LECTURA DEL "DISCURSO DE INGRESO" EN
LA REAL ACADEMIA DE NOBLES Y BELLAS ARTES DE SAN LUIS DEL ILMO. SR. D. JAVIER
FERRER BAILO
""La Real Academia de
Nobles y Bellas Artes de San Luis es una Real Academia española cuya sede es el
Museo de Zaragoza, asociada al Instituto de España, que tiene por misión
promover y fomentar el estudio de las bellas artes, en particular «la defensa,
conservación y restauración de toda clase de monumentos y obras de arte
situadas en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma de Aragón».
Fue creada por el rey Carlos IV,
a petición de Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea en nombre de la
Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País el 17 de abril de 1792. En
el ánimo de los peticionarios se encontraba emular a la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, teniendo como antecedente para su creación, la escuela
de dibujo dirigida por Juan Martín de Goicoechea.
El rey le otorgó su
reconocimiento y le dio el nombre de San Luis en honor a su esposa, María Luisa
de Parma, llamándose los primeros años Real Academia de las Tres Nobles Artes
de San Luis.""
El pasado día 30 de Diciembre de
2014, en el salón del Consejo de Ciento del Ayuntamiento de Jaca, tuvo lugar la
lectura del "discurso de ingreso" en la Real Academia de Nobles y
Bellas Artes de San Luis, de nuestro compañero y miembro no activo del Grupo
Folklórico "Alto Aragón" Javier Ferrer Bailo, que fue nombrado
Académico Numerario Delegado de la Ciudad de Jaca por dicha Academia.
Su discurso, que mas abajo reproducimos
tanto en texto como en audio, hace referencia principalmente a su paso por
nuestro Grupo cuando residía en Jaca.
No quiero desvelar mas sobre
este discurso, ya que tenemos oportunidad de oírlo o leerlo en esta entrada,
pero si quiero dejar constancia del agradecimiento tanto personal como del
Grupo, de todo lo expresado, desde su corazón me consta, en esos 45 minutos que
a todos los presentes en el acto nos hicieron recordar días vividos con gran
intensidad a lo largo de estos 40 años de existencia del Grupo.
Gracias Javier.
Rafa.
"DISCURSO DE INGRESO"
"DISCURSO DE INGRESO"
Excelentísimo Señor Presidente,
Excelentísimos e ilustrísimos señores
académicos,
Dignísimas autoridades,
Señoras y señores:
Embargado por la emoción
de hallarme ante ustedes, en este lugar de tantos recuerdos, me dispongo a dar
lectura al “discurso de ingreso” en la primera Institución académica de Aragón,
precisamente en esta ciudad, que fuera la primera capital del Reino, con la que
me vinculan todos los lazos de afecto, amistad y actividades culturales, en la
que me formé, he pasado gran parte de mi vida, y en la que quisiera, que al
final de mis días y por expreso deseo, descansen mis restos, frente a la Peña
Oroel.
Es mi intención expresar de la manera más palpable posible,
todo el amor que por esta tierra siento; por su historia, por sus costumbres y
por sus gentes, siendo consciente que la mayor dificultad que entraña este
cometido, es hablar en un foro donde la mayoría de los presentes son
conocedores del tema que me propongo desarrollar.
LA AURORA
Me incorporé a esta
tierra en la más tierna infancia que mi memoria guarda. Nací en Ejea de los
Caballeros por circunstancias del destino
laboral de mi padre pero, a edad temprana, la fortuna quiso que él fuese
destinado a la ciudad de Jaca, para desarrollar sus funciones profesionales.
El primer recuerdo es de
una mañana de febrero, heladora, luminosa, el cielo azul, nieve en sus calles,
muy especialmente en el Paseo, hoy llamado de la Constitución. Allí habrían de
transcurrir mis años de infancia y buena parte de mi juventud, donde
actualmente se ubica el Hotel Conde Aznar, en el chalé que dio origen al
establecimiento hotelero y donde cada mañana descubría un paisaje diferente,
siendo el mismo.
Adquirí mis primeros
conocimientos en las escuelas nacionales, en el Grupo Escolar, con maestros que
supieron inculcarme el amor por las disciplinas de humanidades, al tiempo que
nos preparaban para el cotidiano vivir, aunque a algunos nos costase más
comprender los intríngulis de las fórmulas matemáticas, y nos encontrásemos más
cómodos en las asignaturas relacionadas con las letras y humanidades.
Los últimos cursos
básicos para el ingreso en el bachiller, discurrieron como para casi todos los
jacetanos de mi generación en el añorado
Colegio de las Escuelas Pías, en la calle Mayor, donde permanecí hasta
la inauguración del Instituto de Enseñanza Media “Domingo Miral”. Durante ese
período crecí y forjé mi instinto periodístico que posteriormente sirvió para
que me dedicase a esta bella profesión de ser “contador” de cosas y, aunque hoy
en día surjan dudas en la sociedad y se pregunte, ¿qué es verdaderamente el
periodismo?, sin los medios de comunicación, la libertad, la democracia y la
convivencia, tendrían serias dificultades para desarrollarse y crecer.
PRIMERAS ALBADAS
Movido por las mismas
inquietudes que animan a la inmensa mayoría de los jóvenes por ampliar conocimientos y ser partícipes de
la vida activa del entorno que les es más cercano, formé parte de los grupos
que en aquellos momentos gozaban de vigencia en la sociedad más plural; acudí a
la Catedral para integrarme en el “grupo
de infantes de la Catedral” bajo la mano maestra de D. Ricardo Lacosta,
compartí momentos con los jóvenes de
Acción Católica, sin saber muy bien que era aquello, aunque nos sirviera
sobre todo para pasar las tardes, tras el colegio, junto a una estufa, aprender
a jugar al billar y un sinfín de actividades que nos mantenían activos.
Más tarde, mi pasión por
la escena me llevó hasta el Frente de Juventudes de Jaca, ubicado en la calle
Ramón y Cajal, en lo que hoy constituyen parte de los bajos de esta Casa
Consistorial. Allí aprendí, junto a mis compañeros, a dejar volar mi fantasía
con unos títeres en la mano y memorizando no pocos guiones, para unas veces ser
el héroe y otras el villano de historias y cuentos, llenos de príncipes, ogros
y brujas.
El Instituto “Domingo
Miral” me permitió ampliar mi nómina de amigos y formar parte de los equipos
que defendían todas las disciplinas deportivas, frente a los chavales de Huesca
y del resto de la provincia. Cuántos viajes a la capital, para jugar a deportes
por entonces incipientes y hoy de gran
arraigo, al margen del futbol.
Tras esa adolescencia,
que con mirada retrospectiva parece llena de infinitas carencias materiales,
aunque rebosante de ilusiones y de incomparable experiencia, me integré, junto
a otros jóvenes, amigos de pandilla y de inquietudes comunes, en el laureado Orfeón Jacetano , que bajo la
prestigiosa batuta de Tomás Asiaín, brilló por
todo el territorio nacional y otros lugares fuera de nuestras fronteras, interpretando
numerosos conciertos, que dieron gran gloria al Coro y a la ciudad que le da su
nombre, llegando hasta la actualidad su labor ingente y su prestigio ganado en
su dilatada trayectoria.
Algo de lo que me siento
especialmente orgulloso es de haber interpretado, como solista, la jacetanísima “Jota Oroel”, letra de
Jesús Dumall y música del maestro Asiaín, en conciertos y en grabaciones
discográficas y radiofónicas.
Mis inquietudes por la
música vocal, me permitieron conocer a personas de gran carisma, que han dejado legados hoy reconocidos, como las
partituras de un entrañable músico y amigo, José Luis Ortega Monasterio quien,
sin ser de Jaca, se integró en ella con
gran pasión, creando obras como el Himno
del Primer Viernes de Mayo. Muestra de su amor al Pirineo y a sus gentes fueron
igualmente las bellas y conocidas canciones: “Adiós Canfranc”, “Bello
Candanchú”, “De sol a sol”, “Banderas rojas”, que grabásemos
en 1976 “los cantores de la nieve”, y que no éramos otros que los Ortega
Monasterio, Ramón Galindo (Sempronio), mi hermano Ángel Ferrer y yo mismo.
Todavía me emociono cuando escucho “Adiós Canfranc”.
Aparte de mis aficiones
por la música vocal, fui integrándome en los colectivos deportivos y culturales
que movían las actividades de una ciudad viva, cosmopolita, abierta al mundo,
auténtico motor de una zona con un gran futuro, como así ha sido, con los
deportes de invierno y con su aperturismo al turismo estacional, creando a su
alrededor numerosas muestras de cultura y deporte. Quién no reconoce el pasado
de los campeonatos del mundo de patinaje artístico profesional sobre hielo, o
el mismísimo Festival Folclórico de los Pirineos, que ha mantenido su máximo
esplendor por tantos años, y del que esperamos recupere la pura esencia por la
que nació, una vez que todos seamos capaces de volver a engrasar la maquinaria
que le permitió alcanzar el prestigio universal, y vuelvan a sonar los acordes
de la partitura de Asiaín “Yo también iré a Jaca”.
Fui un jacetano más en
arrimar el hombro, poniendo voz a esos acontecimientos, presentando a los
participantes de una u otra disciplina y sintiéndome honrado y feliz ante tal
cometido.
Me integré en los clubes
deportivos, el Club Hielo Jaca y el Club
de futbol Jacetano. Fui miembro activo
del Centro de Iniciativa y Turismo, y de la Asamblea local de la Cruz
Roja. Presenté las actividades
culturales y festivas tanto del Ayuntamiento como de cualquier colectivo que
requiriese mi presencia.
Nació en mí con fuerza,
como es mi deseo expresar, la pasión por “contar” las cosas, por ser un notario
de la actualidad, por poder penetrar en el corazón de las gentes, y “dibujar”
con la palabra los aconteceres de una tierra viva, que tenía mucho que
aportar a esta Comunidad que se llama Aragón.
Se me abrió una vía hacia
el periodismo en el periódico “El Noticiero”, posteriormente en “Amanecer”, en
la revista “Jacetania”, en otras revistas especializadas, en las emisoras Radio Zaragoza y Radio Huesca, y por fin en 1982, se hace
realidad mi dedicación exclusiva al periodismo radiofónico: Nace Radio Jaca y
me corresponde el honor de ser la “voz” de “la radio en lo más alto”.
El deseo de que los
ciudadanos tuvieran voz en una sociedad todavía tímida de expresar sus
opiniones, me ayudó a perder el temor por defender ideas consideradas valientes
o fuera de los cánones establecidos.
HUMANIDAD DESBORDANTE
Apareció en mi vida la
figura del insigne e Ilustrísimo D.
Juan Alfaro Ramos, vinculado con esta ciudad por numeroso motivos, uno de ellos, y para mí el principal, haber sido
el primer Académico Numerario, Delegado en la Ciudad de Jaca, en la que pasó
gran parte de su existencia, y donde desarrolló queridas y recordadas parcelas
de su vida profesional, como magníficamente expresó en su discurso leído en mayo de 2001, en este mismo
marco.
Permítanme que le
recuerde, por su pasión y entusiasmo por
esta tierra y sus gentes, por nuestra cultura, por nuestra historia y por
nuestros paisajes, como dijera emocionándonos a todos desde este estrado, “con
esta irremediable humanidad que Dios me ha dado”.
Juan Alfaro reconoció a esta tierra como “pilar básico en la
construcción de España”. Nos invitó a trabajar con los demás, “sin
victimismos estériles o envidiosas
quejumbres, que son fruto siempre del tedio y en el peor caso de la estupidez”. Siempre le
recordaremos por su compromiso personal en la construcción de nuestro futuro,
hoy presente, consciente de nuestra pertenencia a un mundo cada vez más
globalizado.
Hacemos nuestro su
pensamiento que le llevó a iniciar ”el proceso de recuperación de las
ingentes posibilidades de estas tierras jacetanas, “vigiladas por el mítico
pirineo, acariciadas por el monte Oroel, y abiertas a los cuatro vientos por
las llanuras del campo de Jaca”; Bellas palabras que pronunciara el Académico y
que todavía resuenan en la memoria.
Su afecto, su interés por
el trabajo bien hecho, su benevolente trato para conmigo, joven impulsivo que
quería arreglar el mundo con un micrófono en la mano, me permitió defender las
ideas democráticas, junto a personajes del mundo periodístico cómo Alberto
Turmo, Luís Garcés y Antonio Angulo, todos ellos en Huesca embarcados en la
misma empresa, Radio Huesca, de la que D. Juan Alfaro era consejero, y con los
que me desarrollé y crecí en experiencia profesional, junto a otros periodistas
aragoneses como Lisardo de Felipe y Conchita Carrillo, amigos y maestros.
Vengo pues a ocupar el
sillón de la primera capital aragonesa y con el honor de suceder al recordado
D. Juan Alfaro “iniciador de esta nueva serie de académicos que se sucederán en
el sillón de Jaca”. Sin la pretensión de aportar más prestigio, cosa que es
imposible, pero siguiendo su ejemplo, vengo a trabajar con lealtad y entrega
por Jaca y todo este Pirineo, y por la grandeza de Aragón.
Como dijo el actual
presidente de esta docta Academia, el Excmo. D. Domingo Buesa Conde, Jaca se
convirtió en su pasión, que yo comparto, y me arrogo las palabras de Pedro
Salinas que el propio Buesa reflejara en su discurso de contestación “mis
títulos no son de sabio, son de enamorado”.
PATRIMONIO VIVO
Ahora, en plenas fechas
navideñas en las que es propicio manifestar sentimientos profundos, alegrías
en los encuentros con seres queridos
y con las raíces espirituales, llego a este estrado del Salón de Ciento
del Ayuntamiento de Jaca que da acogida a este acto, para hablar de etnografía,
de tradición, de folclore, del patrimonio vivo que un día permaneciese silente
por causa de falsos rubores.
Iniciamos el feliz
recorrido dirigiendo una mirada retrospectiva hacia 1975. Año en el que
descubrí, con gran sorpresa, que un grupo de jóvenes que venían trabajando por
el folclore de esta tierra, se había
unido para constituir el Grupo Folclórico Alto Aragón. Año, en el que recibí
por fortuna la invitación para aportar, en la medida de lo posible, mi voz, a
los cantos y bailes que se pretendían recuperar en los valles pirenaicos
altoaragoneses, piezas con características e identidad propias que había que
rescatar siendo fieles a la tradición, buscando en recónditos valles,
investigando e informándonos a través de sus mayores.
Desde los comienzos de su
andadura, el Grupo Alto Aragón huyó del trato que se le venía dando al folclore
popular, impregnado de amaneramientos y alejado
de su verdadera raíz, deformado por el paso de los tiempos y comercializado por
avispados sujetos que vieron un negocio en el contexto de la música popular. Siempre “llevó a gala”
alejarse de la fantasía y buscó hasta donde pudo la pureza que anhelaba.
Demetrio Galán Bergua, en
su libro de la Jota Aragonesa ya defendió en 1966 lo aragonés, frente a la
caricatura del “baturrismo”. El Grupo
Alto Aragón pretendía ir más allá en la defensa de lo autóctono,
salvaguardarlo, tal y como había nacido
de los acordes y bailes, muy especialmente en los finales del siglo XIX y
primeras décadas del XX.
Arnaudas, en sus trabajos
de investigación se refirió, en su primera tentativa de un estudio folclórico
serio de nuestra tierra, allá por el 1.927 a la jota como única expresión de
nuestra música racial; pero se dolió del abandono del resto del folclore
aragonés, desconocido e infravalorado.
Arcadio de Larrea, en su
formidable obra “El dance aragonés y las representaciones de moros y
cristianos”, ya reconoció que él tenía catalogados hasta 1952, treinta tres
dances en la provincia de Huesca.
Galán Bergua escribió
cómo se había enamorado de la jota, emocionado por las serenatas de los joteros
y rondadores bajo los balcones de tantas
calles, formando parte en las rondas nocturnas del Valle de Tena, o acompañando
a los mozos por plazas o plazuelas, en
las romerías, bautizos, bodas, alifaras y en toda clase de festejos rurales, en
nuestros pueblos.
El Grupo Folclórico Alto
Aragón se puso “manos
a la obra” y cargado de tesón e ilusiones, inició su trabajo yendo por valles,
pueblos y aldeas en busca de tradiciones que, adormecidas en el tiempo,
salieran al mundo para mayor identidad de sus gentes.
Hablamos con los viejos
del lugar que, emocionados en algunos casos, recelosos en otros, pero casi
siempre generosos, expresaban sus recuerdos de los momentos vividos en
cualquier ambiente rural (romerías, siegas, bodas, bautizos, festejos, actos
religiosos, despedidas de quintos, rondas…).
Las expresiones
folclóricas se adueñaron de nuestro espíritu y de nuestros sentimientos y con
vetustas grabadoras, cuadernos de notas, instrumentos y alforjas, como diría el
clásico, recorrimos todos y cada uno de los valles pirenáicos, desde Ansó,
hasta Gistaín y San Juan de Plan, en busca de unas memorias vivas, que dieran
cuerpo a nuestro trabajo de recopilación, con una clara intención: trabajarlo,
dignificarlo y grabarlo para las generaciones futuras, sin adulterar, introduciendo
exclusivamente los elementos contrastados con las gentes del lugar.
Siempre hemos defendido
la jota como expresión más popular del folclore aragonés, con muchos siglos de
historia, según algunos autores. Pero ciñéndonos a lo expresado por el doctor
Antonio Beltrán, catedrático de Arqueología
que fuera director del Museo Etnológico de Aragón, amén de buen amigo y
colaborador de númerosos programas de radio en la emisora que dirigí durante
los últimos 23 años, COPE Zaragoza, dejó dicho: “No cabe duda que la jota, tal
como hoy la conocemos, es moderna; difícilmente podrá llegarse hasta el siglo
XVIII sin que comiencen a desdibujarse sus perfiles; pero en cambio, varios de
los diversos elementos musicales y literarios de la Jota los hallamos con mucha
seguridad en el siglo XVII e incluso pueden rastrearse en tiempos más antiguos;
no es arriesgado aceptar vinculaciones
arábigo andaluzas, que vale tanto como aceptar algún similar entronque con lo
bizantino y con lo persa”. Opinión que ya reflejara Galán Bergua en la aludida
edición de “El Libro de la Jota
Aragonesa”.
Podría referirme a la
opinión de numerosos historiadores, etnólogos, músicos y folcloristas: Mingote,
Ricardo del Arco, Barbieri, Domingo Berrueta, José Artero, el navarro
Iribarren, Martínez Torner, José Izenga y Castellanos, Rafael Mitjana, Andrés
Araiz, José Subirá, Tomás Bretón, Olmeda, Pedrell…, y muchos eruditos que han
escrito sobre el origen y posterior desarrollo de la Jota, pero no es esa mi intención.
PUEBLOS Y GENTES
Como ya he esbozado
anteriormente, siento especial orgullo por la labor realizada en pro del
rescate del folclore autóctono de los valles pirenaicos, que hoy ha quedado reflejado no sólo en los
escenarios donde se interpretan esas expresiones, sino también en las grabaciones
que el propio Grupo Alto Aragón tiene editadas.
En la década de los 70,
existía el sentir popular de que el
folclore aragonés debía ceñirse exclusivamente a la Jota, cantada y bailada. De
hecho la Sección Femenina, Coros y Danzas y las demás escuelas de folclore, se
inspiraban en las mismas fuentes, aquellas que saliendo del entorno de
Zaragoza, se iban ampliando con otras, venidas del Bajo Aragón y de la
provincia de Huesca, pero sin prestar atención a aquello que había sido algo
cotidiano en las plazas y festejos de los pueblos más alejados.
El hablar de los valles,
era tenido como un signo de incultura, por lo que sus habitantes se esforzaban
en esconder su origen en no pocos casos. Aquel grupo de jóvenes que cada tarde
nos reuníamos en el patio de los del Colegio de los PP. Escolapios, en la calle
Mayor de Jaca, iniciamos en consenso, una labor de rescate en su más amplia
expresión, de auténtica pedagogía. Debo en justicia reconocer con firmeza, que
sin el apoyo de los Padres Escolapios,
no hubiese sido posible desarrollar ese trabajo, o al menos hubiese sido más
ingrato. De hecho, el embrión de la rondalla se había surtido de la Rondalla
Calasancia, como el grupo de baile salió del seno de la Sección Femenina.
Surgió un auténtico
movimiento que nos embriagó a todos, se formó un grupo que actuaba en auténtica
democracia, consensuaba los pasos a seguir, se tenían en cuenta las opiniones
de todos sus miembros y se aceptaban los acuerdos sin resquemores ni dudas.
La labor fue magnífica, y
al tiempo que se crecía en la
elaboración de los espectáculos, recorrimos los pueblos de la
Jacetania, para inmediatamente salir por todo el territorio nacional, donde el
público mostraba su grado de aceptación
ante muestras poco habituales en esos tiempos. Incluimos en nuestros
pasos por los escenarios paloteaos, albadas, cantos, mazurcas…, y eso
nos llevó a trabajar con renovado tesón en busca de todo aquello que podríamos
decir se hallaba atesorado en los arcones, y en los recuerdos de los mayores.
Escudriñamos en “esa
memoria dormida por falso rubor pueblerino”, como ya dije en este mismo Salón
de Ciento, ante los miembros del Consejo Internacional de Organizaciones de
Festivales Folclóricos (CIOFF), hace un
año por estas fechas. Como bien se sabe en estas latitudes, el CIOFF que fue
creado en 1970, tiene encomendada la excepcional tarea de proteger, promocionar
y difundir la cultura tradicional y el folclore universal.
Había cierto temor por asomar lo autóctono, no
fuese que nos tachasen de “incultos”, pero nosotros sabíamos que no se
correspondía con la realidad, ni siquiera con los intereses de los habitantes
de todos y cada uno de sus pueblos, vivos, latentes, orgullosos…
Fueron muchos fines de
semana en inviernos crudos, por carreteras intransitables, intentando mostrar
la mejor voluntad, repitiendo, una y mil veces, que la intención no era
otra que “rescatar” para las
generaciones venideras, lo que sus ancestros habían creado para gozo y disfrute
de sus habitantes, y sacarlo a la luz, porque un pueblo que esconde su
historia, difícilmente puede vivir el presente y crear su futuro.
Rememoro lo que expresé
ante los miembros del CIOFF, por considerarlo fiel reflejo de un momento vivido
en esos tiempos, aunque sea reiterativo: “Los recibimientos fueron de diversa
índole; ora con ilusión, ora con reticencias, hoy con afecto, mañana con
indiferencia, pero como ya he reflejado, nosotros, jóvenes cargados de
honorables intenciones y con tesón, desplegábamos nuestros cuadernos de notas,
afinábamos las cuerdas de los instrumentos, preparábamos nuestros artilugios
grabadores y alrededor de una chimenea o de una buena estufa de serrín o en el
mejor de los casos de butano, empezábamos a tocar y a cantar…; enseguida el
ánimo se apoderaba de la reunión y
cuando menos, un porrón aparecía en la mesa, con el mejor vino de tonel , a
poder ser más rancio que el de la semana anterior. Nunca faltaron en la
generosidad de nuestros anfitriones, viandas de “cosecha propia”, jamón,
embutidos, queso y por supuesto el “mondongo” casero.
Jotas, canciones,
mazurcas, danzas, boleros, albadas, auroras, mayos, sobremesas… en cada lugar
íbamos descubriendo las numerosas variaciones musicales dibujadas con los
correspondientes bailes, causa de muchas sorpresas y emociones, y por qué no decirlo, de
orgullo.
Al final de cada etapa,
había que poner en valor todo el material registrado en todas y cada una de sus
variantes. Teníamos en nuestras manos los “diamantes en bruto” que había que
pulir sin despreciar ninguna de sus aristas, con el fin de presentar la obra
final en todo su esplendor.
Se seleccionaban las
músicas, sus letras, el vestuario, el costumbrismo, los pasos de bailes o las
danzas de palos o espedos para, seguidamente, “dibujar el baile” e introducir
las letras que había que cuidar con esmero, evitando así los errores propios de
una tradición oral de generaciones.
EL DESPERTAR
Los esfuerzos de aquel
grupo de jóvenes han contribuido a que esos trabajos haya llegado hasta
nuestros tiempos limpios de excentricidades, tan propias de muchos folcloristas
e intérpretes que hoy en día, en busca de un aplauso fácil, recargan de una
originalidad más propia de un espectáculo de variedades, sus actuaciones, tanto
musicales, como de baile o de canto,
y aun gozando del favor del
público, no por eso dejan de estar alejadas de la esencia con la que nacieron,
con tendencias propias para estilizaciones inadecuadas y evoluciones forzadas.
Y en este despertar a la
pureza del folclore no podemos olvidar a quien fuera gran defensor de la idiosincrasia y belleza de lo autóctono,
Monsieur Roger Lassabe, folclorista y Director del Liceo Francés en Rabat, que
abrió las puertas y su corazón al Grupo Folclórico Altoragón hacia escenarios
internacionales, aportando su visión, apoyándolo y aplaudiendo con pasión todas
sus actuaciones.
El inusitado y colosal
trabajo, permitió que los valles pirenaicos se abrieran al llano. Se presentó
con las vestimentas salvadas de muchos arcones, todavía con olor a alcanfor,
cargadas de historias costumbristas de finales del siglo XIX y principios del
XX, transmitidas de generación en generación, que hablan de labores del campo,
de trashumancia, de festejos, de amores de amistad, de romerías…
Todos y cada uno de los
valles del Pirineo oscense, y las localidades asentadas en ellos, tienen algún
aspecto originario cautivador que podemos escuchar hoy, por calles y plazas, en
la música salida de los instrumentos y voces de tantos grupos y rondallas, que
evocamos con nostalgia, pero sin añoranza, pues gracias a estas recopilaciones,
podemos rememorar su esencia en
cualquier momento.
Hay numerosas
características especiales que diferencian el folclore de estas tierras, del de
Zaragoza o las tierras bajas de Teruel, fijándonos por ejemplo en sus
vestimentas, tanto las de Ansó como las de Hecho; con sus basquiñas, saigüelos,
la camisa de gorguera, los zaragüellos, el chibón, el baldeño, el faxadero de
piqué, la zalexa, el corpiño, o el peinado de la mujer con su peculiaridad en
las trenzas a las que se añaden los “churros”, o el detalle singular de la
elegancia de un pañuelo caído y ligado con un nudo delantero.
Pero es también un
detalle diferenciador, el propio baile de la jota en el Alto Aragón, como ya
reconoció Galán Bergua, cuya característica especial es que las parejas bailan
“sueltas” es decir separadas hasta que llega el momento de la copla que
interpreta el cantador. Entonces es cuando se abrazan el hombre y la mujer, y
en tanto que dura la canción, danzan al compás de la jota como si se tratase de
un vals. Terminada la copla se desunen para interpretar de nuevo las típicas,
sencillas y limitadas variaciones de que consta el baile.
Hoy en día se busca la
perfección, se huye del tipismo sugestivo y de aquella belleza original de las
piezas interpretadas en su propia “salsa”. Desde aquí quiero reivindicar el
respeto por esos orígenes, algo que si no se remedia lamentaremos,
especialmente ante tanto coreógrafo de sofisticado diseño que se asoma a
programas audiovisuales y teatros de amplios escenarios.
Sin alejarme del motivo de
este discurso, no quiero sustraer a ustedes una entrañable historia que Demetrio Galán Bergua reseñó en esa
magnífica Historia de la Jota Aragonesa, que había escuchado de mosén Miguel
Ustariz, a modo de tradición oral, el siguiente relato:
“En la ya lejana época
del contrabando fronterizo en el Pirineo oscense, un guapo y fornido mozo
ansotano, dejó su comprometido puesto en el puerto y se dirigió a Ansó para
visitar a la moza de sus ilusiones. Allí pegado a la verja de una típica casa
ansotana, surgió de sus labios la famosa copla:
Toda la noche he pasado
pisando la nieve fría,
sólo por venirte a ver,
ansotana de mi vida.
Un recio y bravo cheso, que rivalizaba con el ansotano en
lides de amor y en aventuras de oficio, encontró a éste en el camino entre las
dos villas y le aspetó sin música ni canto en aquella ocasión:
No son sólo los de Ansó,
los que pasan la canal;
también los chesos la pasan
y la vuelven a pasar.
Asegúrase
que después de aquel encuentro de los dos formidables montañeses, reconoció el
ansotano la razón de la copla del cheso, y éste no tuvo inconveniente en
felicitar, al hasta entonces enconado rival en conquistas amorosas, lanzando al
aire -esta vez cantando a pulmón lleno- la copla con la que quiso halagarle y tras la
cual se fundieron en cordial y fuerte abrazo:
Valen más las abarqueras
que llevan las ansotanas
que los pañuelos de seda,
que gastan las riberanas.
Finalizó la historia
en franca y alegre camaradería, con esta copla muy popularizada.
Aunque la montaña esté
llena de carabineros,
no dejarán de pasar
los ansotanos y chesos.”
Por reconocer el trabajo
en estos valles de notables folcloristas, quiero también recordar a don
Veremundo Méndez Coarasa, que supo salvaguardar la “fabla chesa”, dejando el
legado de numerosas obras, escritos y canciones., dos de ellas bellamente armonizadas por el maestro
Asiaín, “Pastós y Zagalas”, y “Aduérmete”.
Ciñéndome al trabajo
recopilatorio, resaltaré algo que es signo también de identidad de muchos de nuestros pueblos,
como son los “paloteaos”, danzas que se
interpretan con palos, espedos o espadas, componiendo diversas mudanzas, en la
mayoría de los casos, viriles, acompañados de músicas de variada ejecución
instrumental. El Grupo Alto Aragón interpretó y sigue ejecutando algunas de las
piezas aprendidas en Aragües del Puerto, Jasa, Lanuza o en Jaca, siendo recibidas con notable interés por
parte del público universal o por qué no decirlo, de los cinco continentes.
Las fiestas en honor de
patronas y patronos, han sido siempre motivo de expresión popular en todas sus
facetas, pero especialmente en la costumbrista; todos tenemos en la retina la
festividad de Santa Orosia, cada mañana del 25 de junio, cuando por las calles
de Jaca discurre la procesión, portándose
las urnas con los restos de San Voto, San Indalecio y la patrona por
antonomasia, Santa Orosia, siempre acompañada de los danzantes, tanto los de palos, como los de castañuelas, que el
Grupo Alto Aragón tuvo el acierto de rescatar en una ingente labor de búsqueda.
La flauta y el salterio que acompañan el son de las danzas, por sí solos ya merecen formar parte de las
imágenes que del folclore de esta tierra guardamos.
Los estudiosos de la
jota, han reconocido siempre a Jaca, como uno de los lugares ligados a
apellidos ilustres, íntimamente relacionados con la composición, sobre todo de
letras, como Francisco Quintilla, “escritor ameno, poeta selecto, director que
fuera del semanario -El Pirineo Aragonés- el periódico más antiguo de Aragón,
comediógrafo y autor de bellos trabajos relacionados con la jota”. O el ilustre canónigo de la Catedral don Dámaso
Sangorrín, que bajo el seudónimo de Juan José Jiménez de Aragón fue el autor,
en el primer tercio del siglo XX, del “Cancionero Aragonés”, compuesto de tres
mil canciones, por aquel entonces, el más completo en recopilaciones de este
género.
Y una figura que quiero
destacar, especialmente es la de Luis Sanz Ferrer, laureado poeta popular
jacetano, al que el ilustre y recordado, Juan Lacasa definiera en 1983, como un
auténtico aragonesista, hondamente original y con lugar propio en la antología
de la jota, y al que el académico y también Ilustre doctor Fernando Solsona,
incluyera en la Gran Enciclopedia Aragonesa, resaltando su libro “Cantos y
Cantas”, publicado en 1923. Sanz Ferrer fue reconocido como maestro de lo
pintoresco y lo popular.
Estos y otros compositores de la época, dejaron
muestra de coplas que hoy se interpretan como legado, pero que nacieron de su
pluma, como esa bella cuarteta que dice:
“Eres más rubia que el sol
que sale por las mañanas,
y más blanca que la nieve
del puerto de Collarada”.
No quiero, ni debo pasar
por alto, aquellos tiempos lejanos, en los que la “brabuconería” parecía ser
signo de hombría, y aludiré a la popular jota con letra controvertida:
“La calle Mayor de Jaca,
ya no la rondan chavales,
que la rondan bravos mozos,
con trabucos y puñales”.
Copla que impugnara
Francisco Quintilla que propuso sustituir la copla por:
“La calle mayor de Jaca,
ya no la rondan chavales,
que la rondan hombres cultos,
paisanos y militares”.
Fueron tantos y tantos
los contactos en aquella época de la década de los 70, que sería imposible dar
una nómina completa de personas en este discurso que me corresponde ofrecer
hoy, sin que olvidara a algunos que en justicia les correspondería un
reconocimiento público.
Sobre todos ellos y como
referencia excepcional, hablaré de D. José Gracia, a quien el Grupo Alto Aragón
reconoció en vida y posteriormente para la "eternidad", su generosa
aportación a los trabajos etnológicos, como reflejó Ricardo Grasa en un
reportaje del Diario Alto Aragón, confirmando que, a sus 80 años y debido a una
prodigiosa memoria, fue capaz de enseñar y recordar paso a paso las mudanzas
que se bailaban en Sinués en los años 20.
PUEBLOS Y GENTES
El trabajo de
recopilación, que inicialmente sólo se reflejara en las actuaciones públicas en
plazas, escenarios varios: teatros, iglesias, locales, festivales, congresos,
fiestas..., alcanzó un nivel de aceptación que permitió que todo lo recopilado,
fuese del interés de entidades y público en general, lo que llevó al
"Grupo", a grabar sendos discos que hoy en día son referencia de todo
aquel que se precie de beber en las fuentes del folclore de los valles del
Pirineo.
Me referiré inicialmente al "disco de vinilo"
"EN RECUERDO DE UNOS VALLES", en el que la música se pasea desde
Ansó, la Val d`Echo, Aragüés del Puerto,
Embún, Jaca, Villanúa y Lanuza, hasta Bielsa, con un trabajo de grandes
esfuerzos y recopilaciones de años, que ustedes habrán adivinado por lo que he
venido expresando insistentemente. Quiso por aquel entonces el productor, que
se incluyese la Jota de San Lorenzo de Huesca, lo que pareció apropiado por
aquello de ser la capital que da nombre al propio Pirineo Aragonés o de Huesca.
Como anécdota, y para general conocimiento,
diré que la "maqueta" fue grabada en un sólo día y en directo, por la
desaparecida firma discográfica BELTER, en la Feria de Muestras de Zaragoza, en
donde hoy se hallan las instalaciones de la Cámara de Comercio de la capital Aragonesa,
y cuyos técnicos llegaron a reconocer que en su amplia experiencia, nunca
habían realizado un trabajo de esa calidad en tan sólo una jornada laboral.
La puesta de largo y
presentación del disco, se puede considerar de acontecimiento extraordinario en
esa época, y corrió a cargo del insigne periodista y amigo D. Antonio Angulo
Araguás, que hoy nos honra con su presencia, como
Ilustre Académico por la ciudad de Huesca, en su discurso de contestación a mi recepción como Académico Numerario Delegado
en la Ciudad de Jaca.
El segundo trabajo
discográfico recopilatorio, que lleva por título "PUEBLOS Y GENTES",
vino a complementar los trabajos que no habían tenido cabida en el anterior, y
de otros rescatados con posterioridad, pues bien es cierto, que una vez abierta
la" brecha inicial", fueron muchos los pueblos que acudieron a la
llamada de la popular acogida.
Se pueden escuchar
trabajos de Aragüés del Puerto, Sinués, Sallént de Gállego, Aso de Sobremonte,
piezas, como se ha reflejado, bien diferentes a las jotas, dances de espedos,
mazurcas, albadas, boleros, auroras, sacramentos, sobremesas, aunque se
incluyeran también las jotas de Sallént, Aso de Sobremonte y una rondadera
propia de los valles altoaragonses.
Me referiré al
lugar y al tiempo de grabación, pues en esta ocasión una casa
discográfica francesa, especializada en grabaciones folclóricas, instaló sus
aparatos en el Palacio de Congresos de Jaca, por entonces recientemente
estrenado, para proceder al oportuno registro musical que se realizó en jornada
y media.
Los trabajos posteriores
han permitido que aquel embrión que naciera en las década de los 70, llegue
vivo hasta nuestros días, se haya desarrollado, y podamos recomendar también la escucha de trabajos tan
bien cuidados cómo "CALANDRIAS", en el que se invita a compartir el
variado y rico mapa musical de nuestras montañas, con la única pretensión de
que sea puente entre la memoria y los tiempos venideros.
Finalmente la grabación más reciente
"NUECES Y TURRONES, MANZANAS Y PERAS", canciones de navidad que
escuchamos estos días por las calles de los pueblos de la Jacetania, donde han
sido recogidos, gracias al recuerdo de sus moradores y que quizás un día
trajeran en sus partituras, maestros y maestras, curas y monjas, para enseñarlos
y cantarlos en las iglesias y escuelas, con zambombas y rabeles.
ATARDECER
Quiero antes de cerrar
este discurso, por si ese arcoíris de sentimientos y vivencias no hubiesen
conseguido plasmar su gama multicolor, que las reflexiones en él vertidas, son
personales, pero producto de una vida compartida con muchas personas, seres queridos que me han ayudado a
desarrollar estas y otras pasiones, animándome, caminando conmigo, y compartiendo en todo momento las pequeñas y las grandes experiencias vividas.
Mi agradecimiento y
aplauso al Grupo Folclórico Alto Aragón, al que pido que acepte este trabajo
como suyo. Gracias, de manera especial a
Rafael Pérez, miembro activo, ayer, hoy y siempre de esta agrupación y sobre todo
amigo, que con su colaboración nos ha
brindado la ocasión de revivir la música
y las imágenes, los frutos de la
investigación, y sobre todo los felices
momentos y el amor puesto en esta bella aventura del folclore altoaragonés.
Agradecimiento igualmente
a todos los colectivos que fueron, que son, y que con su entusiasmo y
dedicación, propagan nuestro folclore: Escuela Municipal de Jota de Jaca,
Rondalla Calasancia, Grupo Val d’Echo, Grupo Santiago de Sabiñanigo, Grupo de
Jota Uruel, Grupo Folclórico de Sallent de Gállego y a todos los grupos de
mozos, que llegado el momento, salen a expresar sus variadas danzas de palos.
Mi recuerdo a todos los
personajes que sin ser nombrados supieron y saben que con su testimonio han
ayudado a mantener viva la historia y la tradición, que difícilmente en un
tiempo pasado hubiésemos encontrado en los libros, pero si en cualquier rincón
de nuestro Pirineo.
Mi especial admiración
hacía las mujeres de estas tierras
áridas, frías, a veces crueles, que en los tiempos de la trashumancia, de las
labores agrícolas, o de las ausencias de los varones por tantos motivos,
supieron sostener y preservar la casa unida, guardando a su vez todo lo que de
bueno ha tenido y tiene la unidad familiar.
Y en este momento llega
el atardecer, en cuya puesta de sol
contemplo las horas vividas desde la aurora, y en el que me he
despojado de algunas vivencias
personales, compartidas con aquellos que
fueron capaces de trabajar generosamente, para que hoy los no eruditos,
folcloristas o musicólogos puedan recibir aquello que les es desconocido.
Si esta exposición ayuda a que algunos en su
cerrazón, reconozcan las raíces de nuestro patrimonio y valoren en su justa
medida lo que de cultura tienen las expresiones folclóricas, veré premiada con
creces mi única intención que no es otra que, la Real Academia de Nobles y
Bellas de San Luís, acoja y ampare de buen grado esta faceta de expresión
popular, que forma parte por derecho propio de las Bellas Artes, nacida en el
entorno rural, pero que hoy merced a los medios audiovisuales, puede y debe
alcanzar el favor de unos ciudadanos necesitados de valores.
Gracias por su
benevolencia y por el honor que me han dispensado .Ahora y para siempre
adquiero el compromiso moral de representar a esta ciudad, que me acogió en la
infancia y me transmitió el amor por su historia y tradiciones, que han
configurado mi ser y mi espíritu.
Cuando yo salgo a rondar,
nadie me manda que calle,
porque lo que canto es jota,
y lo que canto …verdades
(Luis Sanz Ferrer)
Discurso de contestación por el Académico Numerario
Ilmo. Sr. D. Antonio Angulo Araguás
y
Discurso institucional del
Excmo. Sr. D. Domingo Buesa Conde,
Presidente de la Real Academia
Jaca (Huesca), 30 de diciembre de 2014
Para obtener el documento, pinche aquí y luego en DOWNLOAD NOW:
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Discurso leído por el
Ilmo. Sr. D. Javier Ferrer Bailo,
en la sesión pública y solemne de su recepción
como Académico Numerario,
Delegado en la Ciudad de Jaca
Ilmo. Sr. D. Javier Ferrer Bailo,
en la sesión pública y solemne de su recepción
como Académico Numerario,
Delegado en la Ciudad de Jaca
Discurso de contestación por el Académico Numerario
Ilmo. Sr. D. Antonio Angulo Araguás
y
Discurso institucional del
Excmo. Sr. D. Domingo Buesa Conde,
Presidente de la Real Academia
Jaca (Huesca), 30 de diciembre de 2014
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