos unimos entrelazando manos en rueda multicolor.
Y al llegar la noche, en aquel escenario natural de sin igual belleza, se celebra el espectáculo. El festival es importante y hasta de París viene la gente. Todo se llena y desborda, Los asientos se agotan, y las gentes se Sientan sobre el mullido y alfombrado césped. Todo está perfectamente ensamblado. Me llama, sin embargo, poderosamente la atención, las instalaciones técnicas; luz y sonido superan la perfección misma. Cómo sonó alli la Jota, la rondalla las castañuellas... y un inciso para decirle al amigo Lamata: ¡Qué hija, qué magnífica presentadora, tienes!
Mr. Charboner, va de aquí para allá sin descanso. Es el idealista del Festival, está nervioso, colorado... suda, se serena luego. Habla por los codos... no descansa. Viene emocionado y me abraza ¡Álvaro, tu grupo es el gran suceso de este año!. Sale disparado... me presenta a la prensa, habla ya de nuestro Festival y de futuras colaboraciones. Me pregunta interesados. Les hablo con vehemencia de lo que es nuestro orgullo. Nuevamente viene Mr. Charbonier ¡Alvaro, tenemos que colaborar con vosotros!», desaparece y vuelve nuevamente ¡Todo va muy bien, saluda a tu Alcalde!. Desaparece de nuevo y reaparece en el escenario, me hace subir entre aplausos y me presenta al público. Quiere que diga algunas palabras y... lo hago, pues, ¡no faltaba más!, si me encuentro como en mi casa.
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El Festival de Chanceaux en su XX Edición termina en apoteosis. Abrazos con los que convivimos. lágrimas emotivas de despedida... la tres de la madrugada y Chanceaux no duerme,... vela para decirnos adiós.
Dobra noch (buenas noches) Nasdrovia (a vuestra salud), es el adiós a los polacos de Zacopane y un adiós y un hasta pronto al pueblo de Chanceaux, que desde su Alcalde y autoridades, al más sencillo de sus habitantes, nos dieron muestras de su hospitalidad, de su entrañable humanidad, de su sincera amistad. Gracias a Mr. Charbonier alma del festejo y a la familia Cimon, que como representación todas (sin excepción), las familias de este pueblo chiquito pero gigante, dejaron en toda nuestra embajada artística,, el recuerdo de sus virtudes excepcionales.
ALVARO LUZ MUR
Zaragoza, Año 1974