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31 diciembre, 2019

Tú a Moscú y yo a Nueva York - 1983 - 2020 (y 2)


Completamos la segunda parte del artículo que habla entre otros, de nosotros en aquel memorable y divertido viaje a Nueva York. Me trae buenos recuerdos.
Como despedida de este año 2019, quiero desear lo mejor al Grupo Folk. “Alto Aragón”, pues sin él este blog no tendría sentido. A sus componentes, familiares, colaboradores, seguidores y a todo el mundo que disfruta con el folklore. Que el 2020 llegue pleno de viajes atractivos, de grandes ideas, de proyectos que se irán plasmando con el empuje de tod@s. Que siga la armonía entre los componentes, argamasa fundamental, que lo demás ya irá fluyendo.
Un abrazo a cada un@ de los componentes.

Álvaro



El acto principal en el que iban a participar los grupos musicales era el Desfile de la Hispanidad, previsto para el día 9, pero tal y como aterrizaron en el aeropuerto Kennedy les informaron de su suspensión. Había fallecido el cardenal de Nueva York, nuncio del Papa en Estados Unidos, y el luto oficial impedía su celebración. Así que tenían todo el día para visitar la ciudad.
En el hotel de la calle 44 donde se alojaron, el Mansfield Hotel, los de Jaca compartían estancia con La Come y el Ballet María de Ávila de Zaragoza. Los bailarines tenían una forma espartana de saborear la vida, pero Labordeta, sus músicos y los del Alto Aragón, compartían otra muy distinta. Juntos se fueron a recorrer Manhattan y lo que pudieron: el Empire State, la catedral católica de San Patricio, el Metropolitan, el Rockefeller Center, el Lincoln Center, la calle 42, Broadway, Chinatown...

Viajar con ellos en un vuelo de Spantax es ol-
vidarte de los menús de plástico pues, donde
menos te esperas, sacan sus panes altoara-
goneses, sus longanizas del somontano y las
tortillicas de mamá y, de golpe, se olvida el
tedio de la monotonía de un vuelo aburrido.
Por todos los lados, en cajas perfectamente
clandestinas, salen botellas de vino que cru-
zan el avión en un cerrar de ojos. Y los chistes,
los diretes y los dimes acentúan la bondad de
la humanidad de estas gentes.

José Antonio Labordeta

Al día siguiente comenzaron su gira neoyorquina. Actuaron en el teatro Joyce, junto a Baluarte Aragonés, y en el Essex Country College de Newark, la Bryant School, de Queens, y la Casa de España (clausura) junto a Labordeta y La Come.
Aunque en la mayoría de los conciertos o actuaciones, el público era casi exclusivamente español o hispano, cuando la troupe aragonesa llegó al Essex Country College de Newark, José Antonio se dio cuenta enseguida de que en primera fila había un espectador negro. Por eso, cuando Labordeta recorría las “estrofas de su Arremójate la tripa (Meditaciones de Severino el sordo) y llegó a «los hijos de la María se han marchado a Nueva York, uno trabaja de negro, otro de indio en un salón», el cantautor aragonés cambió sobre la marcha «negro» por «Guanamino». Alguien del Alto Aragón le preguntó después a José Antonio que qué era un Guanamino, y Labordeta le contó el chiste.



De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Enrique Tello, María Jesús Lera, Jesús Lacasta, Mario Garcés, Esther Puértolas, Álvaro Gairín, Julio Laín, Javier Lagunilla, Antonio Gairín, Isabel Moreno, Mamen Millera, María Villarroya, Marta Millán, Joseato Muñoz, Teresa Bescós, Paco Medina, Paco Betés, Labordeta e Iñaki Fernández.

ALMANAQUE DE LOS PIRINEOS / AGOSTO 1975-1985 143


FOLKLORE



La COOME —o La Come, como todo el mundo la nombraba— acompañaba en ocasiones a José Antonio Labordeta y estaba formada entonces por Javier Inglés, Iñaki Fernández, Paco Medina, Juan Carlos Fernández, que luego formaría parte de Ixo Rai, y Ángel Vergara, el último en incorporarse después de haber formado parte  de Os Mosicos das Cambras junto a Joaquín Pardinilla.

          En ese mismo recital, el batería de La Come,.Juan Carlos Fernández, se había dejado las baquetas en el hotel y dos integrantes del Alto Aragón, Máximo Lacasta y Rafael Pérez, registraron el recinto hasta que encontraron dos perchas de madera de las que fácilmente extrajeron dos baquetas para Juanito, que era de Luesia, y merecía atención especial. Todo aquello unió mucho.

          Pero lo mejor estaba por llegar. Para los desplazamientos entre actuaciones usaban un autobús en el que cabían todos. A la parte delantera, más seria, la llamaban Barrio Manhattan, y a la de atrás, donde los somardas se buscaban entre sí, Barrio Chino. En una curva de noventa grados yendo a Queens, el vehículo dio un viraje brusco para incorporarse a la  5ª Avenida y el
contrabajo de Máximo Lacasta, que no tenía por funda más que unos cuantos trozos de espuma de tapizar, salió volando para quedar destrozado sobre el asfalto. El autobús frenó y se hizo un silencio sepulcral, mientras Máximo, el más veterano del grupo, rompía a llorar.
Al día siguiente, Máximo recibió, «emocionado como nunca he visto a
una persona», nos cuenta María Ángeles Rubio, en una actuación memorable en la Casa de España, un nuevo contrabajo gracias al generoso detalle de Mayte Iza, directora general del Instituto Español de Emigración. Se lo dieron a mitad de actuación. Hasta entonces había tocado de prestado el bajo de Iñaki Fernández (La Come), un montisonense enamorado de The Beatles.

Nos fuimos a una tienda de instrumentos y la
directora me pidió que eligiéramos un con-
trabajo para Máximo. Como no tenía ni idea
de contrabajos, después de tocarlos todos
elegí el más caro. Lo peor fue encontrar un
taxi donde entrara ese bicho.

Rafael Pérez

144 ALMANAQUE DE LOS PIRINEOS / AGOSTO 1975-1985


29 diciembre, 2019

Tú a Moscú y yo a Nueva York - 1983 - 2020 (1)

Pirineum Editorial ha elaborado siete almanaques, siendo el de este año 2020 el que parece será el último de la serie. Dedicado a la década 1975-1985 y con su doble vertiente “de almanaque del año entrante y periódico de época”, como dice en la solapilla interior, recoge una amplia variedad de temas. Os lo recomiendo hayáis vivido o no estos años. Lleno de artículos entrañables sobre todo relacionados con nuestras comarcas pirenaicas, con nuestras tradiciones, con los sucesos y hechos relevantes de cada año. Sergio Sánchez, el director de la edición, consideró oportuno recoger en uno de los artículos los viajes que se hicieron a Moscú y Nueva York, por el grupo de San Juan de Plan y el nuestro. Fueron hitos importantes para dos grupos de folklore del Pirineo. Agradecemos a Sergio este artículo, reconociendo que aun habiéndole aportado alguna información y foto, ha conseguido aportar datos que este blog o desconocía o tenía olvidados. Espero que recordéis, espero que disfrutéis.

Álvaro

ALMANAQUE de Los PIRINEOS 2020
1975-1985 AGOSTO
1983     Tú a Moscú y yo a Nueva York
         Los dos grupos de referencia en la recuperación y renacimiento del folklore pirenaico aragonés junto al Grupo Val d'Echo de Pepe Lera y el Biello Sobrarbe de Anchel Conte, a saber: el Corro de Bailes de San Juan de Plan y el Grupo Folklórico Alto Aragón de Jaca han viajado este año a Moscú y Nueva York respectivamente. Los nuestros no entienden de bloqueos. Ni olímpicos, ni mucho menos culturales.


FOLKLORE
En el Joyce Theatre, la «Jota de San Lorenzo» ponía el punto y final a la actuación. Desde su inicio, el público se levantó entregado, aplaudiendo hasta que terminó la pieza. En Queens se presentó una señora oriunda de Ansó, que contempló con lágrimas en los ojos la jota de su pueblo; y en Essex llegaron dos periodistas de Montreal, una de ellas nacida en Teruel, que también pudo disfrutar de su jota.

Los hijos de la María, a Nueva York
La invitación llegó de la mano del Ministerio de Asuntos Exteriores, que quería celebrar la Semana Española en Nueva York en torno al 12 de octubre, Día de la Hispanidad. La DGA socialista, recién constituida, seleccionó inmediatamente para representar a Aragón a José Antonio Labordeta y La Come (Cooperativa Musical del Ebro) y, seguramente a sugerencia suya, al Grupo Folklórico Alto Aragón de Jaca, fundado en 1975, por el que José Antonio sentía devoción.

Los vi por primera vez en la plaza de Villanúa
y de golpe me di cuenta de que tenía ante
mis ojos al grupo más importante del folklo-
re aragonés. Fue magistral su actuación sin
ninguna teatralidad, sin latiguillos ni pedan-
terías, y desde aquel día pensé que cuando
alguien me pidiese un grupo folklórico, daría
su nombre. |

José Antonio Labordeta

Los chavales de Jaca y su redolada ya habían viajado a Dinamarca en 1980, donde obtuvieron la Rosa de Plata —segundo puesto— en un concurso internacional de folklore en Copenhague. Aquel año editaron su primer disco (long play y casete), En recuerdo a unos valles, grabado en la Belter en Barcelona (en Zaragoza), pero acompañar a Labordeta con todos los gastos pagados era poner una pica en Flandes. «Es que nosotros nos sabíamos sus canciones»

El viaje a Nueva York con las gentes del Alto
Aragón fue la reafirmación de mis sospechas.
(...) cuando los ves en el escenario, bajo las
luces, en un ambiente tan distinto y lejano,
calas hasta el fondo la hondura de todos sus
dances. El Grupo Alto Aragón tiene la hermo-
sura de que recorre Aragón de norte a sur y
de este a oeste; que no se queda en un rin-
cón tan solo ni tampoco se basa en esas jotas
zaragozanas tan manidas y manipuladas que
están más cerca del folklorismo para turistas
que en un folklore hondo y sincero; visten
con elegancia todos sus Numerosos trajes y
con enorme respeto por las tradiciones de
cada lugar que interpretan. Cuando uno sale
de un espectáculo de ellos tiene una visión
clara y sincera de cómo fue el baile, el dance
y el canto de estas tierras aragonesas.

José Antonio Labordeta

El programa aragonés se completaba con varias conferencias impartidas, entre otros por Guillermo Fatás, José Carlos Mainer, Fernando Biarge o Ildefonso Manuel Gil, qué impartiría la charla de clausura. También actuaron los profesores Jorge Fresno y José Luis González Uriol, y el grupo Baluarte Aragonés.

142 ALMANAQUE DE LOS PIRINEOS / AGOSTO 1975-1985



09 abril, 2018

Nueva actividad recuperada


La procesión del Corpus Christi contó con la participación de “Os Baylados de Santa Orosia”

Jaca, 6 de abril de 2018

El día 18 de junio de 2017, unos jóvenes Baylados de Santa Orosia acompañaron con sus bailes la procesión del Corpus Christi. Estos jóvenes, salidos de la escuela del Grupo Folklórico “Alto Aragón”, volvieron a revivir una tradición perdida que se daba lugar a mediados del siglo XVII, donde nuestros viejos danzantes acompañaban con sus bailes la procesión y fiesta del Corpus.

(Año 1836, 8 de julio)
“Se acordaron espedir y espidieron contra el fondo de propios los libramientos siguientes… Otro de cien r.von (reales de vellón) para los bayladores de Santa Orosia pues ejecutaron sus bailes en día del Corpus, la Trinidad, San Juan y Santa Orosia, según la costumbre inmemorial.”
(A.M.J. caja 875, actas, F.36 v) [Sacado del libro Danza, Montañés]

La presencia de estos danzantes está más que demostrada a lo largo de los siglos. No obstante, durante un largo período del S. XIX, dichos danzantes ya no acudieron a su cita. Quizás no tanto por ellos mismos, sino porque la propia fiesta había decaído.
Nuestros pequeños danzantes aprendieron una parte de los numerosos bailes que se representan para la procesión de Santa Orosia. Los nombres de los bailes que ejecutan son los siguientes: Viñetas, Sinués, Cruceros, Pedro Gil y Dos Chaqueses. En la última parada, llegando al final de la procesión, interpretaron el Dance de Sinués. Este dance, a diferencia del resto que se realizan en la procesión, se hace en el sitio y cambiando de posiciones.


Hay que destacar que la mudanza de Pedro Gil fue adaptada para poderla bailar en la procesión, ya que este es un baile que se lleva a cabo el día de Santa Orosia, en la Plaza de Biscós, mientras se enseñan los mantos de la Santa.
El dance de Dos Chaqueses se ha estrenado para la ocasión, gracias a la extraordinaria labor del músico y compañero Enrique Tello.
Tanto la mudanza de Pedro Gil como la de Dos Chaqueses, junto con las Viñetas, tienen letra:
“Pedro Gil llama a la puerta
Simoneta le fue a abrir
Simoneta le responde
Bienvenido Pedro Gil”

“Dos chaqueses se preparan
Garbosos para bailar
Añudar as castañuelas
Que o baile va a prenzipiar.”

“Estas son viñetas
Del buen plantar
Que en el día que se podan
Se pueden vendimiar”

La procesión del Corpus Christi ha estado siempre muy bien acompañada. Me acuerdo, en las décadas de los 60 y 70, que los militares posaban formando guardia por las calles por donde pasaba la procesión, y la urna iba custodiada por una guarnición militar de gastadores. En la parte final, salía la banda militar con un par de escuadrones desfilando, y cuando acababa la procesión, se marchaban a paso ligero (eran tiempos franquistas).

Hoy en día, y gracias a Dios, sólo se ha conservado lo puramente religioso y tradicional, quedando la procesión de la siguiente manera: abre la procesión el Pendón de la ciudad, y seguidamente van todos los estandartes de todas las cofradías de Semana Santa. Después, va el estandarte de la procesión de Santa Orosia, acompañado por miembros de la hermandad de Santa Orosia. Tras él, y después de muchos años, se incorporaron los danzantes-baylados de Santa Orosia, formados por un repatán (Mateo S.), ocho danzantes (Marcos A., Pablo S., Martín T., Lucas J., Xabi M., Miguel F., Mario N. y Lucas F.) Todos ellos, ataviados con el traje blanco y mantón cruzado, pero sin bonete y acompañados por el músico Enrique Tello. (Cabe destacar que estos bailes los realizan casi siempre mirando hacia delante, ya que no sale la urna de Santa Orosia)

Detrás, van colocados los niños y niñas que ese año han realizado la Primera Comunión. Seguidamente, van los Danzantes de Santa Orosia, trucando sus palos sin parar. Justamente pegados a los danzantes, va la urna con el cuerpo de Cristo (Corpus Christi). Esta urna, preciosamente floreada, va custodiada en los laterales, y pegados casi a ella, por cuatro gastadores militares, y también van los romeros del cuerpo de Santa Orosia del campo de Jaca.

El cabildo Catedralicio, con el Ilustrísimo Señor Obispo, y todas las autoridades pertinentes, rompen una línea atravesando la calle al toque de los timbaleros, y acompañados por los maceros municipales. La concejalía procesiona en dos filas.
Y ya, para finalizar, la banda de música Santa Orosia, pone el ritmo y la armonía que dicha procesión requiere.
La procesión lleva el mismo recorrido que la de Santa Orosia, y al igual que en ella, pasa por cuatro de las iglesias de la ciudad.

Estos nueve chicos, después de su estreno en la procesión, siguen totalmente ilusionados y esperando que pase el tiempo para salir con “los mayores” en las otras tres procesiones (el dance de Santa Orosia sólo sale en procesión en la ciudad de Jaca)
En el mes de noviembre de 2017, tuvimos un ensayo en el cual, después de una pequeña explicación de tan importante acto, se les entregó a cada uno, un libro de Danza, montañés, firmado por uno de los autores, Manuel Tomeo.
Todos se quedaron maravillados, y prometieron leerlo y aprender la fascinante historia de nuestras raíces, siendo conscientes de que después de tantos años sin salir en la procesión los antiguos danzantes, ellos han sido los primeros en recuperar dicha tradición.
El Grupo Folklórico “Alto Aragón” se siente satisfecho con la progresión que, a través de los años, desde su recuperación, ha ido enriqueciendo un tesoro que estaba tan bien guardado y al mismo tiempo expandido por tan diversas fuentes, expectantes a que alguien como nosotros lo sacara de nuevo a la luz.
Me imagino que todas las personas, ya desaparecidas, que participaron de una forma u otra, se sentirían muy orgullosas con nuestra labor de recuperación, dentro del respeto y la admiración que les guardamos.
Esperamos que, después de nosotros, se siga manteniendo viva la tradición y no sea necesaria volverla a recuperar, porque nunca se debe volver a perder.
Este año, el Corpus Christi se celebra el día 3 de junio. Confiamos en que el tiempo nos respete y puedan procesionar por segundo año estos magníficos danzantes-baylados.
Un saludo,
Paco.

23 junio, 2015

Los Danzantes de Huesca y Jaca - II (2010)



Más sobre el origen de nuestros dances (continuación)
Los Danzantes de Huesca y Jaca
Por Carlos GARCÉS MANAU
HISTORIADOR
El siglo XVIII es la época en la que, por lo que sabemos, nació realmente el dance oscense. Ello es perfectamente claro en las relaciones de fiestas celebradas en la ciudad, ya que mientras en las del siglo XVII, como hemos dicho, no hay una sola referencia a los danzantes, ahora, en las del siglo XVIII, el dance de espadas de los labradores forma ya parte importante de las mismas, y parece plenamente asumido por las autoridades.
Conservamos dos relatos impresos de fiestas en la Huesca del siglo XVIII, las dos por la proclamación de un nuevo rey. Y en ambas aparecen danzas de espadas de los labradores. El primero se titula Heroicas pruebas del fidelísimo celo con que la invencible ciudad de Huesca celebró los días 20, 21, 22 de noviembre de 1746 la real proclamación de su amadísimo monarca don Fernando el Sexto, que Dios guarde; de este impreso se conservan cinco ejemplares (dos en Aragón -en la Biblioteca Pública de Huesca y la Universitaria de Zaragoza-, dos en tierras catalanas —Biblioteca de Cataluña, en Barcelona, y monasterio de Poblet-, y Biblioteca Nacional, en Madrid). El otro texto es la Relación de las fiestas y regocijos públicos que en la real proclamación del rey nuestro señor don Carlos IV celebró la muy noble, muy leal y siempre vencedora ciudad de Huesca los días 10, 11 y 12 de agosto del año 1789, y de él hay únicamente dos ejemplares, en la Biblioteca de la Diputación Provincial de Zaragoza y en el Archivo Biblioteca de los Barones de Valdeolivos, en Fonz.
Durante las fiestas de 1746, leemos que, a la salida de la Catedral, donde se había celebrado un solemne Te Deum, “esperaban los labradores con un extraño dance de espadachines”, que interpretaron al son de una música parlera. Mucho más informativa es, por fortuna, la noticia de 1789: “seguía una danza de doce mozos, ágiles y esforzados, con su mayoral, zagal y música correspondiente, los que danzando sin cesar toda la carrera con espada y daga ejecutaban mil primores en diversas mudanzas y figuras, enlazando los compases de la danza con los de la esgrima. En algunos sitios recitaban los dichos, que eran agudos y conceptuosos, y tenían por objeto felicitar a sus majestades por su exaltación al trono, y a la monarquía por haber recibido de la mano de Dios tan amables soberanos”. Este texto es esencial, ya que es la primera vez que se menciona el número de danzantes (doce); los objetos con que bailaban (espada y daga); el nombre de sus bailes (mudanzas y figuras); la presencia del mayoral; y los dichos, que los danzantes oscenses alternaban con sus bailes, y que debían ser semejantes a las “liras” de los danzantes jacetanos que mencionaba en 1702, como hemos visto, el canónigo Alavés. La tradición de estos dichos, al igual que en Jaca, se perdió con posterioridad.

Esta actuación de los danzantes se celebró precisamente el 10 de agosto, ya que fue en esa fecha cuando se llevó a cabo la proclamación de Carlos IV. No es extraño, por ello, que sea en estas fiestas de 1789 cuando encontremos la primera mención expresa a “los danzantes de san Lorenzo”; figura concretamente en la documentación del colegio de Santiago, el más antiguo de los pertenecientes a la Universidad de Huesca, en la relación de gastos hechos por el colegio durante las fiestas de proclamación.
Los danzantes, el 10 de agosto de 1789, bailaron en una fiesta de carácter civil, la proclamación del nuevo rey. Pero sabemos, gracias a un documento que se conocía hace tiempo, que su presencia en la procesión de san Lorenzo era ya, en esta época, más o menos habitual. Esta noticia trascendental figura en el Ceremonial de la Catedral de Huesca que el canónigo Vicente Novella escribió hacia 1786 (son cinco tomos manuscritos que se pueden consultar, tras su digitalización, en la Biblioteca Virtual Lastanosa del Instituto de Estudios Altoaragoneses; las referencias a los danzantes están en el tomo III -pp. 432 y 439-441-). En una nota añadida a pie de página, Novella escribió: “algunos años suele haber lo que llaman dance, y van los danzantes en esta procesión, pero no turban su orden, pues se ponen detrás de la ciudad y Universidad. Lo he visto así, y lo advierto, porque alguna vez disputan ir delante de la peana de san Lorenzo y no es justo permitirlo”. Los danzantes eran, de hecho, quienes cerraban la procesión, bailando tras el Concejo y la Universidad. De las palabras de Novella, no obstante, se deduce que los danzantes no participaban todos los años en la procesión de San Lorenzo, sino solo algunos
Las noticias sobre los danzantes de Huesca en el siglo XIX son algo más abundantes, aunque no mucho. Una de las más importantes, y con ella terminamos, la dio a conocer Federico Balaguer. En 1823, para celebrar el final del Trienio Liberal y la restauración del gobierno absolutista de Fernando VII, labradores oscenses partidarios del rey ejecutaron por las calles de Huesca “la función de dance”. Iban “vestidos ricamente de blanco, y dirigidos por su mayoral y rapatán, Custodio Viñau y Martín Lanau, danzaron primorosamente en las plazas y calles, unas veces con espadas y dagas y otras con palos, al son de la gaita, que es su música favorita”. Se trata de un texto también fundamental, pues en él están documentados por primera vez los dances de palos, las vestimentas de los danzantes (ricas y de color blanco), los nombres de dos de ellos, y la gaita como instrumento musical de acompañamiento.
CONCLUSIONES
Un hecho muy importante relaciona a los danzantes de Huesca y Jaca: en los últimos años se han publicado sobre ambos noticias de los siglos XVII y XVIII, descubiertas en archivos y bibliotecas, que los convierte en dos de los dances aragoneses de orígenes históricos mejor conocidos. Sin embargo, más allá de ello lo que predominan son las diferencias.
En primer lugar, los danzantes de Jaca parecer ser más antiguos. Están bien documentados desde la primera mitad del siglo XVII, y ya entonces participan en la fiesta de santa Orosia y cuentan con el respaldo del Concejo. De los danzantes de Huesca, por el contrario, las primeras informaciones, de la segunda mitad del siglo XVII, lo que reflejan, justamente, es la reticencia de las autoridades municipales hacia los mismos; y para verles participar en las fiestas de san Lorenzo hay que esperar a fines del siglo XVIII.
Otras diferencias: los danzantes jacetanos llevaban castañuelas, mientras los dances oscenses eran de espadas. En Jaca había dos grupos de danzantes, uno de labradores y otro de artesanos; en Huesca, aunque en 1663 se menciona también a los “oficiales”, los dances fueron, sobre todo, cosa de labradores. Los gremios artesanales, de hecho, participaron en las fiestas de 1746 y 1789 imitando compañías militares, en algunos casos disfrazados de turcos.
Pero lo que separa, sin duda, la historia primitiva del dance en Huesca y Jaca es la actitud mostrada por el Concejo. En el caso jaqués, las autoridades municipales, desde un primer momento, pagan a los danzantes para que participen en las fiestas (durante mucho tiempo, la cantidad fue de doce libras), porque los consideraban parte consustancial de los festejos. En nuestra ciudad, sin embargo, la realidad es muy distinta: en la riquísima documentación municipal oscense de los siglos XVII y XVIII sólo hay dos noticias sobre danzantes, las de 1663 y 1686-87, y como hemos visto lo que se trasluce en ellas es el recelo del Concejo hacia los dances. Para encontrar las demás informaciones de estas centurias, tampoco muchas, sobre los danzantes de Huesca hay que acudir a los relatos impresos de las fiestas de 1746 y 1789, a la documentación del colegio universitario de Santiago y al Ceremonial de la Catedral. En la documentación del Concejo, por ejemplo, las noticias sí son frecuentes sobre la comparsa de gigantes y cabezudos, pues no en vano era, desde 1663, municipal (véase Carlos Garcés Manau, “El origen de la comparsa de gigantes y cabezudos de Huesca (siglos XVII y XVIII)”, Diario del AltoAragón, 10 de agosto de 2008). Pero sobre los danzantes, las referencias brillan casi totalmente por su ausencia.
San Lorenzo
Diario del Alto Aragón - Martes 10 de Agosto de 2010 - Pág 9


 

22 junio, 2015

Los Danzantes de Huesca y Jaca - I (2010)



Más sobre el origen de nuestros dances
Los Danzantes de Huesca y Jaca
Por Carlos GARCÉS MANAU
HISTORIADOR
EN 2OO7 Manuel Tomeo Turón y Guzmán Fernández Barrio publicaron un excepcional estudio sobre los danzantes de Jaca, fruto de diez años de trabajo. Entre otras aportaciones fundamentales presentaban gran número de referencias documentales, procedentes sobre todo del archivo municipal jaqués, que demostraban que los danzantes de Jaca existían ya en el siglo XVII. En los años 2001 y 2003 di a conocer, por mi parte, cinco noticias documentales sobre los danzantes de Huesca, que parecían indicar que la época de nacimiento de los dances oscenses fue, fundamentalmente, el siglo XVIII.
En este artículo pretendo contrastar las informaciones sobre los danzantes de Jaca y Huesca aparecidas en los últimos años. Y como veremos, las conclusiones que cabe extraer de ello son que los danzantes jaqueses son más antiguos que los de Huesca; y que el Concejo jacetano, a diferencia del oscense, apoyó desde un comienzo su presencia en las fiestas de Jaca.
JACA
            El libro de Manuel Tomeo Turón y Guzmán Fernández Barrio al que aludíamos se titula Danza montañés. Historia de los dances de Jaca (Jaca, Pirineum Editorial, 2007). La fascinante historia de los dances jacetanos que se dibuja en esta obra es la siguiente. En el siglo XVII -bastante antes que en Huesca-, los danzantes participaban ya plenamente en las fiestas de la ciudad, sobre todo en las de santa Orosia, la patrona de Jaca. Y lo hacían además con el apoyo directo, incluso económico, de las autoridades municipales.
La principal característica de los dances de Jaca es que los danzantes bailaban con castañuelas (no utilizaban pues, como sucedía en Huesca, espadas o palos). El acompañamiento musical se hacía con flauta y salterio; en nuestra ciudad, por el contrario, las noticias más antiguas a este respecto —del siglo XIX- hablan de la gaita como instrumento con el que se interpretaban los dances. Un rasgo que compartían los danzantes oscenses y jacetanos eran sus vestimentas, de color blanco. En Jaca, sin embargo, no existía la figura del mayoral.

Otra característica peculiar de Jaca es que contaba con dos grupos de danzantes —los dos de castañuelas-, uno formado por labradores y otro por pelaires (artesanos); mientras que en Huesca el dance fue sobre todo propio de los labradores. En el siglo XIX, los dos grupos de danzantes jaqueses quedaron reducidos a uno. Y en 1922, el dance de castañuelas fue sustituido por el paloteado, a imitación del que se interpretaba en Yebra de Basa en honor también de santa Orosia (danzantes de Yesa (querrá decir Yebra) acudieron de hecho a Jaca para enseñar a sus danzantes los nuevos bailes). Desde entonces, los dances de palos fueron los que caracterizaron las fiestas jaquesas. En 1979, sin embargo, se recuperó definitivamente el dance de castañuelas y la indumentaria blanca con que se bailaba. De esta forma, en la procesión de santa Orosia, cada 25 de junio, participan en la actualidad en Jaca tres grupos de danzantes: uno de castañuelas, que interpreta doce bailes o mudanzas distintos, y dos grupos de palos, cuyo repertorio comprende veintiuno (muchos más que en el caso oscense, que cuenta con cinco dances).
La documentación histórica sobre los danzantes jacetanos que figura en el libro de Tomeo Turón y Fernández Barrio resulta excepcional en el conjunto de los dances aragoneses. Pensemos, por ejemplo, que del dance de Yebra de Basa no existe información antes del siglo XIX. En Jaca, por el contrario, las primeras noticias son de la primera mitad del XVII; y proceden, sobre todo, de dos fuentes municipales: las Actas y las Cuentas del Concejo jaqués.
Aquí no vamos a reproducir todas ellas, sino sólo algunas de las que nos parecen más significativas, centradas sobre todo en la época más antigua, el siglo XVII (véanse las pp. 80, 82-90, 204, 234-235 y 286). En 1623, en lo que constituye el primer dato seguro sobre danzantes en Jaca, el Concejo pagó 40 reales a los “mancebos” que “el día de la fiesta de nuestra patrona señora santa Orosia hicieron fiesta y dances”. En el año 1627, a fines de junio, “a los danzadores se les da sendos pares de zapatos a cada uno por el trabajo que han tenido”. De 1638 es esta otra noticia: “para regocijar la fiesta de nuestra patrona santa Orosia se hizo un dance de ocho personas”. Y en 1650 se dice que “para las fiestas de nuestra patrona santa Orosia, para que pudieran danzar hubo de venir el músico de Rasal , al que el Concejo recompensó con 60 reales. Hemos dicho que en Jaca hubo, hasta el siglo XIX, dos grupos de danzantes.
Este dato se menciona ya en 1656, al hablar de “los dos dances y dos músicos” habidos en “las fiestas de san Juan y santa Orosia”, y en 1667 -“a los dos dances que van por cuenta de la ciudad se les da lo que el año pasado se les dio”-. La documentación municipal jaquesa, y ello es fundamental, testimonia además que en fechas tan tempranas como éstas la presencia de los danzantes se consideraba parte ineludible de las fiestas; véase, a este respecto, las expresiones que recoge la documentación en 1664 (“para el san Juan y santa Orosia se hagan las fiestas acostumbradas de fuegos, dances y toros con premios”) y 1687 (“para las fiestas de nuestra patrona santa Orosia se hagan las acostumbradas de dances, premios, fuegos, toros”).
De 1702, como colofón perfecto a estas noticias del siglo XVII, contamos con las que aparecen en un libro sobre santa Orosia del canónigo de la catedral de Jaca Salvador Alberto Alavés y La Sala, que lleva por título Compendio de la vida magna disputada de la gloriosa virgen, casada, mártir y reina de Aragón, y su antigua y primera patrona, y siempre de la ciudad de Jaca y sus montañas, santa Orosia (se conserva un ejemplar en la Biblioteca Pública de Huesca). Este clérigo confirma y amplía las noticias sobre los danzantes jaqueses que acabamos de ver. Especialmente importante es la mención que hace a su presencia en la procesión de santa Orosia, el 25 de junio: “Dan un realce entretenidamente alegre a la grandeza de la procesión, y muy gustoso a los concurrentes, las dos compañías de danzantes, de nueve cada una, con sus salterios, vestidos de blanco, y ceñidos con ricas bandas y vistosas ligas, y cubiertos con bonetes montañeses guarnecidos de curiosas lazadas y preciosas joyas, y calzados unos como borceguíes encascabelados, tañendo diestros sus pulgarillas [castañuelas], que incansables sin cesar corren danzando de arriba abajo la procesión”. Los danzantes, además de a otros actos de las fiestas de santa Orosia, acudían también a la veneración de sus reliquias, antes de la cual “las dos compañías de danzarines, con sus salterios [...] entretienen con primorosas mudanzas y sentenciosas liras que hacen y dicen a la santa”. Estas “liras”, que más adelante desaparecerían en Jaca —y veremos que algo similar ocurrió en Huesca-, debían ser parecidas a los dichos, en honor del patrón correspondiente, que aún hoy forman parte del dan- ce en distintos lugares de Aragón.
HUESCA
En Huesca, en llamativo contraste con lo que sucede en Jaca, las noticias de los siglos XVII y XVIII sobre danzantes son mucho más escasas. En 1985, Federico Balaguer reconocía ya que en las Actas del Concejo que llevo vistas correspondientes a los siglos XV al XVII no he encontrado, hasta este momento, mención alguna de nuestros danzantes”. Y añadía que Damián Iguacén y Antonio Durán tampoco habían hallado noticias anteriores a finales del siglo XVIII en la documentación de la iglesia de San Lorenzo y la Catedral. Por mi parte, tras consultar detalladamente las Actas municipales de los siglos XVI, XVII y XVIII, puedo corroborar que en la documentación del Concejo oscense no hay noticia alguna sobre danzantes excepto las de 1663 y 1686-87 que veremos enseguida, que muestran además reticencias muy claras de las autoridades municipales hacia el hecho de que los labradores bailaran en las fiestas de la ciudad.
Si en tierras jacetanas es el siglo XVII cuando el dance comienza a estar plenamente documentado — y, como hemos visto, es el Concejo el que paga a los danzantes y se preocupa por el mantenimiento de la tradición que representan-, en nuestra ciudad hay, por el contrario, una completa ausencia de noticias al respecto, tanto en la primera historia de Huesca —la publicada en 1619 por Francisco Diego de Aínsa- como en los relatos de las fiestas que se celebraron en Huesca en ese siglo (por ejemplo, en 1658 por el nacimiento del infante Felipe Próspero o 1662 en honor de la Inmaculada). Y ello a pesar de que en el siglo XVII se dieron hechos muy importantes para las tradiciones laurentinas, como la construcción de la actual basílica de San Lorenzo.

De las seis noticias sobre dances y danzantes en Huesca que se conocen de los siglos XVII y XVIII, cinco las dí a conocer en dos artículos que publiqué en el Diario del Alto Aragón el 28 de octubre de 2001 y 10 de agosto de 2003, titulados “Las menciones más antiguas de los danzantes” y “Los danzantes de Huesca. Nuevos datos sobre su origen”. La primera es de 1663. En marzo de ese año, el Concejo debatió los “inconvenientes que se están experimentando”, debido a que los labradores y los “oficiales” (es decir, los artesanos) hacían “bailes en las fiestas”. Las autoridades municipales prohibieron, de hecho, que continuaran haciéndolo a no ser que se les diera permiso expreso para ello. Las reticencias del Concejo eran igual de fuertes veinte años después. En octubre de 1686 se aludía a los problemas que ocasionaba “el cortejo que los labradores hacen a san Orencio con sus bailes” [se trata de san Orencio, obispo de Auch, hermano gemelo de san Lorenzo, según las tradiciones oscenses]. Dichos bailes de labradores, en opinión del Concejo, añadía “poco lucimiento” a las fiestas, “antes bien ocasionan una querella universal a resulta de la falta de criados y otras muchas circunstancias que aquel regocijo popular ocasiona en las familias”. El problema se debatió finalmente el 5 de julio de 1687, acordándose que, ante “los inconvenientes que se siguen en la presente ciudad en salir los mozos en los bailes que se hacen en la fiesta de san Orencio”, el justicia de Huesca y los cuatros jurados votaran en cada caso “si dichos labradores han de salir o no”.
No vuelve a haber noticias sobre danzantes en la documentación municipal durante ciento cincuenta años. Y además, estas noticias de 1663 y 1686 nos muestran, por un lado, que los dances eran entonces una novedad, vista con extrañeza, cuando no con rechazo; y por otro, nos revelan el abierto recelo de las autoridades concejiles hacia tales “bailes”, que traduce en el fondo la hostilidad de la oligarquía urbana hacia un “regocijo popular” que, entre otras cosas, le dejaba sin criados los días de fiesta. Nada que ver, como vemos, con la actitud del Concejo jaqués.
San Lorenzo
Diario del Alto Aragón - Martes 10 de Agosto de 2010 - Pág 8